CIEN días han pasado desde el inicio de la administración Piñera, período en el que se ha visto una recuperación de la economía, apoyada por un mejor desempeño del entorno doméstico, pero también por factores cíclicos y una base de comparación poco exigente. ¿Qué tan sustentable es este crecimiento? El economista Jefe de Banco de Chile y Gerente de Relaciones Institucionales, Rodrigo Aravena, realiza su balance.
¿Cómo has visto el desempeño de la economía en estos meses? ¿Se viene lo más desafiante?
-La economía chilena ha tenido un desempeño realmente muy bueno, confirma que la recuperación esta vez sí es robusta. Tenemos elementos suficientes para decirlo: las mayores cifras en más de cuatro años, la recuperación en la inversión, del empleo asalariado privado, de las expectativas y la mejora transversal en las cifras de diversos sectores sugieren que este buen momento nos acompañará por algún tiempo más.
¿Cuánto aporta a esa recuperación un mejor escenario externo?
-Parte de esta mejora puede ser atribuible al resto del mundo, pero es innegable que los factores locales han contribuido positivamente.
¿Cuánta de esta recuperación es cíclica?
-La economía ha tenido cifras que van más allá de la baja base de comparación. La velocidad anualizada de crecimiento en el primer trimestre, en relación al último trienio de 2017 fue de casi un 5%, dejando en evidencia que el país está creciendo en el margen. Tener un ciclo como el actual, luego del peor cuatrienio de los últimos 30 años, es una buena noticia. Sin embargo, no podemos ser autocomplacientes, tenemos tremendos desafíos en el largo plazo en temas demográficos, diversificación sectorial y mejoras en la productividad, que requieren políticas públicas adecuadas.
¿Se mantendrá este impulso de la economía?
-Es probable que siga presente hasta 2019 y que se refleje en un crecimiento cercano a 4% en promedio en ambos años. La pregunta es que ocurrirá desde 2020, cuando el país vuelva a crecer a tasas de largo plazo.
¿Cuáles son los riesgos para esa recuperación?
-Es importante prestar especial atención a elementos como el desenlace de las tensiones comerciales en el resto del mundo, los resultados de las elecciones presidenciales en otros países (especialmente Brasil) y en Chile la capacidad de implementar las medidas para promover mejoras sustentables en el crecimiento. Discusiones como los ajustes al sistema tributario, potenciales cambios en materia laboral, y la promoción de elementos micro de la inversión, podrían jugar un rol clave.
¿Cómo ves el panorama para la inversión? ¿Faltan medidas pro inversión?
-El salto que tendría el crecimiento este año estará fuertemente ligado a la mejora en la inversión. Pero debemos ser cuidadosos: una parte que está fuertemente ligada al ciclo. Un tema distinto, complementario y totalmente necesario, es la promoción de medidas estructurales que permitan cambios sustentables en la inversión. Es muy interesante el foco más bien micro que se ha dado al proceso de inversión desde los proyectos hasta la ejecución. Esto requiere una mirada sistémica.
Cuentas fiscales
¿Qué desafío plantea la actual estrechez fiscal?
-Es uno de los principales desafíos que enfrenta el país, dado el importante deterioro que tuvimos en las cuentas fiscales, especialmente los últimos años, que llevaron a que el país tuviera un deterioro en la clasificación de riesgo soberana, lo cual en ningún caso es gratis. Por lo tanto, una de las principales prioridades es buscar las formas de "crecer sin gasto", es decir, a través de un mayor dinamismo del sector privado que compense una menor contribución fiscal.
¿Cuáles son las claves para frenar el deterioro fiscal? ¿es posible contener el crecimiento de la deuda?
-Si bien el nivel de deuda no es en sí elevado, la tendencia es preocupante. Es necesario estabilizar la deuda y con ello evitar deterioros adicionales en la clasificación crediticia. En este punto, se abren varios frentes de análisis: el aumento de los déficit fiscales pese a la implementación de una reforma tributaria, que justamente tenía como objetivo cerrarlos, claramente sugieren que hubo un exceso de gasto. Otra área de análisis es fortalecer y mejorar la regla fiscal. La estabilización de las cuentas fiscales no es tarea de un año, requiere un largo tiempo y medidas complementarias. Entre ellas, no realizar compromisos adicionales de largo plazo, promover el crecimiento económico y un fortalecimiento institucional de la regla fiscal. Las señales más recientes van en dicha dirección.
¿Qué opinas del proyecto de Consejo Fiscal Autónomo (CFA)?
-Uno de los principales atributos que posee la economía chilena es su fortaleza institucional y roles claros de las políticas fiscales y monetarias. Elementos como la independencia del Banco Central, y la creación de la regla fiscal el 2001 han sido ampliamente reconocidos. Pero aún hay algo de espacio para fortalecer aún más la política fiscal. Así, todo lo que permita dotar de más independencia, criterios técnicos y visiones de largo plazo a las decisiones fiscales, son muy bienvenidos.
¿Es poco exigente la reducción del déficit estructural en 0,2% anual? ¿Debería hacerse un esfuerzo mayor?
-Chile no tiene niveles de deuda elevados que requieran un esfuerzo fiscal mayor. Estamos a tiempo para promover un ajuste gradual que no sea doloroso para el país y que minimice los riesgos sobre el ciclo. Sin embargo, este es un proceso que se debe monitorear año tras año y realizar los ajustes que sean necesarios. Por ahora creo que es suficiente, pero resguardando que sea un proceso de largo plazo y no sólo un esfuerzo de una vez.
Con ese ritmo de reducción del déficit estructural, ¿cuánto debiera crecer el gasto en los próximos años?
-Me cuesta pensar en un crecimiento del gasto que supere el 3,0%. Pero depende de la evolución de parámetros claves como el PIB tendencial y el precio del cobre de largo plazo.
Si bien el proyecto tributario no ha ingresado, las señales apuntan a "simplificar y modernizar", ¿es correcto ese foco?
-Esto hay que preguntarlo al revés. ¿Cuál es el objetivo fiscal de mediano plazo? En función de eso se deben realizar los ajustes en las herramientas de política fiscal que permitan cumplir dicho objetivo. En simple: si el objetivo principal es estabilizar la deuda fiscal, recién ahí se puede ver el espacio para alterar los impuestos y gastos.
En ese contexto, ¿se debería reintegrar sistema tributario y bajar la tasa de impuesto a las empresas?
-Estas medidas no pueden evaluarse independientemente. Hay que ponerlas en el contexto: ¿Son suficientes para estabilizar la deuda? ¿Qué implicancias tienen en el largo plazo? Es fundamental hacer análisis de largo plazo, donde el rol de CFA es clave.