Pese a las intensas lluvias registradas este año en la zona centro-sur del país y el “respiro” que esto ha significado para los acuíferos, los eventos hídricos asociados al cambio climático seguirán su inexorable ruta. Bajo ese escenario es que Aguas Andinas anunciará esta semana un plan de inversiones de alrededor de US$ 1.000 para enfrentar los efectos de la crisis climática en el suministro y garantizar la autonomía hídrica indefinida para en la Región Metropolitana.
“Vamos a lanzar una propuesta concreta de proyectos para enfrentar el cambio climático en Santiago, con una inversión de más de US$ 1.000 millones. Queremos ponerlo encima de la mesa para hacer de Santiago una ciudad resiliente y con suministro de agua garantizado de forma sustentable en el tiempo”, anticipa el nuevo gerente general de la sanitaria, el español Daniel Tugues, quien asumió el cargo en reemplazo de Marta Colet, en mayo.
En su debut a cargo de la sanitaria, el ejecutivo detalla los cinco pilares que sustentan el denominado plan “Biociudad” y cuyo horizonte se extiende hasta 2030.
Los hitos en carpeta
El principal pilar del plan estratégico es mejorar la resiliencia de la capital ante emergencias hídricas. El brusco aumento de eventos de turbiedad en las últimas décadas en la zona central han obligado a la compañía a mejorar la autonomía del sistema. “Con la inauguración de nuevos pozos y megaestanques, hemos logrado una autonomía de 37 horas. Lo que nos ha pedido el regulador es llevarla a 48 horas, pero nosotros queremos ir más allá. Queremos conectar directamente nuestras grandes plantas de producción de agua potable con el embalse El Yeso y disponer de toda esa reserva. Cuando quedemos conectados con el embalse, en la práctica será indefinido (el nivel de autonomía de la capital)”, explica Daniel Tugues.
“Entendemos que va a ser la solución que nos debería permitir sacar los eventos extremos de turbiedad en el río como un problema para el suministro a la ciudad de Santiago”, añade el ejecutivo.
El segundo pilar es implementar nuevas alternativas hídricas que permitan generar mayor independencia de las aguas superficiales, las que se han visto impactadas por los efectos del cambio climático en cantidad y calidad, y que también permitan contar con mayor disponibilidad de agua.
Bajo este pilar se concretará un proyecto de retorno de aguas, el que permitirá darle un doble uso mediante un ducto que transportará hasta 3.000 litros por segundo de agua depurada desde la Biofactoría Mapocho Trebal al río Maipo para uso agrícola, aportando anualmente entre 60 a 90 Hm3 (hectómetros cúbicos) de agua depurada luego de ser utilizada en la ciudad.
El tercer eje del plan apunta a un mayor aprovechamiento de aguas subterráneas de la Región Metropolitana. Un proyecto clave en este pilar consiste en una batería de 12 pozos ubicados en el sector poniente de Santiago, que permitirán entregar 1.200 litros por segundo de caudal para el abastecimiento de la ciudad. Esto aumentará la seguridad de abastecimiento de agua potable a más de 300 mil personas de las comunas de Estación Central, Cerro Navia, Lo Prado, Quinta Normal y Pudahuel.
En la misma línea están los pozos de seguridad en el sur de Santiago, cuyo proyecto contempla una capacidad de producción subterránea de 1.500 litros por segundo extraídos en 16 pozos. Esto complementaría el abastecimiento del suministro en comunas como La Pintana, Puente Alto y San Bernardo para situaciones de emergencia o de sequía extrema.
“Cerca del 50% del agua que suministraremos a la ciudad provendrá de fuentes subterráneas (con este plan)”, adelanta Tugues, quien incluye en este ítem el estanque y pozos Bicentenario.
Vinculado a este eje está también el aumentar la capacidad de reserva de la cuenca del río Mapocho mediante obras que permitan adaptar pozos de extracción ubicados en el sector alto del río, que sean capaces de almacenar agua disponible en períodos favorables. Asimismo, se pretende aumentar la captura de aguas de lluvias y potenciar su almacenamiento mediante 18 zanjas de captura ubicadas en el Parque Aguas de Ramón, en la comuna de La Reina.
El último eje del plan considera intensificar las señales para un uso responsable del agua. El proyecto central se basa en impulsar un nuevo sistema de tarifas que incorpore el escenario de escasez derivado del cambio climático.
“También estamos proponiendo una tarifa de cambio climático, que es algo que ya propusimos hace unos años (…) Significa diferenciar el precio del agua a partir de un cierto umbral de consumo para que no se vean afectados los usos básicos de subsistencia”, sostiene el nuevo gerente general, quien cree que esto también permitirá generar recursos para avanzar con el plan de inversiones.
El ejecutivo cree que “el respiro” para la cuenca central dado por las lluvias de este año posibilita salir de la “lógica del problema” y proponer soluciones concretas.
“Vamos a proponer con Biociudad lo que entendemos que es la mejor solución. Nuestra propuesta de mil millones de dólares de inversión es para ponernos por delante al cambio climático. El cambio climático es una noticia en desarrollo; sabemos la dirección que tiene y, por lo tanto, hay que irlo internalizando”, añade Tugues, quien destaca que el embalse El Yeso, la principal reserva de agua de la Región Metropolitana, bordea actualmente los 200 hectómetros cúbicos de capacidad.
“Esto nos permite garantizar que ningún cliente de Aguas Andinas va a tener riesgo de restricciones este verano”, concluye Tugues.