Peinado cuidadosamente desordenado, patillas exageradamente desgreñadas y gestos de estrella del rock arriba del escenario que emulan a The Rolling Stones y Elvis Presley, sus grandes debilidades musicales, y que también explican el carismático magnetismo que genera entre sus seguidores. Javier Gerardo Milei (52) pasó abruptamente hace siete días de ser un político novedoso, excéntrico y de heterodoxas propuestas económicas a ser un firme candidato a llegar a la Casa Rosada en diciembre y desbancar al kirchnerismo del poder.
El domingo pasado, el economista y exarquero de las juveniles de Chacarita Juniors desordenó la política argentina al liderar las primarias con cerca de 7 millones de votos a su favor, seguido por la coalición de la candidata de centro-derecha Patricia Bullrich y en tercer lugar, el pacto del peronista y actual ministro de Economía, Sergio Massa. Ese día el representante de La Libertad Avanza, criado en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, e hijo de colectivero, no sólo captó el descontento frente a la “casta política” que ha gobernado el país durante décadas, sino también sumó la irritación de la sociedad transandina por el delicado momento económico dominado por la alta inflación, estancamiento y pobreza.
El candidato “anarco-capitalista” tiene posiciones difíciles de encasillar en lo valórico: es contrario al aborto, pero es partidario de la legalización de las drogas, el matrimonio homosexual, la liberalización de las drogas y el porte de armas. En lo económico, llevó su programa al límite de lo acostumbrado en la política argentina al proponer dolarizar la economía para frenar la inflación y eliminar un Banco Central que hoy ya no tiene reservas. “Los bancos centrales se dividen en cuatro categorías: los malos, como la Reserva Federal; los muy malos, como los de América Latina; los horriblemente malos; y el Banco Central de Argentina”, afirmó con ironía esta semana en una entrevista a Bloomberg.
La estrategia económica de Milei también incluye una reducción del gasto público equivalente al 15% del PIB, la eliminación del 90%_de los impuestos y una reforma profunda al Estado que incluye el fin de una decena de ministerios. Además de prometer una “apertura comercial a la chilena”, el economista ha propuesto privatizar empresas públicas y realizar una reforma laboral. “El único modelo que funciona para que un país crezca es el modelo de la libertad:_Estado limitado, comercio libre y respeto a la propiedad privada”, sostiene el programa de gobierno de La Libertad Avanza.
Lejos de moderarse y en tono desafiante, Milei también propuso esta semana eliminar el Mercosur y romper relaciones con China. “No hago pactos con comunistas”, declaró a Bloomberg.
Sus mentores de cuatro patas
Soltero y solitario, Milei es cuidadoso en hablar de su intimidad y evita a todo evento profundizar su estrecha relación con sus cuatro perros mastín inglés, a quienes considera parte de su familia y cuyos nombres dan señales de sus mentores en materia económica. “Le quiero dar las gracias a mis hijos de cuatro patas”, fueron sus primeras palabras tras el triunfo en las primarias al referirse a Conan -fallecido en 2017-, Murray, Milton, Robert y Lucas, cuyos nombres aluden a los economistas de EE.UU. Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas.
Sin embargo, el programa económico inspirado en sus mentores liberales tendrá un difícil aterrizaje y una compleja aplicación si logra llegar a la Presidencia a fines de año.
“La gran pregunta que hay con Milei es cuál es la viabilidad política (de su programa económico). Las ideas de Milei a largo plazo casi toda la profesión económica las comparte, como abrir la economía, cerrar el cepo, desregular y achicar el Estado. El tema central es que sabe dónde quiere ir, pero la gran duda es cómo empieza, cómo llega y cómo no trastabilla, porque tiene cero gobernadores, cero intendentes y con suerte va a tener 40 diputados sobre 257, y máximo 8 senadores sobre 72. Eso lo complica muchísimo en términos de gobernabilidad”, afirma el doctor en Economía de la U. de Columbia y execonomista principal del Banco Mundial, Miguel Kiguel.
El experto argentino va más allá y duda de las posibilidades de Milei de manejar las eventuales movilizaciones sociales que se puedan generar a propósito de las profundas reformas que quiere llevar a cabo y alerta por la falta de un elenco con experiencia que respalde al candidato en materia económica.
