Una sorpresa positiva dio la economía este lunes al conocerse el informe de las Cuentas Nacionales del Banco Central correspondiente al primer trimestre. Esto, porque luego de conocer el Imacec de marzo de -3,5%, la estimación preliminar para el Producto Interno Bruto (PIB) era de -0,1%. Sin embargo, las cifras revisadas por el ente rector mostraron que la actividad del primer cuarto creció 0,4%. ¿La razón?: la minería, que anotó un crecimiento de 5,1%, revirtiendo el resultado del trimestre anterior y, de paso, retardando la llegada de la recesión al país.

En el desglose se informó que las principales incidencias se encontraron en la minería del cobre y, en menor medida, del hierro. Como contrapartida, comercio y servicios personales, registraron las mayores contracciones afectados, principalmente, por la paralización de las actividades como una de las medidas para la contención del coronavirus.

Así, la actividad del comercio cayó 1,7% el primer trimestre, incidida por la fuerte caída en marzo, asociada a la crisis sanitaria. El comercio automotor tuvo la mayor incidencia negativa, seguido por las ventas minoristas. Por su parte, el comercio mayorista no mostró una variación significativa.

A su vez, el rubro servicios personales se redujo 5,3% afectado por la educación, en particular la pública, que estuvo paralizada en todos sus niveles desde preescolar y escolar, por la suspensión de clases presenciales en el contexto de la crisis sanitaria; dicho efecto fue parcialmente compensado por la implementación de clases online.

En cuanto a las principales variables del gasto, el instituto emisor informó que la más dañada fue el consumo total, que cayó 2,1%. Esta merma se explica por la caída de 2,2% que anotó el consumo de los hogares. “La contracción se explica por la suspensión parcial de clases y las restricciones impuestas a la movilidad de las personas y al funcionamiento de establecimientos del comercio, alimentación y actividades de esparcimiento”, subraya el reporte del Central. Esto implicó que el gasto en servicios registrara la principal incidencia negativa, seguido por el gasto en bienes durables, destacando en este último la caída en las compras de vehículos y bienes tecnológicos. El consumo del gobierno, en tanto, bajó 1%.

Por otro lado, la formación bruta de capital fijo (inversión) mostró un menor crecimiento que los trimestres previos, registrando una variación de 0,4%. “Si bien la construcción presentó un dinamismo superior al del trimestre anterior, la caída en la inversión en maquinarias y equipos compensó parcialmente este resultado”, reporta el Banco Central.

Lo que viene

Pese a este mejor resultado, la perspectiva hacia adelante no es buena. Eso, a estas alturas, ya no es novedad, sino que más bien un dato. La crisis del coronavirus comenzará a hacerse sentir con fuerza en los registros de crecimiento de abril, donde el consenso del mercado espera una contracción de 8,1%, aunque las estimaciones más pesimistas se ubican en -10%. Para mayo, y considerando la medida de cuarentena para casi la totalidad de la Región Metropolitana, el impacto en el PIB será mayor (ver nota relacionada) y por cierto en el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), ya que el mercado ve una merma de hasta 15%. Con ello, por ahora, el fuerte del impacto de la crisis se verá reflejado en el segundo trimestre. Para este período, las previsiones se sitúan entre -8,5% y -11%.

Pablo Cruz, economista jefe de BTG Pactual, afirmó que “la fuerte aceleración de contagiados por coronavirus que hemos visto en las dos últimas semanas y la consecuente cuarentena total decretada para Santiago nos hacen prever cifras muy malas para el segundo trimestre, donde no podemos descartar ver caídas de 2 dígitos en algunos meses”. Miguel Ricaurte, economista jefe de Itaú aseveró que para abril “estimamos que podría haber una contracción en torno a 10%, liderada por la actividad no minera (servicios y comercio minorista, principalmente)”. La evolución de la segunda parte del año se mantiene en duda, considerando que no es del todo claro la evolución de la pandemia. “Las perspectivas dependen fundamentalmente de la continuación o no de las políticas de distanciamiento social a nivel local y global, lo que agrega un elemento adicional de incertidumbre a las proyecciones”, acotó Ricaurte, aunque espera que “durante el tercer trimestre sea posible ir relajando algunas medidas”. Cruz añadió que “esperamos que la actividad pueda ir retomando paulatinamente su capacidad productiva hacia el final del tercer trimestre. Lógicamente, esto está sujeto a la evolución de la enfermedad por lo que la incertidumbre al respecto es muy alta”. P