EFE ha informado que licitará una serie de terrenos no operativos para desarrollar en ellos proyectos comerciales, de modo de aprovechar estos activos en asociación con inversionistas privados y así generar ingresos a través de negocios principalmente inmobiliarios. En la actualidad la empresa tiene alrededor de 2.000 hectáreas de terrenos no operativos, de los cuales el 90% está en regiones.
Aprovechar los activos públicos subutilizados para generar valor social es una buena iniciativa que hay que aplaudir y fomentar. Pero si se mira desde la perspectiva del desarrollo de las ciudades, sería más conveniente que se hiciese una gestión unificada (o al menos coordinada) con los activos locales de otros organismos públicos, tanto municipales, de empresas públicas y del gobierno central. Los activos públicos subutilizados (edificios, mercados, terrenos urbanos y propiedades rurales) son cuantiosos y pueden hacer un aporte efectivo al desarrollo.
Para gestionar estos activos hay que partir por tener un catastro y una evaluación del valor que pueden llegar a generar. Lo mismo que está haciendo EFE, pero extendido a todo el sector público. Luego se debe vincular estos activos a los proyectos locales de desarrollo, con un horizonte de largo plazo. De esta manera, se aprovecha todo su potencial como instrumento que orienta las inversiones públicas y privadas.
La gestión de los activos públicos subutilizados debe seguir una serie de orientaciones políticas, como maximizar su valor, aportar a la sustentabilidad, y a la inclusión social. Sin embargo, la implementación de estos criterios debe utilizar las prácticas de gestión del sector privado, en un marco de colaboración público - privado. Para este efecto, conviene generar mecanismos institucionales que permitan aislar esta gestión de la interferencia política, que normalmente está más interesada en los ciclos de corto plazo que en los proyectos de largo plazo.
En Chile se tiende a gestionar los activos públicos en forma aislada, proyecto a proyecto. Las iniciativas de inversión de las empresas públicas o de las diversas municipalidades en una ciudad no dialogan con la narrativa de una visión común que se construye desde los territorios, que debe ser el resultado de la acción coordinada dentro del Estado y con las comunidades.
En este sentido, destaca el ejemplo de Copenhage (Dinamarca), que desde hace 25 años está realizando transformaciones muy significativas en su entorno a partir de inversiones de gran escala en infraestructura que responden a un plan integrado de la ciudad. El mecanismo institucional fue agrupar todos los terrenos públicos en una sola corporación, que pertenece en 55% al gobierno local y en 45% al Ministerio de Hacienda. Esta corporación administra los terrenos asignados con el objetivo de maximizar el valor de los activos públicos subutilizados y de aportar al plan de desarrollo definido.
La iniciativa de EFE de generar valor a partir de estos activos representa una oportunidad de analizar la forma en que aprovechamos estos activos para generar transformación y desarrollo en los lugares en que están ubicados y no sólo ingresos adicionales para la empresa dueña.