Fin de una era en materia de política monetaria en Europa. En medio de los altos niveles de inflación, el Banco Central Europeo (BCE) decidió subir la tasa de interés en 50 puntos base, sorprendiendo a los expertos y el mercado que esperaba un salto de 25 puntos.
Este aumento, el primero desde 2011 y el mayor en 22 años, se produce luego que esta semana se conociera el dato de inflación que trepó a un máximo histórico de 8,6% en junio.
La gran incógnita ahora es si este movimiento será suficiente para moderar las presiones inflacionarias sin afectar la débil recuperación económica.
En su comunicado, la entidad dirigida por Christine Lagarde apunta que mantiene su firme compromiso de mantener la estabilidad de precios para asegurar que la inflación vuelva a situarse en su objetivo del 2% a medio plazo.
El BCE estimó adecuado “dar un primer paso en su senda de normalización de los tipos de interés oficiales más significativo de lo indicado en su reunión anterior”. Considera que “la decisión contribuirá al retorno de la inflación al objetivo a medio plazo del Consejo de Gobierno fortaleciendo el anclaje de las expectativas de inflación y asegurando el ajuste de las condiciones de demanda para la consecución de su objetivo de inflación a medio plazo”.
Cabe recordar que el diferencial de tasas con la Reserva Federal de EEUU, más activa en la reducción del impulso monetario, había afectado al euro en las últimas semanas e incluso llegó a perder por momentos la paridad con el dólar. Tras la movida hoy, la moneda comunitaria salta 0,8% y se transa en US$ 1,025.
De acuerdo a Bloomberg, el mercado aumentó sus apuestas sobre la escalada del futuro endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo.
Los operadores del mercado monetario están apostando a 60 puntos básicos de alzas en la próxima reunión del BCE en septiembre, en comparación con la proyección de menos de 50 puntos básicos antes de la decisión. Los banqueros centrales elevaron la tasa de referencia en medio punto el jueves. Las apuestas se dividían casi en partes iguales entre un aumento de un cuarto y uno de medio punto antes de conocerse la decisión.
La revisión de las proyecciones sugiere que los inversionistas esperan que el BCE tenga que ser más agresivo para hacer frente a la grabación, que supera en más de cuatro veces su objetivo del 2%.
La medida se produce a pesar de una crisis política que se está gestando en Italia, una de las economías más endeudadas de la región, que ha hecho que los mercados de la nación caigan en picada.