El Banco Central Europeo renovó su compromiso de retirar el estímulo pandémico solo gradualmente, incluso después de que una lectura récord de la inflación alimentara las expectativas del mercado de una primera alza de tasas de interés en más de una década en 2022.
Un día después de la publicación de datos que mostraron los aumentos de precios más pronunciados registrados en la eurozona –que desafiaron las predicciones de un ritmo más lento–, el Consejo de Gobierno reiteró el jueves que desacelerará la compra de bonos a lo largo de 2022 y pondrá fin por completo a las compras de activos antes de aumentar los costos de endeudamiento.
La ratificación del plan pone de relieve la divergencia cada vez mayor con el endurecimiento más agresivo de la política monetaria que se está llevando a cabo en Estados Unidos y el Reino Unido. El jueves, el Banco de Inglaterra elevó las tasas en un cuarto de punto por segunda reunión consecutiva, en una reñida decisión en la que cuatro funcionarios buscaban un aumento aún mayor.
La postura del BCE también indica que los encargados de política monetaria en Fráncfort se mantienen firmes en cuanto a desacelerar la elevada inflación una vez que disminuyan tanto los costos de la energía como las dificultades en las cadenas de suministro. Los precios aumentaron un 5,1% el mes pasado, más del doble del objetivo de 2%.
Si bien la presidenta Christine Lagarde insiste en que es poco probable un alza de tasas este año, los mercados monetarios se muestran cada vez más escépticos. Predicen un aumento de 10 puntos básicos del BCE para septiembre y el miércoles lo adelantaron brevemente a julio. Ahora estiman casi 30 puntos básicos de ajuste para fin de año. El euro caía y los bonos alemanes reducían sus pérdidas tras la decisión.
Los inversionistas estarán atentos a si Lagarde revela alguna señal de línea dura en su conferencia de prensa.
Una pregunta clave para la líder del BCE es cómo se mantienen las proyecciones más recientes de la entidad a la luz del impacto de los datos de esta semana. Hace solo dos meses, los funcionarios predijeron que la inflación volvería al 1,8% en 2023 y 2024.
Una revisión al alza podría significar que las condiciones para un aumento de tasas están cerca de cumplirse y podría obligar a los encargados de política monetaria a repensar sus planes. Las nuevas proyecciones del BCE se darán a conocer en marzo.
Lagarde deberá lograr un delicado equilibrio entre mantener a raya las expectativas del mercado y abstenerse de hacer promesas que quizás deban retirarse más adelante. También deberá abordar las fuentes de mayor incertidumbre.
Las cifras récord de casos de covid-19 y la persistente escasez de componentes de fabricación continúan generando obstáculos, mientras que existe el riesgo de que una escalada en el enfrentamiento entre Occidente y Rusia por Ucrania frene la recuperación e impulse los precios si se obstaculiza el suministro de energía.
La economía de la eurozona no está comenzando 2022 con buen pie tras expandirse solo 0,3% en el último trimestre del año pasado. Mientras tanto, Alemania está al borde de una segunda recesión desde que comenzó la pandemia después de una contracción sorprendentemente aguda.