Fue en mayo del año pasado, cuando recién iniciaba la pandemia en el país, cuando Vida Security Previsión, filial de Grupo Security, anunció que había acordado la adquisición de la cartera de pólizas de rentas vitalicias de Mapfre Compañía de Seguros de Vida de Chile, y de la cartera de reaseguros de pólizas de rentas vitalicias de la Caja Reaseguradora de Chile, junto con las respectivas contrapartidas de activos.
Según informó la compañía mediante un hecho esencial enviado a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en esa oportunidad, la transacción involucraba el traspaso de activos financieros por UF3.328.069, lo que representa unos US$117 millones. Asimismo, el traspaso de reservas de rentas vitalicias era por UF2.879.126, es decir, unos US$101 millones.
Pero este tipo de acuerdos suele tener cláusulas. Y el retiro en rentas vitalicias cambió el panorama de la adquisición. Así lo dieron a conocer mediante hechos esenciales enviados a la CMF este lunes, donde Mapfre y Caja Reaseguradora informaron que la oferta que aceptaron el año pasado por este negocio estaba “sujeta al cumplimiento de condiciones suspensivas habituales para este tipo de operaciones conforme a las disposiciones legales y normativas aplicables”.
Así, señalaron que “atendido los efectos adversos que ha generado la reciente promulgación de la Ley 21.330 (ley que permitió el anticipo en rentas vitalicias), Vida Security ha presentado una nueva oferta, la cual ha sido desestimada por la Compañía, informándole su decisión de no continuar con el curso de la operación, dando por concluido el proceso de negociación”.
En su memoria anual de 2020, Caja Reaseguradora de Chile había informado lo siguiente sobre la operación: “Se considera necesario actualizar el estado de avance de dicha negociación indicando que a la fecha de cierre de estos estados financieros y la fecha de emisión del presente informe las entidades indicadas se encuentran a la espera del cumplimiento de todas las condiciones a las cuales se sujetó la operación, incluyendo autorización del regulador, entre otras. Por lo anterior, no es posible determinar ni anticipar los impactos financieros de la operación al cierre de los presentes Estados Financieros 2020, sino hasta que la transacción quede eventualmente perfeccionada y ejecutada durante el ejercicio 2021″.
Con esta adquisición que finalmente no se concretó, Vida Security estimaba que sus activos financieros registrarían un crecimiento de 4,4%, mientras que las reservas de rentas vitalicias aumentarían en un 6,3%, según había informado la empresa el año pasado mediante un comunicado.
En todo caso, el cierre de la operación estaba sujeta a la autorización de la CMF, de los respectivos asegurados y contrapartes de los contratos de reaseguro a ser cedidos, de acuerdo a las disposiciones legales y normativas.