Este domingo se llevará a cabo en Francia la segunda vuelta de las elecciones legislativas anticipadas, luego que en la primera vuelta el fin de semana pasado, el partido de extrema derecha, Agrupación Nacional, fuera el más votado.
Los mercados durante la semana se mantuvieron inquietos respecto a los resultados electorales, aunque en general con números positivos. Sin embargo, la duda que persiste es el programa económico de la tienda encabezada por Marine Le Pen y su candidato a primer ministro, Jordan Bardella.
Una de las grandes preocupaciones de los franceses durante los últimos años ha sido, en términos económicos, la misma que se ha visto en gran parte del mundo luego de la pandemia: la inflación.
La pérdida de poder adquisitivo, sumada a un bajo crecimiento de la actividad y poco empleo, es el escenario que Agrupación Nacional quiere cambiar con sus propuestas, aunque en el mercado tienen dudas de su viabilidad e, incluso, si podrán financiarlas.
El programa de Bardella, “Francia Primero”, señala que “las opciones económicas de los gobiernos anteriores se basaban en una concepción ingenua de los flujos mundiales y de la competencia internacional, lo que debilitó a Francia en la escena europea, provocando la creación de miniempleos, el despilfarro del dinero público y el profundo deterioro del tejido económico nacional”.
Ante esto, plantea que en su gobierno lo que se haría es “reconstruir una política basada en la liberación de las fuerzas económicas, la protección de las empresas y los trabajadores, y el restablecimiento del orden del Estado y de su lugar en la economía”.
Por el lado de los trabajadores y sus familias, Bardella tiene como una de sus medidas estrella poner más dinero en los bolsillos de los votantes, reduciendo los impuestos sobre la electricidad, la energía y el gas desde el 20% actual, al 5%. Además, se promete aumentar las rentas del trabajo, incentivando fuertemente el aumento de los salarios al permitir que las empresas los incrementen en 10%, eximiéndolas de los aumentos de las cotizaciones patronales de tres a cinco años.
Esa es solo una muestra de las reducciones de impuestos que quiere llevar a cabo el partido de Le Pen. Otra que se menciona es bajar los gravámenes sobre la producción, “para estimular la implantación de instalaciones industriales en Francia”.
Eso va en línea con la visión de esta derecha de corte más nacionalista, que se diferencia de la derecha más tradicional y de la centroderecha, que tienen un enfoque más a favor de la globalización. Tal como sucede en Estados Unidos con Donald Trump, se insta a renovar y volver a incentivar al sector industrial francés, lo que, indican, generaría mejores empleos y salarios.
Aún más, Agrupación Nacional también ha planteado cambios al Banco Central Europeo (BCE), modificando su mandato “para orientarlo hacia el empleo, la productividad y la financiación de proyectos estratégicos a largo plazo”, señala el programa del partido. No está claro, eso sí, como el BCE podría avanzar en esos temas, lo que requeriría del beneplácito del resto de los países miembros.
Además, Bardella ha planteado reducir la edad de jubilación a los 60 años (desde los 64 actuales), para aquellas personas que comenzaron su vida laboral antes de los 20 años de edad.
Todo esto implicaría costos adicionales para las ya aproblemadas arcas fiscales francesas, cuyo déficit el año pasado llegó a 5,5%, muy por encima del 3% establecido por la Comisión Europea. De hecho, este mal escenario fiscal hizo que S&P elevara el riesgo país francés el mes pasado, al reducir su nota crediticia por primera vez desde 2013, pasándola de “AA” a “AA-”, debido a un “deterioro de la situación presupuestaria”.
No obstante, Agrupación Nacional ha dicho que tendrá una política de responsabilidad fiscal y, aunque no ha dado números concretos, ha afirmado que puede ahorrar miles de millones de euros al año bajando la inmigración y haciendo recortes a las ayudas sociales de los extranjeros que viven en Francia. También ha anunciado que reducirá el pago de $2 mil millones de euros anuales a la Unión Europea y que podría contar con otros $65 mil millones de euros con medidas contra la evasión y elusión fiscal. Además, se propone auditar todo el gasto fiscal francés para hacer recortes de programas que considere innecesarios, reorientando esos montos a mejorar los ingresos de los trabajadores, según ha indicado.
Frente a ello, Alexandre Janiak, académico francés del Instituto de Economía de la Universidad Católica, afirma que “no está claro que el programa presentado por la extrema derecha vaya a mejorar las finanzas del Estado. El programa prevé varias reducciones de impuestos. Si bien tales reducciones podrían darle más dinamismo a la economía francesa, es difícil creer que no vayan a disminuir la recaudación del Estado. Por otro lado, el programa no da señales claras de una reducción del gasto. Propone reducir la contribución de Francia al presupuesto europeo, pero el presupuesto europeo se negoció recientemente”.
Por su parte, el economista de Gemines que reside actualmente en España, Alejandro Fernández, considera que “en esa propuesta económica hay mucho de populismo, más incluso que en la propuesta de la extrema izquierda”. Aún así, también señala que “tiene una serie de propuestas copiadas a Macron, con el fin de hacer a Francia más productiva y atractiva para las inversiones. Entre estas últimas, reducir los impuestos a la producción y el pago de contribuciones a la seguridad social hecho por los empleadores, y simplificación de normas”.
Explica que “en la veta populista propiamente tal, pretende revertir la reforma a las pensiones de Macron y restablecer la edad de jubilación en 60-62 años. Durante la campaña no se ha insistido en la propuesta hecha para las elecciones del Parlamento europeo, de eliminar el IVA en una serie de bienes esenciales y eximir del impuesto a la renta a los menores de 30 años. También pretende eliminar los beneficios sociales a los migrantes y restablecer el impuesto a la riqueza”.