IMPORTANTES ajustes al escenario económico del país realizó en días recientes el departamento de estudios del Banco Santander para 2020, que incluyen un Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 1% y una fuerte caída de 4% de la inversión. Cuáles son los riesgos para esta proyección y lo que se prevé pasará en el plano doméstico en un contexto interno incierto y uno externo todavía con algunas incertidumbres, profundiza el economista jefe, Claudio Soto.

¿Cómo ve el escenario 2020?

-La economía va a estar muy condicionada al proceso político interno, por la incertidumbre política que va a incidir en las decisiones de gasto tanto de las empresas como de las personas. La pérdida de confianza es un hecho y también la subida de las primas por riesgo, que en el margen hacen que el costo del financiamiento sea algo mayor, y se suma a la reversión de las tasas de interés de largo plazo.

¿Cuánto ruido puede hacer el proceso constituyente?

-Es difícil de evaluar. En la experiencia internacional hay de todo, pero sabemos que cuando hay incertidumbre muchas decisiones de gasto se posponen hasta tener mayor claridad respecto del marco jurídico o las reglas del juego. Los hitos que se van a cumplir en el proceso van a ir acotando la incertidumbre. Este año la política jugará un rol muy importante en el desempeño económico de Chile. Siempre lo ha jugado, pero este año tiene una carga particular.

A propósito de la reforma de pensiones, se ha abierto un debate sobre las presiones de gasto. ¿Está siendo el gobierno responsable con la política fiscal?

-El gobierno se salió de su regla fiscal y está buscando la manera de encauzarla. Hay muchas demandas sociales, quizás muchas estuvieron contenidas durante mucho tiempo y dar un cauce adecuado es importante para ordenar la política que finalmente impacta en la economía. El gobierno ha tenido que lidiar con la emergencia de manera muy abrupta y afrontar la impaciencia de la población.

¿Se han tomado decisiones correctas?

-La tarea de un gobierno es priorizar. Las bajas pensiones están dentro de los primeros lugares de preocupación de las personas y en eso se ha movido rápido con una reforma. Aunque hay diferencias con la oposición veo puntos en común que permitirían un acuerdo. Eso me hace ser más optimista.

Expertos han dicho que la reforma no se sustenta fiscalmente...

-Dos cosas. Primero, el mecanismo de ahorro colectivo tiene que ser bien diseñado para que la entrega de beneficios sea sostenible en el tiempo. Y segundo, el mayor costo que significa para el Estado como empleador sumado a otras presiones de gasto, hace que sea muy importante una discusión profunda sobre la consolidación fiscal a futuro.

¿En qué sentido?

-Significa que los déficit fiscales deben ir moderándose en el tiempo. No tiene que ser instantáneo, el Fisco tiene espacio para ir gradualmente, pero el gobierno tiene que dar señales claras de un compromiso de consolidación fiscal, que además sea creíble.

¿Cómo definiría una trayectoria "creíble"?

-Según nuestras proyecciones, desde 2021 en adelante los déficit van a ser mayores a los proyectados por el gobierno frente a lo que considera compatible con su compromiso de reducir en 0,5% el déficit estructural. Por lo mismo, la deuda va a crecer algo más rápido de lo que la autoridad ha proyectado y la vemos sobre 40% hacia 2024. Además, habrá que ver qué pasa con la recaudación de la modernización tributaria y cuánto espacio hay de uso eficiente de los recursos fiscales.

Esos son ingresos potenciales y los gastos son compromisos ciertos. ¿Implica que la deuda seguirá aumentando?

-Puede que siga subiendo desde 2024 en adelante, pero se tiende a estabilizar. Si se observa el reporte del FMI de octubre, las economías emergentes van a pasar de deudas promedio de 50-55% del PIB al 60-65% al 2024. Entonces, Chile sigue con niveles de deuda bajos y tiene activos financieros que hacen que la deuda neta sea más baja. Chile sigue teniendo una situación fiscal sana, pero si la deuda sigue creciendo y no hay perspectivas de estabilización en un mediano plazo, obviamente está el riesgo de cambios en la nota crediticia. Eso dependerá mucho del crecimiento de la economía.

¿Cómo lograr que la economía vuelva a crecer en este contexto?

-No hemos cambiado nuestra visión sobre el potencial de largo plazo de la economía, lo seguimos viendo en torno a 3%. Además, hay una serie de políticas que apuntan a mejorar la productividad y aunque se demoran en ir materializando impactos concretos, ha habido avances. Además, el año pasado sufrimos los embates de un mundo que se desaceleró bastante y eso no está en el escenario base de este año.

¿El sector externo va a "empujar el carro" de la economía?

-Hay varios elementos que van a apoyar el crecimiento. Vemos una rotación desde la demanda interna hacia el sector externo con una recuperación en las exportaciones en un contexto donde el mundo va a estar algo menos incierto que en 2019.