El Banco de Japón (BoJ), el único de los grandes bancos centrales que no había variado aún la posición de su política monetaria, ha sorprendido a los mercados al ampliar el rango de fluctuación aceptado para la cotización del bono japonés a diez años en su estrategia de control de la curva de rendimientos, lo que ha desatado la volatilidad en las bolsas y los mercados de deuda y divisas.

La institución presidida por Haruhiko Kuroda ha decidido mantener sin cambios las tasas de interés del país en el -0,1%, la misma tasa que lleva manteniendo desde enero de 2016, cuando se adentró en terreno negativo por primera vez en su historia.

Sin embargo, el Banco de Japón ha anunciado un inesperado ajuste en la banda de fluctuación aceptada en la cotización del bono japonés a diez años desde alrededor de +/-0,25 puntos porcentuales hasta alrededor de +/-0,5 puntos porcentuales.

Después de que la semana pasada la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo echaran por tierra las esperanzas de un fin cercano al ciclo de endurecimiento de las condiciones financieras, el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) echó más leña al fuego monetario al ampliar la banda de fluctuación de los rendimientos de los bonos a largo plazo.

El inesperado giro del BoJ, que hasta ahora era el único gran banco central que preservaba una política monetaria ultralaxa, provocó la apreciación del yen y de los rendimientos de los bonos japoneses, así como la caída de la bolsa de Tokio.

En un comunicado, la entidad ha justificado su decisión en la necesidad de facilitar la transmisión de los efectos de relajación monetaria generados en el marco de la estrategia de control de la curva de rendimientos.

Asimismo, en cuanto a los riesgos para las perspectivas macroeconómicas, el Banco de Japón ha subrayado la persistencia de incertidumbres “extremadamente altas” derivadas de la evolución de la actividad económica y los precios en el extranjero; la situación en Ucrania y de los precios de las materias primas, así como del curso de la Covid-10 en Japón y en el extranjero.

En esta situación, ha defendido la importancia de prestar la debida atención a la evolución de los mercados financieros y de divisas y su impacto en la actividad económica y los precios de Japón.

La decisión del Banco de Japón ha provocado una caída del 2,46% en la Bolsa de Tokio, al tiempo que impulsaba la cotización del yen frente al dólar, que se debilitaba un 3,3% frente a la moneda japonesa al cambiarse por 132,29 yenes desde los 136,88 yenes del cierre del lunes.

“El Banco de Japón amplió hoy la banda de tolerancia en torno a su objetivo de rendimiento, pero no esperamos que suba las tasas a corto plazo”, indicó Marcel Thieliant, economista de Capital Economics, para quien no hay nada en el comunicado del Banco de Japón que sugiriera que esta decisión anuncia un endurecimiento total de la política monetaria.

En este sentido, el experto subrayó que la entidad ha reiterado que espera que las tasas de política a corto y largo plazo se mantengan en sus niveles actuales o más bajos.

“La noticia supone que cae el último bastión de la política monetaria ultraexpansiva entre los desarrollados, con el BoJ iniciando la normalización monetaria”, dijeron analistas de la casa de valores española Renta 4 en su informe diario.

“(Este movimiento era) uno de los riesgos a los que hacíamos referencia en nuestra Estrategia 2023 y que recordábamos ayer, tanto ante el repunte de inflación (...), fundamentalmente importada ante la depreciación del yen, como por la finalización del mandato del gobernador Kuroda en abril 2023, que hará que los miembros más ‘dovish’ (partidarios de la relajación monetaria) del BoJ pierdan influencia”, añadieron.