Fueron varios los contactos telefónicos que los directores de Cencosud sostuvieron durante la semana pasada. No existió oportunidad de juntarse, pero sí de tomar una decisión que intentara echar pie atrás a todo el ruido que el conglomerado había generado los días previos, luego de que aprobaran repartir el 80% de sus dividendos de 2019, en instancias que el grupo había enviado a 7.731 trabajadores de Paris a la Ley de Protección del Empleo. Personas al tanto de esos diálogos aseguran que el controlador Horst Paulmann -en compañía de su gerente general, Matías Videla- los llamó directamente para tener su visión al respecto.

Días antes el exministro de Hacienda Felipe Larraín había ingresado a la mesa, y -relatan testigos- habría sido uno de los que le habría hecho ver de manera más clara la necesidad de revertir lo realizado. Se sabía que retrotraer el alto pago de dividendos que había activado la polémica era imposible, ya que Paulmann tiene compromisos financieros importantes a los que debe hacerle frente y el desembolso había sido acordado por unanimidad, por lo que retractarse del beneficio estatal era la salida. Cencosud no quiso aportar detalles de su actuar; sólo un escueto comunicado con cuatro ideas. “El grupo Cencosud no se acogerá a la Ley de Protección del Empleo”, destacaba. Y si bien fuentes cercanas a la compañía aseguran que el acogerse al beneficio estatal respondió a una necesidad real de la empresa, las dudas surgieron por doquier. Ahora no solamente la decisión de Cencosud derivaba en una ley para prohibir el reparto de dividendos a firmas que se acojan a planes de protección de empleo; también volvía a dañar la imagen empresarial, instalando la duda sobre la real necesidad de acceder al beneficio estatal. “Complejas las vueltas de carnero, el daño ya está hecho”, asegura un alto ejecutivo. “No se entiende nada. Faltó una explicación clara de por qué se acogieron entonces”, argumenta otro contactado.

A comienzos de semana, el gobierno había sido sumamente crítico con las decisiones de Cencosud. “Resulta inentendible que una empresa que se acoge a la Ley de Protección al Empleo, en paralelo se reparta dividendos casi tres veces más del (mínimo) legal”, señalaba públicamente el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien durante el fin de semana había llamado a las cúpulas de la Sofofa y la CPC (Confederación de la Producción y del Comercio) para hacerles ver su malestar y lo perjudicial que era, para un proyecto que él consideraba bueno, la decisión del holding de Paulmann.

Para el sector empresarial, el actuar de Cencosud ha sido, por decir lo menos, complejo. Ha vuelto a poner en la palestra voces que apuntan a un sector que abusa. E incluso varias empresas que estaban en proceso de acogerse a planes de protección al empleo han optado por echar pie atrás.

Hoy, la figura del holding es incómoda para sus pares. Y, en ese marco, el rol que ha jugado su controlador -Horst Paulmann- no ha pasado inadvertido; en medio de una trayectoria marcada por salidas de libreto; sobre todo desde el punto de vista gremial o sectorial.

A comienzos de febrero, la Cámara Nacional de Comercio (CNC) solicitó antecedentes a las tres cadenas de supermercados involucradas en los casos de colusión sancionadas por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, y ratificadas por la Corte Suprema a comienzos de año. Quería estudiar los argumentos judiciales para evaluar una posible sanción. Walmart y SMU aportaron todo el material; Cencosud -matriz de Jumbo- no entrega los papeles hasta el día de hoy. Y a estas alturas, fuentes del sector creen que no lo hará. El presidente de la CNC, Manuel Melero, declinó referirse al tema.

Es que si bien el holding ha participado siempre en instancias gremiales, Paulmann se ha manejado también al margen. “Él juega por su equipo, entonces lo que se decide en los diversos gremios donde participan sus gerentes, da igual”, subraya un exdirigente gremial.

Dado ese escenario, sus pares sectoriales ya han ido transitando desde una sensación de molestia a una cierta resignación. Así, fue poco lo que llamó la atención cuando el 16 de marzo, el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, decidió el cierre anticipado de los centros comerciales de su comuna ante la expansión del Covid-19. La decisión despertó las críticas tanto del comercio como del gobierno, aduciendo que los ediles no tenían potestad para ello. En medio de eso, Paulmann se contactó con Carter. “Agradecemos a Horst Paulmann por haber puesto a Cencosud a disposición del cierre anticipado de su centro comercial”, tuiteó el alcalde minutos después. A renglón seguido, el edil le daría un ultimátum a Mall Plaza que planteaba su bajada de cortina a las 20:00 horas, cuando el municipio había estipulado las 16:00 horas. “Lamentamos que los centros comerciales no se plieguen, serán clausurados”, destacaba. Al final del día, todos acataron; semanas después el mismo Paulmann saldría públicamente a mostrar su rechazo a la apertura de los centros comerciales en medio de esta pandemia, en instancias en que el gobierno y el comercio afinaban un protocolo que les permitiera reabrir e intentar contrarrestar una situación que tiene a gran parte del sector al borde de la quiebra.

Los desmarques de Paulmann ya son conocidos. Basta recordar la polémica por el cobro de estacionamientos desatada en 2012. En esa oportunidad, la Cámara Chilena de Centros Comerciales (CChCC) había logrado un acuerdo con el Sernac: la primera media hora gratis. Tal decisión se socializó con todas las cadenas. En aquella época el gerente general de Cencosud era Daniel Rodríguez, y habría sido él mismo quien le solicitó a la entidad gremial contactarse con Paulmann para lograr su visto bueno. Fuentes de los malls aseguran que en ese momento Manuel Melero -presidente de la CChCC en aquel entonces- fue quien le presentó el acuerdo. Paulmann accedió. Al otro día Cencosud aparecía en el ojo del huracán por no acogerse. “Nunca cumplió”, destacan desde los centros comerciales. “Uno sabe que los gerentes tienen la mejor intención, pero si Paulmann quiere hacer otra cosa, lo hace igual”, añade un empresario.

De hecho, en esta crisis habría sido uno de los pocos empresarios que habría optado por restarse del fondo de salud impulsado por la CPC. Varios ejecutivos confirman que el titular del gremio, Juan Sutil, lo llamó directamente. Y que si bien lo analizó con sus gerentes, al final del día le contestó que no podría aportar dado que la situación económica de su holding y sus trabajadores era compleja.

Contactado Sutil declinó hacer comentarios. “No corresponde referirse a temas privados”, subrayó.