Pese a las diferencias de proyecciones sobre el camino que tomará la inflación y otros indicadores de la economía chilena durante este y el próximo año, todos los analistas concuerdan en que la alta volatilidad del mercado y los componentes inéditos de la actual crisis local y mundial ponen una dura tarea para el Banco Central sobre hasta cuándo seguir subiendo la tasa de interés y en qué momento y con qué intensidad iniciar el rally de relajo monetario.
Las dudas se han visto plasmadas en la encuesta de expectativas económicas que el Banco Central realiza a un grupo de analistas del mercado financiero cada mes. El sondeo de agosto reveló la quinta alza consecutiva en las proyecciones de inflación para el cierre de 2022 (12,3%). Adicionalmente, estimaron una mayor agresividad monetaria del Banco Central para contener el alto nivel en los precios: el consenso del mercado apuntó a que el instituto emisor cerrará el año con una tasa de interés del 11%, la sexta corrección al alza de los pronósticos durante este año
La encuesta salió a la luz luego de darse a conocer el alza del 1,4% en el IPC de julio, que fue más alto de lo esperado. De esta forma, los precios acumulan un alza del 13,1% en un año, su mayor nivel desde marzo de 1994. La inédita espiral inflacionaria para toda una generación de chilenos se enmarca en una economía mundial aún afectada por la pandemia del Covid-19 y el conflicto entre Rusia y Ucrania. Además, hay una economía chilena afectada por el retiro de los fondos de pensiones y la crispación política derivada del proceso constituyente.
“Efectivamente, las alzas de esta magnitud, el hecho de que el aumento de precios sea generalizado y el fuerte desanclaje de las expectativas de inflación, harán más difícil llevar la inflación de vuelta al 3% (...) Para ello se requerirán más alzas de tasas de interés y, en consecuencia, los costos del ajuste para las familias y las empresas serán mayores. Es muy difícil saber con precisión el momento en que la inflación comenzará a descender, pero se pueden plantear escenarios. Debido a las altas inflaciones mensuales de septiembre y octubre de 2021, es probable que la inflación alcance un máximo en el registro de agosto y de ahí en adelante comience a ceder, pero muy gradualmente”, dice el coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González.
Sin embargo, el economista reconoce que las presiones inflacionarias importadas han comenzado a bajar, lo que junto con la baja del dólar son una buena noticia para la evolución de los precios en Chile. “El petróleo ha caído bajo US$ 100 el barril, los precios de los alimentos que subieron con la invasión a Ucrania también han retrocedido, lo mismo que los costos de transporte. También es destacable la sorpresa a la baja en la inflación de EE.UU. de julio, que podría ser un indicador más de que estamos dejando atrás el peor momento de las presiones de precios importadas”, añade González, quien abre la posibilidad de una caída de la inflación más rápida de lo previsto si la recesión, a su vez, es más severa.
Según la encuesta de expectativas del Banco Central, la economía chilena tendrá una leve recesión el próximo año (-0,4%), a diferencia del crecimiento del 1,7% que preveían los analistas a principios de este año.
El riesgo de la indexación
Para los economistas, la eventual prolongación de alzas de precios en el país estará muy influida por la fuerte indexación de la economía chilena a las variaciones de precios en diferentes productos y servicios. Uno de los máximos exponentes del ajuste automático de precios en la economía es la Unidad de Fomento (UF), que este año cumple 55 años desde su creación, y se empinaría hasta los $ 35 mil hacia fines de 2022, impactando en contratos, colegiaturas, arriendos, créditos hipotecarios y seguros, entre otros.
Para la economista jefe de Banchile Inversiones, Carolina Grünwald, la alta indización de la economía chilena genera una mayor persistencia de la inflación frente a shocks de precios. “Hacia adelante hay factores que van a hacer retroceder a la inflación. Pero coincido en que en los próximos meses, debido a la persistencia inflacionaria derivada de muchas cosas indexadas en UF y el mayor precio de los combustibles y el dólar, la inflación va a demorar más en ceder de lo que nosotros esperábamos”, afirma la economista, quien proyecta que la inflación en 12 meses recién bajará de dos dígitos en el segundo trimestre del próximo año. “Mi predicción hace un mes era que la inflación bajaba de dos dígitos en el primer trimestre del próximo año”, explica Grünwald.
