Arístides Benavente recuerda que en uno de sus días de campaña llegó a Puerto Gaviota, una caleta en Aysén. Ahí un lugareño de nombre Heriberto le dijo que él ya no votaba. “¿Para qué? Si nuestros dirigentes nos abandonaron. Les dimos nuestro voto y se fueron, nunca más los vimos”, le explicó. Benavente añade: “Los dirigentes se alejaron de la gente, dejaron de ver a las personas, y eso hizo que la ciudadanía perdiera la confianza en ellos, tanto en los dirigentes sociales, políticos, como en los empresariales”. “Y eso lo sentí de cerca; desde el primer minuto. Acá la cabreadura fue muy grande. Acá se cabrearon y gritaron cambio y como no estaba viniendo, nos fuimos con el péndulo para el otro lado, como siempre pasa”. Y enfatiza: “El trabajo que hizo el Frente Amplio con caras muy nuevas, fue el de acercarse a la gente. El resto trató de hacerlo, pero como eran caras conocidas la ciudadanía los mandó a la cresta y ya no salieron más a la calle. Los cabros jóvenes hicieron esa pega, salieron a la calle, estuvieron en las ollas, en el reparto y se ganaron a las personas”.
El domingo, el presidente de Komax y director de la startup Toteat se despidió de sus aspiraciones por ser uno de los 155 integrantes de la Comisión Constituyente. Tras estar seis meses radicado en Aysén, repartiendo directamente los volantes -”Debo tener unos 700 teléfonos en mi celular de personas con las que estuve”, señala- obtuvo sólo el 3,48% de los votos; quedó fuera. Hoy reconoce que la tarea era difícil: el no ser oriundo de Aysén, ir por una lista con partidos políticos (Vamos por Chile) y ser vinculado con el sector empresarial le pasaron la cuenta. “Sabíamos desde un principio que estos iban a ser los obstáculos que iba a tener esta campaña. Y por eso era un desafío muy difícil. La gente no me conocía”, subraya. El lunes la sensación fue de pesar: “Aunque sabía que era una tarea dura, en el fondo de mi corazón sentí que iba a ganar, entonces al ver los resultados me sentí triste, porque dije ‘chuta, no voy a tener esta oportunidad para colaborar en un proyecto tan importante en la vida de un país’, pero como soy una persona optimista, al otro día salió el sol y vamos de nuevo”.
Arístides Benavente quiere hoy hablarle al aysenino. Lo dice una y otra vez: “Quiero que sientan que, si bien perdí, igual ganaron a alguien”. Y agrega: “Quiero agradecerles a esos 1.138 votantes que confiaron en mí”.
En los 90, fue la primera vez que Benavente fue a la zona. Era un viaje de Coyhaique a Tortel. Y quedó prendado del lugar. Hace 17 años instaló una tienda Northface sólo para tener una excusa para ir, construyó su casa en Valle Leones, es consejero de La Ruta de los Parques, de la familia Tompkins, y fue socio de Warren Adams en el proyecto Patagonia Sur. Y tras esta elección su apuesta en la zona se intensifica. Hace siete años creó la Fundación Patagonia de Aysén, orientada a colaborar con la sustentabilidad del lugar, vía el turismo comunitario. Hoy, es eso lo que quiere potenciar; mientras descarta de plano otra candidatura a un cargo popular.
“Ahora están en mi cabeza 700 personas que no estaban. Además, Komax y Toteat me dieron estos seis meses de huelga y han funcionado mejor que nunca, porque han podido resolver un problema terrible que es esta pandemia. Y eso me permite disponer de más tiempo y dedicarme a lo que siempre me ha fascinado, que es el emprendimiento y la fundación”, destaca. “Yo voy a seguir siendo presidente de Komax, director de Toteat y director suplente del G100, pero mi día a día va a estar en la fundación”, subraya. Si antes iba de 7 a 10 días al mes a la zona, ahora su objetivo es pasar la mitad del tiempo acá y mitad allá.
