La meta es elaborar 6 mil mascarillas reutilizables. Se trata de un proyecto colaborativo entre las costureras de las localidades de Chanavayita, Chanavaya, Caramucho y Cáñamo (comuna de Iquique) y la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi. El objetivo es mejorar la disponibilidad de este insumo entre los vecinos del sector. Este es un claro ejemplo de cómo el concepto de “valor compartido” está adaptándose a la nueva normalidad.
Al igual que el cambio climático o la inclusión, el “valor compartido” es uno de los pilares fundamentales de la sustentabilidad corporativa y dice relación con la forma en que las compañías velan no sólo por la rentabilidad, sino también por la relación con la sociedad, principalmente en las comunidades que impactan. “Este proyecto permite vincularnos con los vecinos en materia de prevención y autocuidado, pero también en la generación de empleo y nuevas capacidades entre las mujeres de las caletas”, explica el gerente de Relacionamiento del Entorno de Collahuasi, Gaetano Manniello.
Según Juan Pedro Pinochet, director de la consultora Empathia. “En esta crisis hay un sentido de colectividad que es muy propio de la sostenibilidad. Somos un engranaje y para que este no se rompa, hay que colaborar y generar valor compartido. Sino, lo único que tendremos para compartir son las pérdidas”, sostiene.
Josefa Monge, presidenta ejecutiva de Sistema B Chile es de una opinión similar: “Vemos el valor compartido como un desde”, dice, y agrega: “Ahora, si buscamos una verdadera resiliencia post crisis, necesitamos una colaboración aún más radical, derribando agendas personales por un proyecto común”.
Por ejemplo, en el contexto del Covid-19, la principal acción pensada por McDonald’s hacia clientes, trabajadores y comunidad fue la generación del protocolo “McProtegidos”, que durante dos semanas cerró sus locales de forma voluntaria. A esto se le agrega un proyecto de valor compartido que esta cadena ya tenía: “Diversas comunas en las cuales opera un restaurante McDonald’s son actualmente impactadas por alguno de los programas recreativos y deportivos que ejecutamos”, destaca Lorena Talma, gerenta de Comunicaciones Corporativas de esta empresa.
En el caso de Aguas Andinas, en 2017 identificaron al valor compartido como una oportunidad dentro de su estrategia de sustentabilidad, “lo que en medio de la pandemia por Covid-19 ha sido fundamental para reforzar las líneas de trabajo”, comenta Carmen Lacoma, gerenta de Desarrollo Sostenible de esta compañía. “Luego de estas dos crisis se han subrayado las diferencias sociales e inequidades. Por ello, la recuperación sólo podrá llevarse a cabo con un enfoque social y ambiental”, indica Lacoma.
En otro ámbito, según un estudio de Kantar, Unimarc fue reconocida como la marca que mejor ha reaccionado a la emergencia sanitaria con el 29% de las preferencias, seguida por WOM (24%) y Entel (23%). “Nuestro compromiso y principal desafío como compañía ha sido proteger la salud de nuestros colaboradores y clientes, garantizar el abastecimiento y dar sostenibilidad a nuestra operación”, dicen en SMU, grupo controlador de Unimarc.
Desde la Fundación Dinero y Conciencia, su director ejecutivo, Sebastián Cantuarias, explica que, debido al estallido social y la pandemia, los conflictos sociales y ambientales se profundizan. “Hay más desigualdad, aparece con fuerza la precarización del empleo y hasta el drama humano del hambre. En este contexto, las empresas no están ajenas, porque no existen empresas exitosas en sociedades fracasadas, por lo tanto, más fuerza toma la necesidad de desarrollar modelos de negocios que pongan la dignidad humana en el centro del bussines plan”, afirma.