El litio deja a Corfo en cinco años todo lo previsto hasta 2030
En 2018, Corfo estimaba que SQM, el mayor productor local de litio, pagaría US$ 4.189 millones en los 13 años que le quedaban de arrendamiento en el salar de Atacama. Pero solo en 2022 pagó US$ 3.272 millones. Y en cinco años ya casi cumplió la meta. Lo que se proyectó en 2018 se basó en expectativas de precios que quedaron obsoletas. La demanda global se disparó. En el caso de Albemarle, la firma dejó US$ 650 millones solo en 2022, casi la mitad de lo esperado para esos mismos 13 años.
“Proyección Contrato SQM”. La lámina 18 se titulaba así y proyectaba lo que, según Corfo, la minera no metálica SQM debía pagar hasta 2030 por los derechos de explotación de litio que el Fisco extendió a cambio de una nueva tabla de pagos que gravó con tasas más altas cada tonelada de litio que fuese extraída del salar de Atacama. La presentación está fechada en enero de 2018, cuando Corfo era presidida por Eduardo Bitran, exministro de Obras Públicas que encabezó la hostil negociación con SQM sobre los derechos del litio. Ese acuerdo alimenta hoy las arcas fiscales y por ello en el oficialismo han recordado con halagos el pacto que forzó Bitran en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Pero entonces nadie, tampoco Bitran, imaginaron que sus pronósticos quedarían tan cortos.
La proyección de Corfo en ese 2018 apuntaba a que SQM pagaría entre ese año y 2030 el equivalente a US$ 4.189 millones por derechos de arrendamiento. Esa meta esperada en 13 años se cumplió en solo cinco. O casi. Entre 2018 y 2022, SQM ha pagado al Fisco por los derechos de Corfo -titular de las pertenencias del salar de Atacama- casi US$ 4.000 millones, empujadas por un boom de precios. Solo en 2022 SQM pagó por ese concepto el equivalente a US$ 3.272 millones, según los estados financieros al cierre de 2022 de la minera en la que participan Julio Ponce y la china Tianqi. La proyección de Corfo asignaba sólo US$ 266 millones para 2022.
El mismo sobrecumplimiento, aunque menor al de las rentas de arrendamiento, ocurre con el impuesto a la renta del 27% de las utilidades. Para el período 2018-2030, Corfo estimaba un total de US$ 4.018 millones. En cinco años se ha logrado ya la mitad: US$ 2.180 millones, otra vez con el impulso del extraordinario 2022, cuando SQM pagó impuesto a las ganancias por US$ 1.572 millones.
La diferencia radica en la fórmula de la renegociación de 2018. Hasta 2018, SQM pagaba como royalty a Corfo un 6,8% de las ventas de litio. Pero desde ese año, Corfo consiguió reemplazar ese porcentaje por una fórmula que dependía de la evolución del precio. Comenzaba en un 6,8%, pero la tasa marginal llegaba al 40% cuando el precio sobrepasara la barrera de los US$ 10 mil la tonelada. En ese entonces ese era un precio atractivo y difícil de sostener en el tiempo. La demanda global dijo otra cosa.
“La negociación permitía que, en un escenario de precios extraordinarios, que era de baja probabilidad, el Estado capturara la mayor parte de la renta”, dice un negociador de aquellos años de Corfo. Y aquel escenario de baja probabilidad ocurrió. Y con creces. En 2022, SQM vendió su producción a la increíble cifra promedio de US$ 52 mil la tonelada métrica.
Para calcular los aportes al Fisco de los años siguientes, Corfo basó sus pronósticos de 2018 en las proyecciones de precio de Signumbox, una consultora creada en 2009, especialista en litio, y encabezada por Daniela Desormeaux. Pero todo lo que se pensaba a comienzos de 2018 cambió en los años siguientes.
La decisión de muchos gobiernos en el mundo de estimular la electromovilidad y promover el uso de autos eléctricos gatilló una explosión de demanda. En 2008, el mundo consumió 288 mil toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE), la unidad de referencia en la industria. Según estimaba en 2020 la agencia estatal Cochilco, esa cifra subiría a casi 500 mil toneladas en 2022. Pero SQM dice que el mercado llegó a 760 mil toneladas el año pasado. Y que en 2025 se volverá a duplicar hasta 1,5 millones de toneladas. El 70% de la demanda proviene de las baterías de autos, y el 90%, de la producción de SQM que va a Asia.
“Los fundamentos detrás del crecimiento de la demanda son sólidos, con ventas de vehículos eléctricos creciendo en todos los mercados, especialmente en el mercado estadounidense, impactado positivamente por la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act-IRA), lo que nos permite creer que la demanda este año debería crecer más del 20% en comparación con 2022″, dijo SQM en sus balances a diciembre.
Un asunto de volumen
SQM arrienda a Corfo un total de 16.384 pertenencias mineras de Corfo en el salar de Atacama, equivalentes a 81.920 hectáreas. Hasta esa fecha, desde 1993 y hasta 2030, tenía derecho a explotar 180 mil toneladas de Litio Metálico Equivalente (LME) en todo el período. Aquella cifra equivale a una producción de casi un millón de toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE). En 2018, a cambio de cambiar el pago total, Corfo multiplicó por tres los derechos: agregó 349 mil toneladas de LME, equivalentes a otros dos millones de carbonato de litio hasta 2030. Así, se estima una cuota de 216 mil toneladas por año. Con los nuevos derechos, SQM emprendió ampliaciones. Y se triplicó.
En 2018, SQM vendió 45 mil toneladas y generó ingresos por US$ 734 millones. En 2022 SQM vendió tres veces más, 157 mil toneladas, pero multiplicó por 10 sus ventas: US$ 8.152 millones. La capacidad de producción anual ya es de 180 mil toneladas y está ejecutando una ampliación hasta 210 mil toneladas métricas a partir del próximo año.
En 2018, SQM se atribuía el 17% del mercado mundial, en 2022 es el 20%.
El caso de Albemarle
El cambio que en 2018 Bitran forzó para SQM lo había realizado antes, en 2016, con Albemarle, empresa que también tiene pertenencias en el salar de Atacama, pero en una menor dimensión a la de SQM: son 16 mil hectáreas. También Albemarle se benefició de un aumento de cuota: a las 100 mil toneladas LME que le quedaban en 2018, agregó otras 262 mil, pero hasta 2044. En carbonato de litio, son 80 mil toneladas al año, versus las 216 mil de SQM.
Para comparar con SQM, la recaudación esperada por Corfo entre 2018 y 2030, también sobre la base de los precios previstos por Signumbox, ascendía a US$ 1.430 millones. Para 2022 el pronóstico era de US$ 149 millones en canon de arrendamiento. Otra vez, los pronósticos quedaron obsoletos. “En 2022 Albemarle pagó sólo por concepto de royalty más de US$ 650 millones, lo que implica una contribución 14 veces más alta a la del año 2021″, dijo la empresa a Pulso. La firma produce 50 mil toneladas al año -un tercio que SQM- y planea llegar a 85 mil en futuras ampliaciones.
Y todo apunta a otro buen año.
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