La pugna entre Clínica Las Condes y Fonasa por el no pago de las prestaciones de salud a pacientes Covid-19 derivados desde el sector público, escaló a un siguiente nivel, producto de la filtración, por error, de un correo electrónico.

La historia se inició el 14 de enero pasado cuando Clínica las Condes (CLC), envió un hecho esencial a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), donde denunciaba la situación, pero además advertía sobre eventuales acciones legales contra fisco si es que Fonasa no autorizaba los pagos. Rápidamente, esta última replicó y dijo que CLC no había firmado el convenio necesario -no así otras 71 clínicas- y que por eso no se podía cursar la orden de pago que además tenía que ser visada por Contraloría.

Luego la clínica sacó a relucir antecedentes y dijo que demandaría, pero mucho más no se supo de la disputa. No obstante, en medio de ese contexto se produjo un nuevo capítulo de la historia.

El 3 de febrero, CLC envió un correo firmado por Luisa Agurto, coordinadora de Facturación, área dependiente de la gerencia de Administración y Finanzas, donde informaba de la lista de pacientes derivados, para la posterior facturación de los pagos.

Del lado de Fonasa, respondieron 2 días después diciendo que faltaban documentos por adjuntar y de ahí se instaló una cadena de correos electrónicos donde participaron Luisa Agurto y Alejandro Cárdenas, jefe de Operaciones, Facturación y Cobranza por el lado de la clínica, y en un principio Paula Araya, una funcionaria de Fonasa. Las conversaciones se extendieron todo febrero, sin mucho avance en favor de CLC.

Sin embargo, el incidente que ahondó el quiebre en la relación entre las partes se produjo hace dos días, cuando en un correo electrónico María Soledad Mena, jefa de la División de Comercialización de Fonasa, envió el siguiente mail:

Paula

Sé que la semana pasada estuviste con las preguntas. ¿Cómo vas con esto? ¿te falta algo de CLC?. Estos tontos si no les pagamos, luego van a salir en la prensa”.

El problema está en que el destinatario final no fue Paula, sino que el correo fue a parar directamente a la bandeja de entrada de Alejandro Cárdenas, el jefe de Operaciones de CLC.

Con motivo de esto es que ayer el gerente general de Clínica Las Condes, Jerónimo García, envió una carta formal al director de Fonasa, Marcelo Mosso, para, en primer lugar, mostrar “el profundo rechazo e indignación a la forma como la institución que usted dirige, se refiere a CLC y sus trabajadores”, y en segundo término, para recordarle que “la actuación administrativa se encuentra sometida al principio legal de probidad administrativa (artículo 52 de la Ley Nro 18.575 letra g), de la Ley Nro 18.834, del cual fluyen los imperativos de un actuar objetivo, neutro, imparcial, cortés, y en definitiva, respetuoso a los derechos de ciudadanos en la toma de decisiones”, dice la carta.

En la misiva, García termina diciendo que la funcionaria infringió el principio de probidad administrativa y le menciona a Mosso que “el incumplimiento de las normas de probidad así como de cortesía (...) conllevan las sanciones que dispone la ley y la inhabilidad del funcionario para conocer y pronunciarse en asuntos en que participe, directa o indirectamente, el administrado afectado”.

Consultado Fonasa por el episodio, señalaron que “trata de un incidente menor, que ya fue respondido formalmente en los canales que corresponde; ahora hay que concentrarse en lo importante”.

En la carta enviada al gerente general de CLC con fecha 2 de marzo, Marcelo Mosso, el director de Fonasa, dice que “lamenta profundamente la situación que me han dado a conocer, y les ofrezco, a nombre de la institución que dirijo y en el mío propio, mis más sinceras disculpas”.

Añade también que “la expresión contenida en el correo electrónico que alude, no es propia de la Administración Pública de este servicio”, por eso mismo, dice que se solicitó a la funcionaria a ofrecer sus disculpas personales.