Con cautela. Así analiza Miguel Ricaurte, economista jefe de Itaú, la sorpresa que entregó el Banco Central el martes pasado cuando informó que el Imacec de octubre habia sido de -1,2%, poniendo paños frios a la recuperación y echando por tierra la opción de que el último trimestre del año fuera positivo. Afirma que si bien el número afecta el corto plazo, ya que anticipa que su proyección de -5,5% para 2020 tiene ahora un sesgo a la baja.
No obstante, puntualiza que todavía el escenario para 2021 será de una trayectoria ascendente.
La economía volvió a caer en octubre fuera de todo pronóstico, ¿cambia la perspectiva para el resto del año?
-Desde mi punto de vista no frena la perspectiva de recuperación, pero sí muestra que será un poco más irregular. Además, el dato me lleva a poner un sesgo a la baja para el año. Y para el próximo puede afectar el número preciso, pero no cambia la pendiente de recuperación.
Considerando también que cayó el Imacec desestacionalizado, ¿pierde fuerza la opción de que el último trimestre sea positivo?
-Evidentemente que por el número de octubre es poco probable que el último trimestre sea positivo. De hecho, nosotros tenemos una caída de entre 1% y 1,5% y dependerá de cómo sean los Imacec de noviembre y diciembre. En noviembre podría ser positivo, pero diciembre podría ser negativo entre -2 y -3%. Tenemos una contracción de 5,5%, pero con un sesgo a la baja luego del dato de imacec de octubre.
La sorpresa negativa la entregó el sector servicio. ¿Cómo proyecta este sector?
-La recuperación de este sector será accidentada, ya que necesita de la vacuna para funcionar en plenitud. Estamos ad portas de que sea aprobada, pero la capacidad de producción industrial es de 2 mil millones de dosis por año, y los expertos dicen que se tiene que inmunizar al 60% o 70% de la población mundial. Por ello, para tener la inmunidad de rebaño, necesitamos algo de 4.600 millones a 4.700 millones de vacunas, por lo tanto, el tema no se cerrará en 2021. El proceso será lento y por ello tenemos que trabajar con ese supuesto para la recuperación económica. El sector servicio tendrá dos velocidades. Una ligada a consumo más lento y otra más rápida ligada a servicios empresariales.
¿La recuperación será más lenta entonces para el próximo año?
-No me atrevería a decir que ese será el caso. Nuestra proyección para 2021 se mantiene entre 4,5% y 5,5% y parece razonable, ya que hay un efecto de base de comparación que ayudará. Además, estarán los efectos de todos los estímulos que ha entregado el Banco Central y el estímulo fiscal del Fondo Covid. Hay un tercer factor: el mundo estará creciendo y habrá un mejor precio del cobre por lo que el impulso externo será mucho más robusto que incluso lo que hubo en 2019.
¿Es de esperar que la recuperación esté apuntalada por el sector externo antes que el consumo y la inversión?
-El consumo en el corto plazo jugará un rol importante en la recuperación, pero hacia adelante hay muchas interrogantes, porque si el empleo no mejora vamos a ver una pérdida de impulso por el lado del consumo. Ahora, el sector externo, con precio del cobre alto, será dinámico y dará un impulso más permanente.
¿Cuánto impactará el escenario 2021 si hay una segunda ola fuerte como se anticipa en enero?
-Nuestro escenario contempla la posibilidad de cierres parciales, pero menos disruptivos que los registrados este año, mientras no haya vacunación masiva de la población. Sin embargo, si los cierres se equipararan a lo vivido en el segundo trimestre de 2020 a contar de principios del próximo año -algo que no vemos como muy probable- el crecimiento podría ser entre 1/2 y 2/3 de lo proyectado en nuestro escenario base.
En cuanto a la política monetaria, ¿ve algún espacio para nuevas medidas de estímulo?
-Las medidas están cerca de lo que el Banco Central está dispuesto a hacer, y por ello se mantendrá el estímulo por lo menos hasta fines de 2021 y la Tasa de Política Monetaria en 0,5%. En las medidas de liquidez, hay US$10 mil millones que no se han ocupado que equivalen a unos 5 puntos del PIB en liquidez. Primero hay que ocupar lo que está antes de pensar en otros temas.
Dentro del cuadro económico 2021, está presente el proceso de cambio a la Constitución, ¿ve que eso puede generar ruido, o Chile sigue teniendo una imagen internacional de país sólido?
-Si uno mira los distintos elementos de cómo el mercado lee lo que está pasando en Chile, y mira las tasas de interés de largo plazo todavía se ve una situación sólida. Por lo tanto, no hay una gran duda de que Chile no vaya a cumplir con sus compromisos. En la emisión de bono soberano verde hubo gran interés de extranjeros y eso muestra que Chile sigue viéndose como una economía mesurada en su comportamiento. Podrá haberse alejado de una situación de estricta consolidación fiscal, pero en el concierto internacional sigue viéndose bien. Por eso, más que hablar de si Chile está mejor o peor hay incertidumbre de cómo vamos a estar parados después de un año y medio, pero eso es parte de todo proceso político. Es de esperar que la discusión vaya por una ruta ordenada.