Las refinerías en Texas y Luisiana se verían muy afectadas por las sanciones al crudo venezolano que la Casa Blanca está considerando, una medida que obligaría a las petroleras estadounidenses a encontrar suministros alternativos.

El presidente Donald Trump reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela el miércoles, la medida más provocadora hasta la fecha contra el régimen izquierdista de Nicolás Maduro. Por su parte, Maduro respondió con la ruptura de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, y dio a los diplomáticos estadounidenses 72 horas para abandonar el país.

La Administración de Trump ha redactado una lista de sanciones, pero no ha decidido si aplicarlas, dijeron personas familiarizadas con el asunto. A principios de este mes, cargos de la Casa Blanca advirtieron a las refinerías estadounidenses que se estaban considerando sanciones y les aconsejaron que buscaran fuentes alternativas de crudo pesado. Algunas refinadoras estadounidenses preocupadas por las sanciones experimentaron con alternativas el año pasado antes de volver a comprar crudo venezolano.

La más afectada sería Citgo Petroleum Corp., el brazo refinador de Petról eos de Venezuela SA, o PDVSA, la petrolera estatal. Citgo fue la mayor importadora de crudo venezolano en los primeros 10 meses de 2018, seguida de Valero Energy Corp.

Royal Dutch Shell Plc y Phillips 66 no han procesado crudo venezolano en sus refinerías estadounidenses desde que Estados Unidos impuso sanciones financieras contra el país y PDVSA en agosto de 2017. Marathon Petroleum Corp., Total SA y Motiva Enterprises LLC redujeron el volumen de crudo de Venezuela en más de la mitad durante ese período, conforme la producción venezolana se desplomaba a los niveles más bajos observados desde la década de 1940.

Las compañías petroleras han instado a la Administración de Trump a no limitar las importaciones de petróleo venezolano, advirtiendo que la medida podría perjudicar a las refinadoras del Golfo y la Costa Este, que están diseñadas para procesar el crudo pesado del país latinoamericano. También provocaría una subida de los precios de la gasolina, dijeron.

Una sanción a las importaciones de Venezuela agravaría la escasez del petróleo pesado con alto contenido de azufre preferido por las refinerías de la Costa del Golfo y que normalmente se vende a un menor precio frente al crudo de mayor calidad. Los precios ya están subiendo, después de que la OPEP y sus aliados redujeran los suministros y la provincia canadiense de Alberta forzara a los productores a hacer lo mismo para frenar la sobreoferta mundial y regional.

No hay alternativas fáciles. México, cuya producción está sumida en una caída prolongada, ya ha aumentado los envíos al Golfo de Estados Unidos, y superó a Venezuela el año pasado como principal proveedor de la región. Asimismo, el crudo ecuatoriano y colombiano a menudo se envía a la costa oeste de Estados Unidos, enfrentando entre sí a las refinadores estadounidenses por hacerse con el suministro.

Las refinadoras han dicho a cargos en la Casa Blanca y en el Capitolio que una prohibición unilateral del crudo perjudicaría a las refinadoras estadounidenses, sin avanzar los objetivos de la política estadounidense en Venezuela, debido a que India, Rusia y China continuarán comprando petróleo del país, según dos personas familiarizadas con las conversaciones.

Los márgenes de beneficios para convertir el crudo pesado en gasolina y diésel se han desplomado al nivel más bajo en más de un año. Si las refinadoras no pueden encontrar sust asequibles para el petróleo venezolano, podrían verse obligados a reducir las tasas de producción, según una persona familiarizada con el asunto. Esto podría provocar una subida de los precios del combustible, algo a lo que el presidente de Estados Unidos ha sido especialmente sensible.