Los responsables de la política del Banco Central Europeo (BCE) acordaron estudiar más a fondo la apreciación que ha registrado el euro frente al dólar desde el comienzo de la pandemia, centrándose en si ha sido generada por diferencias en las políticas de estímulo en comparación con Estados Unidos, según funcionarios familiarizados con el asunto.
La revisión podría determinar la respuesta del BCE a un problema que ha alarmado a los formuladores de la política monetaria, quienes temen que la fortaleza del euro en el último año deprima la inflación que ya está por debajo de cero. Eso podría obligar al banco central a proporcionar más estímulos monetarios, aun cuando reconoce que existen mayores riesgos para la estabilidad financiera.
El Consejo de Gobierno del BCE destacó durante la reunión de la semana pasada cómo un aumento en las tasas de interés del mercado estadounidense en los últimos meses no ha logrado impulsar al alza al dólar, dijeron los funcionarios. Por el contrario, la moneda estadounidense se ha debilitado.
Los funcionarios pidieron no ser identificados porque las discusiones fueron privadas. Un portavoz del BCE declinó hacer comentarios.
El euro se apreció cerca de 9% frente al dólar el año pasado, la mayor alza anual desde 2017, y ha subido casi 5% en los últimos dos meses. Se encuentra cerca de un máximo histórico ponderado por el comercio frente a las principales monedas, lo que ejerce una presión a la baja sobre los precios de importación.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años prácticamente se ha duplicado a 1% desde julio. El equivalente alemán —lo más cercano que tiene la eurozona a un bono gubernamental de referencia— se ha mantenido en alrededor de -0,5% durante el mismo período, lo que indica que los inversionistas creen que la economía de EE.UU. tendrá un mejor desempeño.
Esa perspectiva fue respaldada por las proyecciones actualizados que entregó el martes el Fondo Monetario Internacional, en que estima que la economía de EE.UU. crecerá 5,1% este año, recuperándose con creces tras la contracción del año pasado. El FMI recortó su proyección de crecimiento para la eurozona a 4,2%, lo que significa que el bloque no volverá a los niveles previos a la pandemia hasta 2022.
Algunos analistas sugieren que las expectativas de un estímulo fiscal adicional en EE.UU. están afectando al dólar, ya que generan nuevas preocupaciones sobre los déficits gemelos del país. El dólar también ha tenido un rendimiento inferior al de monedas como el yuan, ya que la recuperación económica de China eclipsa a la de EE.UU.
En septiembre, el BCE calificó el tipo de cambio como un riesgo y lo incluyó en sus declaraciones de política monetaria de octubre y diciembre, una medida inusual que resaltó la magnitud de su preocupación.
Si bien la moneda se ha estabilizado este año y no se mencionó en la declaración de política de la semana pasada, la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, reiteró en su conferencia de prensa que los funcionarios monitorearán su impacto en la inflación.