EEUU por años ha sido el gran defensor y promotor de la libre empresa y el libre mercado, hasta que en la crisis financiera subprime de 2008, o también llamada Housing Bubble, la Reserva Federal debió intervenir la banca local apoyándola con estímulos monetarios que le permitiera recuperar el equilibrio financiero perdido y peor aún, la confianza de muchos inversores y clientes alrededor del mundo. Para muchos, este hito fue un antes y un después de las políticas económicas de EEUU, para otros, un acto de socialización del sistema financiero, sembrando la duda si este arriesgado acto de salvataje sería la gran solución a la economía norteamericana. Más aún, luego de la quiebra inapelable de relevantes players del mercado financiero como Lehman Brothers, la gestora de fondos Bear Stearns, el fondo de inversión Blackstone, entidades de financiamiento hipotecario como Freddie Mac y American Home Mortgage y otros grandes bancos europeos que sufren grandes pérdidas de liquidez como BNP Paribas y Deutsche Bank.
Hoy, este nuevo acto de proteccionismo del gobierno norteamericano otra vez siembra la duda si EEUU está a la altura o no de competir eficientemente en un mercado globalizado y cada día más desafiante. Imponer barreras arancelarias al 10% de los productos chinos, si bien no se puede llamar una guerra comercial propiamente tal, es una negativa señal a los mercados internacionales ya que la relación de compra y venta de productos entre China y EEUU es de 5:1, es decir, China compra 5 veces más productos norteamericanos, que el país del norte a China. En montos, serían compras chinas por US$500.000 millones al año, versus compras norteamericanas por US$100.000 millones.
Por lo pronto, lo anterior sí tiene efectos inmediatos en nuestra economía reflejados en el cobre, que ya registra una caída consecutiva en 10 días bajando de US$3,29 centavos la libra a US$2,86 centavos, y cada centavo menos impacta en una menor recaudación para Chile de US$60 millones.
Por otro lado, el dólar que ya está bordeando los $660 y que por una parte compensa la caída del cobre, pero lesiona y debilita nuestras importaciones.
A mi juicio, para Chile un dólar de equilibrio estaría en los $600, por ello no veo riesgos estructurales en el corto plazo, siempre y cuando estas medidas no se prolonguen hasta fin de año, ya que esto podría frenar las proyecciones de crecimiento potencial del 5% para nuestro país.
Así, mientras el resto del mundo trata de equilibrar sus presupuestos bajo este nuevo escenario comercial cambiante, al tomar estar medidas, Donald Trump debe pensar que "la acción más pequeña es mayor que la intención más grande", mientras que los chinos deben pensar que EEUU "finge ser un tigre, sin garras".