El cuadro macroeconómico y fiscal presentado por Hacienda y la Dirección de Presupuestos fue compartido por los distintos analistas consultados, quienes suscriben el ajuste que se hizo a la baja para el crecimiento económico de 2022, pasando de 3,5% a 1,5%, ya que se alineó con la mayoría de las expectativas del mercado y estuvo en línea con las previsiones del Banco Central y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Asimismo, mencionan que la ruta fiscal comprometida es exigente y, por ello, tienen una mirada favorable hacia el esfuerzo que el Ejecutivo está realizando en la materia.

“El nuevo cuadro macro me parece más realista que el anterior, tanto en términos de actividad como de inflación”, comenta la académica de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes.

Sobre la ruta fiscal de mediano plazo, Cifuentes dice que “es deseable y necesaria desde el punto de vista de recuperar la sostenibilidad fiscal, sin embargo, parece bien exigente respecto al comportamiento que tendría que tener el gasto fiscal entre 2023 y 2026, con tasas de crecimiento real solo levemente superiores a 1%, y con una leve caída en términos reales en 2026″.

Francisca Pérez, economista principal de Bci, acota que “el nuevo encuadre macro para 2022 y 2023 está bastante parecido a lo que tenemos como escenario base, por lo que es más realista que lo presentado a fines del año pasado”.

No obstante, en lo fiscal, la economista plantea algunas dudas sobre el cumplimiento de esa meta. Primero, señala que para que esa trayectoria sea creíble, “es necesario que la reforma tributaria recaude lo que se proyecta, y que los gastos comprometidos se mantengan a raya, donde esto último también es bastante difícil de asumir”. Puntualiza que “es una ruta muy ambiciosa y que va a depender también de lo que salga de la nueva Constitución”.

Carolina Grünwald, economista jefa de Banchile, refrenda que “este encuadre macro es mucho más realista que el anterior. El crecimiento en 1,5% y la estimación de inflación promedio anual se acercan a nuestro escenario de proyección”. Sobre la meta fiscal, la economista afirma que “es exigente, pero realista. Y eso es muy importante, tener una meta que se pueda monitorear y que se pueda cumplir. Para eso es importante tener claridad de la importancia de cuidar las finanzas públicas, factor esencial para lograr el equilibrio macroeconómico”.

Macarena García, economista de Libertad y Desarrollo, añade que si bien la ruta fiscal le parece adecuada, ya que “es exigente, responsable y posible, especialmente considerando la urgencia de ordenar las cuentas públicas, este es solo un piso”. La experta argumenta que “el escenario planteado no considera ni la reforma tributaria ni los gastos contenidos en el programa de gobierno. No se tiene información respecto de la velocidad de implementación de los gastos ni de los nuevos impuestos, ni si los primeros gastos esperarán a que se generen los segundos ingresos, por lo que esta trayectoria se puede ver bastante modificada”.

Para el académico de la Universidad Diego Portales, Juan Ortiz, “el escenario macroeconómico es consistente con las proyecciones de mercado. Están en línea con la proyección del Banco Central y del FMI, de un crecimiento en torno a 1.5%, mientras reconoce una caída de la demanda interna en línea con una baja pronunciada de la inversión y un crecimiento muy acotado del consumo total”.

Ortiz indica que le preocupa que el nivel de deuda bruta estimado se ubique solo 1,1 puntos porcentuales por debajo del nivel prudente de deuda bruta. “Esto implica un mayor riesgo de superar este nivel en caso de un shock en la economía en el mediano plazo. Es decir, la brecha es muy acotada en cuanto al espacio que existe respecto al nivel de deuda prudente, lo cual confirma que el escenario fiscal en el mediano plazo es bien estrecho y confirma la necesidad de mantener el proceso de consolidación fiscal durante este gobierno”.

Sobre la estabilización de la deuda pública bajo 45% del PIB y la incorporación como ancla para la trayectoria de déficit fiscal estructural, es mirado con buenos ojos por los expertos. “Me parece muy positivo que se utilice otra ancla, enfocada en el mediano plazo, como lo es el nivel de deuda. Hay muchos países en el mundo que tienen más de una regla fiscal”, afirma Grünwald.