Este año hizo su debut la nueva metodología para el cálculo del PIB tendencial, que no es otra cosa que la capacidad de crecimiento que tiene la economía sin generar efectos colaterales como la inflación. Esta vez, con las modificaciones aplicadas, se midió el PIB de tendencia no minero, excluyendo el componente minero. Esto, debido a las fuertes oscilaciones que muestra el PIB minero, afectado por variables como el clima, y a las dificultades metodológicas para separar shocks transitorios de permanentes, por lo cual la recomendación es medir la brecha del PIB considerando sólo el PIB tendencial no minero.

Los expertos anticipaban que esta nueva fórmula generaría un sesgo a la baja en el cálculo del PIB tendencial, lo que implicaría un menor espacio para el crecimiento del gasto público el próximo año. Y así fue, ya que al final de la jornada de este miércoles Hacienda reveló que, a partir de las estimaciones entregadas por el Comité Consultivo de Expertos, se estima una tasa de crecimiento del PIB No Minero Tendencial para 2023 de 1,9% anual y de 2,3% para el promedio 2022-2027. En 2022, el PIB tendencial fue de 2,6%.

En tanto, la metodología aplicada al proceso del Comité Consultivo del Precio de Referencia del Cobre arrojó un valor de US$3,74 por libra (en moneda de 2023), por sobre los US$3,31 de 2022.

Ambas variables son consideradas claves, ya que definen el espacio para el crecimiento del gasto público del próximo año, el primero de la administración de Gabriel Boric y del ministro de Hacienda, Mario Marcel.

Javiera Martínez, directora de Presupuestos

Así entonces, con estas cifras en la mano, los expertos proyectan que el gasto fiscal podría crecer entre 1,5% y 2,5% en el erario de 2023.

Sergio Lehmann, economista jefe de Bci, sostiene que la estimación que se entrega para el PIB tendencial 2023 es similar a la que tenían internalizada en su entidad, por lo que el espacio para el crecimiento del gasto “es muy limitado, permitiendo un alza no más allá de 1,5%, llevando bajo ese escenario a una convergencia de la deuda pública como porcentaje del PIB en torno a 48% del PIB”.

Para Lehmann, la proyección que se da para el período 2022-2027 es optimista. “No comparto que hacia los siguientes años el PIB tendencial suba como se ha planteado. Ello requeriría de un incremento relevante en la inversión, que por el momento es difícil de avizorar”.

La académica de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes, comenta que “las estimaciones muestran una disminución en el crecimiento de tendencia, tanto para 2023 como en los años siguientes, compensada en algún grado por una mejoría del precio del cobre de largo plazo”.

De acuerdo a la economista, la estimación de crecimiento del gasto del Informe de Finanzas Públicas del segundo trimestre era de 2,2% real, por lo que ahora, pese al alza del cobre, le “parece insuficiente para compensar los efectos negativos del crecimiento de tendencia y la menor producción de Codelco. A priori, me parece que el espacio de crecimiento de gasto no es más allá de 2% real, sin considerar eventuales ingresos de la reforma tributaria, aunque parece difícil que se puedan incorporar a estas alturas”.

Alejandro Alarcón, académico de la Universidad de Chile, está en línea con Cifuentes, puesto que también ve un techo del gasto en 2%. “Es un llamado a la prudencia y la austeridad”, sostiene.

Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados, pone otro elemento en la mesa de análisis. De acuerdo a lo que plantea, se debe considerar también cuál será la base con la que se comparará el crecimiento del gasto del próximo año. Por esta razón, Rojas ve como escenario base un crecimiento del gasto entre 2% y 2,5%.

Misma postura entrega el economista senior del OCEC-UDP y excoordinador Macroeconómico de Hacienda, Cristóbal Gamboni, quien afirma que “todo dependerá de la meta que el gobierno establezca para el año 2023″. No obstante, argumenta que “los movimientos en la brecha del PIB no minero y el precio del cobre de referencia se contraponen, aunque para 2023, en el neto, el efecto de un menor PIB es mayor”.

Por lo mismo, añade que “utilizando los mismos supuestos del Informe de Finanzas Públicas del segundo trimestre, que tiene una meta de un déficit estructural de -2,6% del PIB, la holgura para 2023 sería menor en US$1.300 a US$1.400 millones aproximadamente, es decir, el crecimiento del gasto en 2023 disminuiría del 4,2% implícito en ese informe, a 2,5%”.

El economista recalca que “este número será muy sensible a la meta estructural que decida el gobierno para el próximo año”.