Claudio Soto, economista jefe del Banco Santander, coincide en que, debido a los mecanismos de indexación que posee la economía, el alto IPC de julio presionará al alza los precios de los siguientes meses. “Sin embargo, en el margen hemos visto caídas importantes en los precios de las materias primas a nivel global y el tipo de cambio en Chile se ha apreciado. Ambos fenómenos debiesen contribuir a reducir las presiones inflacionarias. Con estos elementos, es probable que las variaciones mensuales del IPC sigan altas hasta septiembre-octubre, y que luego, a partir de noviembre, veamos cifras más moderadas”, afirma Soto, quien cree que el Banco Central seguirá subiendo la tasa de interés en septiembre y octubre. “Ya en la reunión de diciembre debiese haber una pausa, para luego comenzar a reducirla durante el primer trimestre del próximo año”, añade.
En la misma línea, Jorge Selaive, economista jefe de Scotiabank Chile, espera que los registros inflacionarios de noviembre y diciembre se ubiquen cercanos a promedios históricos mensuales, pero pasando antes por inflaciones en torno al 1% mensual en agosto, septiembre y octubre. “La inercia inflacionaria hace difícil la desaceleración de la inflación en Chile, pero el escenario externo está mostrando claros síntomas de estabilidad y caída de precios externos, así como una normalización de las cadenas de abastecimiento”, afirma el economista.
Pero Selaive va más allá y afirma que en la medida que la incertidumbre política disminuya, podría haber presiones desinflacionarias a través de retrocesos del tipo de cambio. “Existe una combinación favorable desde el escenario externo y local que podría llevar a una rápida caída de la inflación, pero cuya intensidad dependerá en gran medida de los temas políticos antes y después del plebiscito”, explica Selaive, quien espera una tasa de interés del 11% como techo y relajos monetarios a partir de inicios del 2023. “Podrían ser muy agresivos de darse la caída de la inflación en conjunto con una recesión que se iniciaría este segundo semestre del 2022″, precisa.
Una contribución, como mencionaba González, será la baja internacional del precio de los combustibles, que llevó la inflación en Estados Unidos al 0% en julio, algo que no ocurrirá automáticamente en Chile, por el mecanismo de estabilización que atenúa alzas bruscas, pero también las bajas. Lo anticipó Mario Marcel: “Nos vamos a demorar un poco más, porque así funciona el mecanismo de estabilización, pero esto ya nos señaliza lo que viene hacia adelante”.
Un frío fin de año
En medio de este escenario, los economistas coinciden en que Chile vivirá la parte más baja de este ciclo económico hacia fines de año. “Es probable que el PIB de 2023 se contraiga en torno al 1%. El cuarto trimestre de 2022 será el de menor crecimiento, debido a las altas bases de comparación. Ese trimestre la economía podría tener una contracción anual del 3,5%”, afirma Claudio Soto, de Santander.
Mientras Grünwald coincide en que el crecimiento más pobre del ciclo sería hacia fines de año o principios del próximo, Selaive cree que desde septiembre y hasta el tercer trimestre del 2023 habrá caídas en la actividad. “La peor caída trimestral se verá el cuarto trimestre de este año, con una baja del PIB de entre 2,5% y 4%”, precisa.
González plantea que es probable que la caída del producto en 2023 sea mayor a lo proyectado en el último Informe de Política Monetaria del Banco Central (entre -1% y 0%). “Las cifras del segundo trimestre muestran que se profundizaron los desequilibrios macroeconómicos, con un déficit en cuenta corriente que llegó a un récord de 8,5% del PIB. Como consecuencia, será necesario acentuar el ajuste monetario y, muy probablemente, sin una recesión será imposible devolver a la economía a una senda sostenible de inflación y crecimiento”, concluye el economista.