El Banco de Japón (BOJ) mantuvo el martes su política monetaria ultraexpansiva, pero se mostró cada vez más convencido de que se están dando las condiciones para retirar gradualmente su enorme estímulo, lo que sugiere que se acerca el final de los tipos de interés negativos.
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El gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, no dio pistas sobre si el banco sacaría los tipos de interés a corto plazo de territorio negativo en sus próximas reuniones de marzo o abril, como esperan muchos economistas.
Sin embargo, Ueda afirmó que la probabilidad de que Japón alcance de forma sostenible el objetivo de inflación del 2% está aumentando gradualmente, señalando las recientes subidas constantes de los precios del sector servicios.
“Las perspectivas de subida de los salarios están afectando gradualmente a los precios de venta, lo que está provocando un aumento gradual de los precios de los servicios”, declaró Ueda en una rueda de prensa tras la decisión, ampliamente esperada, del Banco de Japón de mantener los tipos de interés ultrabajos.
“Si obtenemos más pruebas de que se acentuará un ciclo positivo de inflación salarial, examinaremos la viabilidad de continuar con las diversas medidas que estamos adoptando en el marco de nuestro programa de estímulo masivo”, declaró.
Estas declaraciones contrastan con las realizadas el mes pasado, cuando afirmó que existía una gran incertidumbre sobre si se produciría un ciclo positivo de aumento de los salarios y la inflación.
El tono agresivo del banco central provocó un repunte del yen japonés y elevó el rendimiento de la deuda pública japonesa a corto plazo a su nivel más alto en un mes, ya que los inversores valoraron la posibilidad cada vez mayor de que se ponga fin a los tipos negativos en marzo o abril.
“Los comentarios de Ueda aumentaron mi convicción de que el Banco de Japón pondrá fin a los tipos negativos en abril”, dijo Mari Iwashita, economista jefe de mercado de Daiwa Securities.
“Sugirió que el BOJ no necesita esperar demasiado para analizar las perspectivas salariales de este año. Además, ya no habla del peligro de una salida prematura”, afirmó.
Naomi Muguruma, economista jefe de mercado de Mitsubishi UFJ Morgan Stanley Securities, también afirmó que un cambio de política podría ser inminente.
“La retórica de Ueda contrastó con la de diciembre, cuando el BOJ pareció descartar la posibilidad de un cambio inmediato de política”.
En una reunión de dos días que finalizó el martes, el BOJ mantuvo su objetivo de tipos a corto plazo en el -0,1% y el del rendimiento de los bonos a 10 años en torno al 0% bajo el control de la curva de rendimientos (YCC).
Poner fin a los tipos negativos, vigentes desde 2016, supondría un cambio histórico respecto al estímulo radical del anterior gobernador, Haruhiko Kuroda, centrado en elevar la inflación hasta el objetivo del banco.
Los mercados siguen de cerca el resultado de las negociaciones salariales anuales de las grandes empresas con los sindicatos que concluyen a mediados de marzo, lo que marcará el rumbo de las conversaciones de las empresas más pequeñas y determinará si los aumentos salariales se generalizan.
Ueda afirmó que el Banco de Japón no tiene por qué esperar a que concluyan las negociaciones salariales de las pequeñas empresas para normalizar su política.
En su informe trimestral de perspectivas, el Banco de Japón mantuvo sin cambios su previsión de que el índice que mide la tendencia de la inflación alcanzará el 1,9% en 2024 y 2025, lo que subraya la opinión de los responsables políticos de que la economía está en vías de alcanzar de forma sostenible una inflación del 2%.
“Es probable que la inflación al consumo aumente gradualmente hacia el objetivo del Banco de Japón a medida que la brecha de producción se torne positiva y aumenten las expectativas de inflación a medio y largo plazo y el crecimiento salarial”, señaló el Banco de Japón en su informe.
“La probabilidad de que se materialicen estas perspectivas ha seguido aumentando gradualmente”, señala el informe en una frase recién añadida sobre las perspectivas de alcanzar el objetivo de precios del BOJ.
Lento pero firme
La reunión del Banco de Japón precede a la del Banco Central Europeo, el jueves, y a la de la Reserva Federal de EE.UU., la semana que viene. Ambas instituciones endurecieron enérgicamente su política monetaria el año pasado y ahora contemplan la posibilidad de recortar las tasas de interés a medida que disminuya la inflación.
Japón lleva más de un año viendo cómo la inflación supera el objetivo del Banco de Japón. Pero Ueda había insistido en la necesidad de no subir los tipos hasta que haya más pruebas de que la inflación se mantendrá de forma duradera en torno al 2%, acompañada de un sólido crecimiento salarial.
La cautela del Banco de Japón refleja los 25 años de deflación que han socavado el crecimiento salarial y han impulsado al banco central a seguir aumentando los estímulos. La última vez que Japón subió los tipos de interés fue en 2007, una medida que los políticos criticaron por prematura.
Las encuestas y los comentarios de los grupos de presión empresariales indican que cada vez es más probable que las subidas salariales de primavera en Japón superen el máximo de 30 años del 3,58% para las grandes empresas, un requisito clave establecido por el Banco de Japón para abandonar la política monetaria ultra laxa.
Los precios de los servicios también han subido, lo que subraya la opinión del Banco de Japón de que las perspectivas de subida salarial incitarán a más empresas a repercutir el aumento de los costes laborales.
Pero Ueda subrayó que el fin de los tipos negativos no conducirá automáticamente al tipo de subidas de tipos agresivas y constantes que se vieron el año pasado en Estados Unidos, Europa y otros países, y que suscitaron temores de que pudieran ahogar el crecimiento económico.
“Basándonos en nuestras previsiones económicas actuales, aunque pusiéramos fin a los tipos negativos, es probable que las condiciones monetarias sigan siendo muy acomodaticias”, afirmó Ueda.