La economía nacional tendrá un ajuste a la baja el próximo año. En eso no hay dos lecturas. El punto en discusión es la magnitud del “frenazo” que tendrá la actividad luego de que este año el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá en torno a 11%. En ese sentido, de a poco, comienza a crecer la posibilidad de que Chile no solo desacelere su expansión en 2002, sino que de nuevo experimente una recesión, es decir, que haya una contracción de la actividad en algunos trimestres.
El primero en levantar las alertas fue BCI, que corrigió su proyección para el aumento del PIB 2022, pasando de 2,1% a 1,4%, y emitió un informe diciendo que hay una alta probabilidad de entrar en una recesión entre el tercer trimestre de 2022 y el primer trimestre de 2023, debido principalmente a la poca certeza en temas económicos claves.
Consultados varios economistas, en general dicha postura es compartida, y la mayoría de ellos ya está revisando sus estimaciones a la baja y considerando escenarios en que a partir de la segunda mitad del próximo año la actividad retroceda, tanto en su medición en 12 meses como versus el trimestre previo desestacionalizado.
¿Cuáles son los gatillantes? Detrás de estas magras perspectivas los expertos mencionan que está el hecho de que en 2022 no estará presente el estímulo fiscal realizado este año, ya que se prevé un caída del gasto público y, además, las altas bases de comparación no jugarán a favor. No obstante, mencionan que el elemento principal será la incertidumbre política, la que tendrá impacto en la inversión.
“La moderación del crecimiento de 2022 se explica por las muy altas bases de comparación que está dejando este año, la normalización del consumo y un crecimiento débil de la inversión y de las exportaciones. En el caso de la inversión, no se observa un volumen de nuevos proyectos sustantivo como para aportar dinamismo adicional a la actividad una vez que el consumo se normalice”, argumenta Fabián Sepúlveda, economista de Banco Santander.
Por su parte, el economista de Libertad y Desarrollo, Tomás Flores, apunta que “los riesgos están asociados al ámbito político y la percepción de un cambio radical de la institucionalidad económica de Chile”.
Así, las expectativas de los expertos para el crecimiento de 2022 fluctúan ya entre 0,5% y 2,8%, que se compara con el rango que fijó el Banco Central en el último Informe de Política Monetaria (IPoM), de 1,5% a 2,5%.
En la parte baja de las proyecciones se sitúa el académico de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón, quien recortó su estimación desde 2% a sólo 0,5%. Su ajuste se debe, principalmente, a que la inversión estará “muy deprimida” y, por lo mismo, no descarta un escenario contractivo en el tercer trimestre del próximo año.
Un poco más arriba se sitúa Santander. “Estimamos que el crecimiento se ubicará entre 1% y 2%, mientras que hace algunos meses estimábamos entre 2% y 3%”, sostiene Sepúlveda. El economista menciona que su perspectiva para el próximo año apunta a que durante la primera mitad de 2022 se mantendrá el impulso que tiene la economía, pero que “en la segunda parte del próximo año veremos registros negativos tanto en la variación trimestral como en la variación anual, una vez que el impulso al consumo se diluya”.
El economista jefe de Zurich AGF, Ricardo Consiglio, menciona que “esperamos un crecimiento entre el rango 1,5%-2% para al próximo año, en donde lo ocurrido en las últimas semanas nos hace pensar en un posible sesgo hacia la parte media-baja del rango. Las últimas revisiones que hemos realizado a esta proyección han sido a la baja”. Y en ese escenario de ajuste, Consiglio indica que “en términos técnicos hay una probabilidad de que tengamos dos trimestres con caída en el PIB, pero no esperamos valores negativos para el PIB a cierre de 2022 y 2023″.
Carlos García, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado, también recortó su previsión para el año, pasando de 2% a 1,5%. Los principales detonadores de este acotado crecimiento serán “el menor crecimiento internacional, incertidumbre política doméstica y regional, el precio del petróleo alto y los cuellos de botellas en el comercio internacional”.
Para García existen elementos que pueden llevar a que la economía registre una contracción el próximo año. “El aumento de 125 puntos base de la Tasa de Política Monetaria es inédito y eso golpeará al gasto en consumo e inversión. Así, cualquier otro shock negativo nos puede llevar al abismo de una recesión”, afirma. Misma proyección tiene el economista de Euroamerica, Felipe Alarcón, quien pasó de un 2% a un 1,5%. “El escenario político seguirá siendo clave, particularmente para la inversión”.
Andrés Pérez, economista jefe de Itaú pasó su proyección de 2,1% a 1,9%, la cual “tiene implícita una recesión técnica a fines del tercer trimestre del año 2022″.
En Banchile, su economista jefa, Carolina Grünwald, proyecta un PIB de 2% y “no descarta” que por “las altas bases de comparación la economía muestre algunos trimestres de caídas”.
Un poco más optimista, Marco Correa, economista jefe de BICE Inversiones, tiene como escenario base un 2,3%, principalmente porque “el consumo se mantendría positivo en los primeros meses, mientras la inversión iría perdiendo fuerza en vista de la mayor incertidumbre jurídica”. De todas formas, precisa que esto es considerando que “no hay nuevos retiros y que se realiza un ajuste relevante en el gasto público”.
Y en la parte alta de las previsiones está Pablo Cruz, economista jefe de BTG Pactual, quien espera un alza de 2,8%. “Es probable que veamos caídas en el nivel de PIB en la segunda parte de 2022 respecto de la primera mitad. Esto va a depender de cómo se normalice el consumo que está en niveles insostenibles, producto de los retiros de fondos de pensiones y por las transferencias fiscales”, dice.
¿Y para 2023?
Para 2023 las perspectivas todavía son preliminares, sin embargo, los que tienen algún escenario prevén una expansión igualmente o más baja aún de lo que se espera para el próximo año. En este contexto, Cruz tiene una proyección de sólo 0,5% y con sesgo a la baja. Correa, en tanto, prevé un crecimiento de 1,5%, “ante el agotamiento de estímulos y con una política monetaria restrictiva con el fin de contener la inflación”.
Consiglio no entrega una cifra en particular, pero sí argumenta que “la economía se mantendría más bien estancada, con una inversión que se va quedando rezagada y no logra recuperar el dinamismo de otros años y con una inflación que seguiría por sobre la meta de inflación, con lo que no se generan perspectivas de crecimiento muy alentadoras”. García opina que no será mejor que el del 2022, y que difícilmente superará el 2%.