“El segundo problema es como pueda manejar la protesta social (...) La otra gran duda es que Milei no tiene equipo económico; sólo algunos jugadores sueltos y te diría que ningún jugador de selección”, afirma Kiguel, en jerga futbolística.
Ignacio Labaqui, profesor de Política Latinoamericana y Teoría de las Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA), ahonda el análisis y enumera cada una de las medidas que necesitarán de la aprobación del Congreso si Milei llega al poder.
“La dolarización que propone es algo que tiene que pasar por el Congreso, así como fue la convertibilidad en su momento (...) Crear o disolver el Banco Central también tiene que pasar por el Congreso”, insiste el académico y politólogo, quien precisa que privatizar empresas y eliminar impuestos no son viables sin el consentimiento de un Parlamento donde Milei tendrá una mínima representación.
El propio Javier Milei ha transmitido que buscará sortear este escenario adverso en el Congreso mediante el llamado a plebiscitos para las diferentes reformas que busca llevar adelante. Sin embargo, Labaqui cree que el referéndum es una opción inviable, ya que no es vinculante y no puede ser usado en temas relevantes como ajustes de impuestos, entre otros temas.
“El Congreso puede simplemente rechazar el resultado de un plebiscito (...) La otra opción es que Milei se alíe con una facción de Juntos por el Cambio (de Patricia Bullrich) y con un grupo pragmático del peronismo que quiere sacarse de encima a Cristina Kirchner y así podría gobernar mediante coaliciones. Sin embargo, el personaje (Milei) no parece muy dispuesto a gobernar por coaliciones”, analiza Labaqui.
Viabilidad y moderación
El economista de Econviews y académico de la U. de Buenos Aires, Andrés Borenstein, coincide en las dudas sobre la viabilidad del plan económico de Milei, la falta de apoyo que tendrá en el Congreso y la dificultad práctica en aplicar las medidas más destacadas como la dolarización y el fin del Banco Central.
“Su programa es difícil de ejecutar, más allá de los méritos del plan. No tiene apoyo empresarial ni apoyo sindical y todas las leyes se aprueban en el Congreso donde el 80% u 85% de los votos van a estar en otros partidos. Los sindicatos argentinos son 10 veces peores que los chilenos, no le van a hacer la vida fácil a Milei si llega a gobernar”, sostiene el también académico de la Universidad Torcuato di Tella.
El economista estima que la dolarización de la economía argentina es una “mala idea” y que eliminar el Banco Central es “un eslogan”. “¿Quién va a regular los bancos si entran en problemas? El BC tiene más roles en la economía que emitir dinero”, dice Borenstein.
Si bien comparte “la filosofía” de recortar el gasto público, cree que la meta de ajuste de 15 puntos del PIB no tiene posibilidades. En todo caso, esta semana Emilio Ocampo, en su debut como nuevo asesor económico de Milei, reconoció la imposibilidad de recortar el gasto en esa magnitud en el corto plazo.
Coincide David Kohn, académico del Instituto de Economía de la UC y economista de la Universidad Torcuato Di Tella, quien cree que el recorte de gasto prometido es “fantasioso” y que dolarizar no es conveniente en el corto plazo.
“Reducir en 15 puntos porcentuales el gasto público es imposible y fantasioso. Hay una parte muy importante del gasto que depende de las provincias y es muy difícil meterse ahí. De todas formas, reducir el déficit fiscal y volver a un superávit primario es algo factible y necesario”, sostiene el economista argentino, quien cree que Milei integrará mayor “sustancia” a su plan económico sin moderar su discurso antes de primera vuelta.
Ignacio Labaqui lo complementa: “Milei no se va a correr al centro político. Seguirá intransigente con el discurso porque debe suponer que cuando está peor la situación económica, mejor le va a ir. No lo veo moderándose. Él tiene dos grandes caballitos de batalla: la dolarización, que se presenta como una solución fácil y un atajo para matar la inflación, y el ataque a la casta política, que es un típico recurso populista. Eso lo va a mantener”, concluye el politólogo.
De esta forma, su cuidada estética, un discurso disruptivo y la gestualidad típica de un líder de una banda de rock se mantendrá intacta en los próximos meses, al igual que la particular relación con sus cuatro perros. Milei ya entró en la escena política argentina y, para muchos, por un largo tiempo.