Un moderando crecimiento es el que espera Banco Santander para este año. En su informe Visión 2021 proyecta un crecimiento para Chile de 4,5% el cual estará condicionado por la evolución de la pandemia. Claudio Soto, economista jefe de la entidad sostiene que “vemos riesgos a la baja que dependen del tema sanitario y de la velocidad de vacunación”.
En su escenario base espera un alza de 5,3% para el consumo total y de 8,7% para la inversión. Pone también una nota de cautela sobre la recuperación del empleo, la cual “no ha sido tan intensa como se esperaba”, afirma.
El 2020 terminará con un crecimiento bastante más bajo de lo que se pensó en algún momento, ¿cómo afecta esto a la recuperación de 2021?
-El rebrote de contagios frenó la economía y además todos los impulsos que había en el tercer trimestre. Lo que ahora es relevante es cómo evoluciona la pandemia. Estamos viendo aumentos de casos, hay más medidas de distanciamiento social y cuarentena. La población en fase uno pasó del 5% al 20%. Entre Fase 1 y 2 está el 70% población. El primer trimestre será débil y esperamos una pequeña contracción.
¿De cuánto podría ser esa caída?
-La economía ha aprendido a funcionar con distanciamiento social. Hay servicios que se han adaptado al trabajo remoto. Le gente se ha adaptado. La caída del primer trimestre del año no sería muy intensa. La economía podía caer en doce meses entre 3% y 4% y después el segundo trimestre vamos a tener un crecimiento elevado del orden de 10% anual y luego irá moderándose para cerrar el año en 4,5%.
Esa proyección que tienen está dentro de las más bajas del mercado, ¿esto se explica principalmente por la pandemia o hay otros factores detrás?
-Es fundamentalmente la pandemia. Nosotros estamos haciendo la proyección con los datos de contagios de hace unos días atrás. Además, estamos considerando que no vemos una inoculación masiva de la población antes de que termine el segundo trimestre, por lo tanto, vamos a estar funcionando con algunos sectores bastante rezagados.
¿Esos sectores más rezagados son servicios principalmente?
-Sí, porque son los que más interacción tienen. De hecho, nuestra proyección es un crecimiento importante recién hacia 2022. La recuperación será lenta. Este sector será el más lento en recuperarse.
¿Tienen algún escenario de riesgo donde haya un confinamiento total en la Región Metropolitana?
-No consideramos un escenario de confinamiento total o Fase 1 en la Región Metropolitana, pero sí vemos riesgos a la baja que dependen del tema sanitario y de la velocidad de vacunación.
¿El factor electoral que rol juega en sus proyecciones?
-No lo vemos tan importante este año, porque todo estará determinado por la pandemia Ahora el tema político interno puede generar incertidumbre y volatilidad, que incidirá más bien hacia 2022. Es muy importante que la inversión se recupere. El catastro de bienes de capital muestra que muchos proyectos debieran recuperarse entre este año y el próximo. Es clave que la inversión recupere su ritmo, para recuperar todo el empleo que se perdió durante la pandemia.
En ese sentido, ¿el mayor riesgo sigue siendo la pandemia?
-Nosotros vemos tres riesgos: el primero es lo sanitario, luego el factor político que es más a mediano y largo plazo y el tema laboral. Este último porque vemos que el mercado laboral podría recuperarse más lento. La recuperación no ha sido tan intensa y mucha de la recuperación viene del empleo informal, ahí vemos un riesgo de que el mercado laboral se demore en recuperarse y eso afecte al consumo y a la actividad. El desempleo estará todavía este año por sobre los niveles previos a la pandemia y recién hacia 2022 vamos a ver una tasa de desempleo en niveles similares a lo que había antes de la pandemia.
¿Qué factor apuntalará más este año la actividad: el consumo, la inversión o el sector externo por el precio del cobre?
-El sector externo tendrá una base de comparación más exigente, pero el consumo se recuperará, principalmente los bienes no durables. La inversión, especialmente en construcción, será más dinámica. Para este año será fundamental que se entreguen permisos sanitarios para que los distintos sectores puedan funcionar.
Con respecto a la política fiscal y de ayuda a los hogares algunos economistas han planteado que se debe recalibrar el acuerdo Covid de junio ya que se necesita entregar más IFE, ¿ve espacio fiscal para aquello y si es necesario?
-La primera acción del gobierno tiene que ser recalibrar la composición del gasto de 2021. Para este año se enfatizó mucho en el gasto de capital para potenciar la inversión, pero si las condiciones sanitarias no lo permiten no tiene mucho sentido tener un presupuesto muy abultado en inversión. Además, se va hacer evidente que se necesitará una mayor ayuda a las familias. Por ello hay espacio para que el gobierno reacomode el presupuesto para ir en ayuda de quienes más lo necesitan. Se debe redistribuir más que aumentar el gasto. Esto debiera ocurrir durante el primer semestre.
¿Qué le parece la medida del Banco Central de salir a comprar dólares para mejorar los niveles de reservas internacionales?
-Las intervenciones tienen impactos acotados sobre el tipo de cambio si los fundamentales apuntan en una dirección. Si eso pasa, es difícil mediante una intervención cambiaria revertir estos efectos más fundamentales en una moneda. Ellos enfatizan que la medida es para acumular reservas. Es cierto que disminuyeron un poco, pero tampoco estaban en niveles tan bajos, pero tener reservas le da holgura en su accionar al Banco Central. En términos de costos y beneficios, esta medida tiene beneficios, y los costos no son muy relevantes dada las bajas tasas de interés y primas por riesgo. Por ello al mediano plazo es una medida positiva.