“La idea de potenciar este lugar viene desde hace muchos años”, revela la empresaria Andrea Pivcevic, desde Magallanes. Hace algunas semanas, su familia y el grupo estadounidense de cruceros Royal Caribbean anunciaron su asociación para convertir al actual lodge Lakutaia de Puerto Williams en un hotel de lujo con 150 habitaciones, destinado a atender a los pasajeros de Silversea, la marca de alto estándar de la naviera en sus expediciones a la Antártida.

Allí, donde termina la civilización y comienza la llamada última frontera del turismo mundial, ya comenzaron las obras de la mayor inversión jamás vista en Puerto Williams: US$ 34 millones que convertirán al nuevo hotel en el más austral del planeta, un establecimiento que contará con vistas al agua y a las montañas nevadas de la Patagonia, con restaurante, bar, un gimnasio y hasta una tienda de artesanía local. Las obras están a cargo de la constructora Salfa, que ya comenzó a trabajar en las fundaciones y áreas comunes del establecimiento. En paralelo, la firma argentina Ecolodge comenzará a producir en Mendoza las habitaciones a través de módulos que después serán ensamblados en Navarino. Ello, con el fin de generar el menor impacto ambiental posible a la isla, ya que Puerto Williams ha sido definido por la Unesco como reserva de la biosfera (ver recuadro). “El objetivo es estar abiertos para la temporada 2025. Es ambiciosa nuestra meta, pero estamos muy enfocados en conseguir eso”, reconoce Pivcevic, directora ejecutiva de Lakutaia SpA.

Cuenta que durante muchos años su familia -que además controla la aerolínea local DAP- acarició la idea de que, pese a todas sus carencias de infraestructura, Navarino se convertiría en un punto clave para la conquista de la Antártica. Por eso, hace más de dos décadas invirtieron en el lodge (lo compraron al Estado en 2000), se enfocaron en desarrollar el negocio de los vuelos regulares a la Antártida a través de los llamados aerocruceros, y en los últimos años llevaron conversaciones con diferentes operadores para dar el salto. Antes de la pandemia de Covid-19 estuvieron casi listos para cerrar el deal. “La iniciativa de ampliar el hotel surgió gracias al esfuerzo de mi hermano Nicolás, quien luego de años tratando de atraer nuevos mercados y turistas, tomó contacto con varias empresas de aerocruceros para mostrarles las ventajas comparativas de establecerse en este lugar. Silversea vio este gran potencial y empezaron las conversaciones en torno a una asociación que nos permitiera impulsar un crecimiento de manera sostenida y con la escala que esperábamos”, narra.

Combinación de culturas

El acuerdo se selló con un aumento de capital en la sociedad Turismo y Hoteles Navarino en la que Royal Caribbean Cruises Ltd. (RRCL) entró con el 50%, el 17 de septiembre pasado. El 25% restante quedó en manos de los Pivcevic y el otro 25% lo comparten en partes iguales las familias magallánicas Vásquez (Sociedad Albatros), que opera en el negocio de ingeniería y construcción, principalmente, y Jordan (Inversiones Brac Ltda.), que fabrica uniformes y es socia minoritaria de la compañía eléctrica local Edelmag. Royal Caribbean es un gigante que opera 68 cruceros bajo cinco marcas (Royal Caribbean International, Celebrity Cruises, Silversea Cruises, TUI Cruises y Hapag-Lloyd Cruises) y obtiene ingresos anuales por casi US$ 5 mil millones.

La operación, que se estructuró como un joint venture, implicó duplicar el capital de la sociedad, de $ 7.854,6 millones a $ 15.241,6 millones (unos US$ 16 millones) acorde los registros mercantiles. Para hacerse una idea del cambio que significa este salto, la empresaria lo ejemplifica en que toda la actual capacidad (25 personas) que tiene el lodge ahora será utilizada para alojamiento del staff del nuevo hotel.

¿Cuál es el mayor desafío que a ustedes como empresarios regionales les impone este negocio?

“El mayor desafío hoy para nosotros como grupo es que esta es la primera sociedad que tenemos en la cual no somos mayoritarios y además, el socio mayoritario es extranjero. El principal desafío ha sido y va a ser saber trabajar en una combinación de culturas. Hay que transformar lo que ha sido hasta ahora un negocio muy acotado y local para el mercado local en esta nueva empresa”, dice Andrea Pivcevic.

Ahorrarse el mar de Drake

Cuando Andrea Pivcevic habla de los “aerocruceros” se refiere a los vuelos regulares que hacen los aviones del grupo cuando acompañan la operación de los navíos a la Antártica. Desde Punta Arenas sale el avión con los turistas al continente helado, evitándoles así tener que pasar por el mar de Drake en barco y los dos días y medio de ida y vuelta que dura el viaje en ese agitado mar.

Ello ha permitido que la Antártica esté recibiendo en temporada alta hasta cinco vuelos semanales, que además sirven a científicos y personal de las bases allá instaladas. El único problema es que el cambiante clima del fin del mundo puede retrasar los vuelos hasta por varios días. Y allí es donde tener un hotel hace la diferencia.

Pivcevic añade que otro factor clave para el negocio fue la construcción del Muelle Multipropósito de Puerto Williams, por parte del Ministerio de Obras Públicas (MOP), cuya segunda etapa ya comenzó a desarrollarse y que permitirá el atraque de cruceros turísticos y naves científicas y de suministro de combustible que operen entre Magallanes y el territorio antártico.

Puerto Williams se vincula con el desarrollo de toda la zona magallánica y con especial foco en el territorio antártico.

¿Por qué elegir Puerto Williams como centro de operaciones para la logística Antártida?

“Como empresa magallánica, siempre hemos estado comprometidos con el desarrollo de toda nuestra región y con especial foco en el territorio antártico. Los privados tenemos un rol fundamental en robustecer la presencia y soberanía de Chile en el continente blanco. Fuimos pioneros en abrir la ruta aérea comercial hacia la Antártica y llevamos décadas consolidando este puente aéreo que hoy representa una ventaja competitiva para Chile respecto de cualquier otro país. En ese contexto, Puerto Williams tiene una ubicación geográfica que lo posiciona como la puerta de entrada más cercana a la Antártica. Esto no sólo significa un menor tiempo de navegación para los cruceros, sino que también permite una operación aérea más eficiente. Adicionalmente, Puerto Williams tiene un entorno natural extraordinario, una geografía e historia llena de mística en torno al Cabo de Hornos y una gran riqueza cultural, ideal para transformarse en un destino turístico de primer nivel”, afirma.

Cadena logística y dotación

Con menos de dos mil habitantes, las obras para el hotel Lakutaia podrían ocupar a toda la población de la zona y quizá falte. El pequeño tamaño de la ciudad y su escasa disponibilidad de materiales y maquinaria hará imposible que todo se haga con mano de obra cien por ciento local. “Vamos a privilegiar en lo posible a proveedores locales, pero, sobre todo, buscamos construir en conjunto una cadena logística y de abastecimiento que vaya creciendo y se fortalezca a largo plazo, lo cual representa un desafío que debemos trabajar en conjunto con la comunidad”, avisa Pivcevic.

El hotel de alto estándar requerirá regularmente una dotación de 150 personas, así como productos e ingredientes que no se encuentran en la zona y que deberán llegar por mar o tierra.