Los ministros de finanzas de los países del G7 han dado este jueves un paso histórico. Las autoridades han pactado impulsar una fiscalidad global que grave la actividad de las grandes multinacionales, que como Google o Amazon, no cuenten con presencia física en un país pero sí obtengan valor en él. Así mismo, los miembros del G7 también han coincidido en la necesidad de fijar un tipo mínimo global en el impuesto de Sociedades para asegurarse de que las grandes empresas no desvían sus beneficios a paraísos fiscales o a países con una baja fiscalidad.

"Los ministros se han puesto de acuerdo en que abordar los desafíos fiscales provocados por la digitalización de la economía es urgente", ha indicado sobre la reunión un resumen francés de la misma. "El objetivo será gravar los nuevos modelos de negocio y en particular, aquellos generando valor sin contar con presencia física", detalla el documento.

A pesar de que se ha producido acuerdo, tan sólo se trata de un primer paso y no hay información sobre el posible tipo impositivo todavía. Según refiere el Financial Times, las normas sobre fiscalidad global se concretarán mediante negociaciones con la OCDE. La organización conformada por 129 países tendrá hasta enero de 2020 para configurar la arquitectura del gravamen, de forma que durante el año que viene se pueda tomar una decisión definitiva.

"Es un gran avance de cara a la puesta en marcha de una fiscalidad más justa y más eficaz", ha asegurado en una rueda de prensa el ministro de Economía y Finanzas francés Bruno Le Maire. El ministro califica como ambicioso el plan debido a que es la primera vez que se tienen en cuenta desde un punto de vista fiscal los desafíos de la economía digital.

Le Maire se ha felicitado por que el G7 haya adoptado "un enfoque coordinado, multilateral y más constructivo", tras las amenazas de sanción lanzadas esta misma semana por el Gobierno estadounidense contra París por la creación de la llamada tasa GAFA (por Google, Apple, Facebook y Amazon).

Libra y sus graves riesgos

Las conclusiones del grupo de trabajo del G7 sobre criptodivisas no han distado mucho de las opiniones mostradas hasta ahora por las principales autoridades. Así, el equipo de trabajo liderado por el miembro del Consejo del BCE Benôit Coeuré ha sentenciado que las criptomonedas estables como libra pueden impulsar la inclusión financiera y abaratar los costes, tal y como asegura su principal impulsor Facebook, pero que también entrañan una serie de "graves riesgos".

Entre estos riesgos, el equipo de Coeuré destaca los relacionados con la lucha contra el lavado de dinero, la financiación de terrorismo, la protección de datos, la competencia y la tributación. "Estos activos también podrían plantear problemas relacionados con la transmisión de la política monetaria, la estabilidad financiera, el buen funcionamiento y la confianza pública en el sistema de pago global", añade en sus conclusiones el grupo de trabajo.

Coeuré considera "prioritario" que las criptomonedas estables "cumplan con los estándares regulatorios más altos y estén sujetas a una supervisión prudente".