La Fundación Patagonia de Aysén opera sólo en la localidad de Cerro Castillo, a unos 60 kilómetros de Coyhaique. Estos primeros años han estado en modo piloto, viendo qué funciona y qué no. Han apoyado cerca de 70 emprendimientos, en los que básicamente el interesado pone los materiales, y ellos la mano de obra. Así han construido desde cabañas hasta piezas, todo en pos de desarrollar el turismo comunitario. Es un modelo que se basa en cuatro pilares: buscar un activo que le genere un valor a la comunidad, como un parque nacional; mejorar infraestructura y servicio; rescatar las tradiciones y potenciar los deporte aventuras, además de la tecnología. “Este modelo es bien replicable en todos lados”, explica Benavente. Y su objetivo ahora es que otras personas lo desarrollen en distintas localidades de Aysén. “Una de las cosas que vamos a hacer es terminar el documento del modelo y buscar a personas en la región para que se hagan cargo de activarlo en otras comunidades de Aysén”, confidencia.
La fundación tiene un directorio que componen la gerenta de Finanzas de Toteat, Consuelo Vial; el ingeniero José Vial, y Benavente, en calidad de presidente. Su directora ejecutiva es María Jesús Brautigam. El 80% del financiamiento viene de Benavente. El resto es de 150 voluntarios que aportan del orden de $ 10.000 mensuales cada uno. Ahora, el empresario quiere ir en búsqueda de financiamiento público y más aportes privados, especialmente de los empresarios que operan en la región.
En ese camino, aboga por gobiernos locales más empoderados. “Los problemas de la Región de Aysén son de Aysén, y lo que pasa en Villa O’Higgins se puede resolver mejor en Villa O’Higgins”. “Las soluciones a los problemas modernos están en la localidad, en la tecnología y en las energías limpias. Si no tienes esas tres condiciones, no vas a poder resolver ningún problema”.
Administrando la diversidad
De los tres constituyentes que salieron elegidos por el Distrito 27 -Aysén-, uno fue de Vamos por Chile, otro de Apruebo Dignidad, y un tercero, de la Lista del Apruebo. Benavente hoy aplaude esa diversidad. “Chile cambió, es un país muy diverso y eso quedó reflejado en la convención; me gusta que haya gente común y corriente. Estoy conforme”, confidencia. A renglón seguido añade, preocupado, que existen ciertas declaraciones más radicales que podrían hacer tambalear la instancia. “Hay una buena posibilidad que esta cuestión se descarrile especialmente por las últimas declaraciones de algunos constituyentes, pero yo soy positivo, siempre lo he sido. Yo veo que en la ‘diversidad está la esperanza’”, declara. El principal desafío radica -repite- en administrar esa diversidad, una que a través de los celulares y las redes sociales se siente con una potencia tremenda para influir. “Si esto no se descarrila va a salir algo que tiene más que ver con principios generales, valores, porque las personas no se van a poner de acuerdo en los detalles”, dice. “Va a salir una Constitución muy moderna”.
Los mínimos comunes -insiste- son tres: las personas con sus derechos sociales fundamentales garantizados, tales como la vivienda, el trabajo justo, la salud, la educación y buenas pensiones; además de la protección de la naturaleza, y el emprendimiento entendido como desarrollo tecnológico. “Ahí creo que van a estar estos acuerdos generales, viviendo en forma armoniosa y con respeto mutuo. Así vamos a ir construyendo una Constitución muy de todos, porque esto es todo lo que buscamos todos”, enfatiza.
Frente a la pregunta de si están las condiciones para lograr esas bases, es claro: “Soy práctico, soy un empresario, un emprendedor y sé que los recursos son escasos, y las necesidades son infinitas y uno tiene que priorizar y ver cómo lo hago para generar, pero hay cosas que son fundamentales y tenemos que poner la carreta delante de los bueyes, y tendremos que, de alguna manera, tener esos mínimos. No se puede avanzar en una sociedad donde estos mínimos no existen, porque no pueden ir quedando heridos en el camino”.
Benavente insiste en que los constituyentes deben reunirse, conocerse, conversar para descubrir lo que los une. Y de ahí empezar a trabajar: “La tarea que les hemos encomendado además de ser un honor, es la más importante de todas, tiene que quedar bien hecha porque va a marcar la vida y el futuro de todos nuestros hijos y nietos. Lo que van a hacer es construir el Chile del futuro, tiene que quedar bueno”.