Tras dieciséis años de vigencia, ayer Donald Trump consiguió que los socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte firmaran un nuevo pacto, que se apega a lo que él considera más justo para los trabajadores estadounidenses, a poco más de un mes de las elecciones legislativas. Tal como quería, lo rebautizó como
Acuerdo de EEUU, México y Canadá (USMCA, sus siglas en inglés), consiguió un mejor acceso al mercado lácteo canadiense e instaló normas de origen más estrictas para la producción de automóviles.
"El acuerdo regirá sobre unos US$1.2 billones (millón de millones) en comercio, lo que lo convierte en el mayor acuerdo comercial en la historia de EEUU", señaló Trump en los jardines de la Casa Blanca, donde celebró el cumplimiento de su promesa electoral junto al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; el vicepresidente, Mike Pence; y el representante de Comercio, Robert Lighthizer; entre otros funcionarios y legisladores que participaron de las negociaciones.
Los triunfos
El mantra de "comercio injusto", que se repite en el inconcluso conflicto con China (ver recuadro), marcó las negociaciones de la primera economía mundial con sus vecinos, en función de un déficit comercial que en 2017 llegó a los de US$71.000 millones con México y a US$18.000 con Canadá.
Para equilibrar la balanza, la administración de Trump consiguió nuevas oportunidades para la agroindustria estadounidense en territorio canadiense. En el fallecido Nafta, Otawa limitaba la cantidad de los productos lácteos que podían entrar desde EEUU, pero ahora se establecen nuevas cuotas que permitirán aumentar su acceso al mercado, junto con el de aves de corral y huevos.
En tanto, con México ya habían conseguido lo que quería en la industria automotriz. Canadá se sumó al acuerdo que sube de 62,5% a 75% el contenido de las autopartes que deben ser fabricadas en América del Norte y que exige que entre el 40% y el 45% del contenido de un auto deba ser elaborado por trabajadores con una remuneración de al menos US$16 por hora.
"(El USMCA) va a transformar a EEUU nuevamente en una potencia manufacturera, permitiendo reclamar el lugar en la cadena de suministro que se dispersó en el mundo", dijo Trump.
Las victorias de la contraparte estadounidense son más acotadas. Evitaron la caducidad del acuerdo cada 5 años, accediendo a una revisión cada seis y una modernización cada 16, y la disolución del sistema de controversia al que acude las empresas que reciben aranceles de una de las partes. Además, quedó establecido que si EEUU aplica aranceles a las importaciones de automóviles ellos no se verán afectado. Sin embargo, no se tocaron las barreras que ya se establecieron al acero y aluminio.
Las evaluaciones
Aunque el tono celebre de Trump se repitió en el balance del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien subrayó que se logró "un acuerdo de ganar-ganar-ganar", el ánimo no era el mismo entre los canadienses.
"Tuvimos que hacer concesiones y algunas fueron más difíciles que otras (...) Nunca creímos que sería fácil, y no lo fue, pero hoy es un buen día para Canadá", dijo el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
En tanto, los mercados reaccionaron tibiamente el acuerdo, con alzas de 0,73% en el Dow Jones, de 0,68% en Toronto y de 0,19% en la bolsa mexicana. Sin embargo, para los expertos el fin de la incertidumbre, por sí mismo, ya es motivo suficiente de festejo.
"Todo Norte América es ganadora. No tener a Canadá y que se quebrara el acuerdo habría sido un desastre, porque ya no somos una economía solitaria, nos unimos a una sincronización de la cadena de suministros", indicó Carla Hills, ex representante de comercio de EEUU, en entrevista con Bloomberg.
Por su parte, Chris Rumpkey, economista jefe para América del Norte de MUFG Bank, sostiene a PULSO que el revisaría al alza "el crecimiento real del PIB quizás un décimo el próximo año en el nuevo acuerdo comercial", aunque destaca que sería "solo porque disminuye la incertidumbre para las compañías que intentan planificar para el futuro". Para él la victoria de Trump se trata más de "un ejercicio de mercadotecnia que trata de decirles a los estadounidenses que el país ya no perderá puestos de trabajo con nuestros socios comerciales".
EEUU reitera amenazas a China
Donald Trump aseguró ayer que la confrontación con China seguirá. Indicó que EEUU puede ir por aranceles adicionales de 25% sobre US$267.000 millones de importaciones chinas y si bien reconoce que Beijing desea dialogar, dijo que aún era temprano para eso. "Han estado abusando de nosotros por mucho tiempo", subrayó. Ayer el secretario de Defensa, James Mattis, canceló su visita al país asiático debido a la guerra comercial.