Empleados de oficina están regresando por primera vez después de haberse ido de manera abrupta en marzo y están descubriendo reliquias de una vida diferente.
Entradas para conciertos cancelados, ropa de invierno, leche que expiró hace cuatro meses. Los calendarios se congelaron en el tiempo, en la página de marzo. Diarios envejecidos proclaman el peor desplome del mercado de valores en décadas. Todo esto es apenas una muestra de lo que están encontrando los empleados a su regreso a las oficinas por primera vez desde que el covid-19 cambió el curso normal de la vida.
“Fue como abrir la cápsula del tiempo más aburrida que uno se pueda imaginar”, dijo Kevin Dorse, profesional de comunicaciones en Ottawa, después de hacer su primera incursión a la oficina en meses.
En todo el mundo, las oficinas una vez bulliciosas quedaron desiertas casi de la noche a la mañana a principios de año cuando entraron en vigencia las órdenes de autoaislamiento. Muchos de esos espacios siguen vacíos meses después. En la última semana de julio, solo 6,9% de los empleados habían regresado a las oficinas de Manhattan administradas por CBRE Group Inc., la mayor firma de servicios de bienes raíces comerciales del mundo, según un portavoz de la compañía.
A medida que disminuyen las restricciones, algunos empleados de oficina se enfrentan a espacios confinados como el metro y los ascensores y regresan por primera vez. Están encontrando sus escritorios y espacios comunes exactamente como los dejaron en marzo.
Michael Arciero, analista de banca de inversión en Oppenheimer & Co., dijo que encontró seis camisas en una bolsa de lavandería en su escritorio en la oficina de la compañía en el centro de Manhattan. Había abrigos de invierno en respaldos de sillas, dijo.
También hay un componente digital en la cápsula del tiempo. Algunos trabajadores han iniciado sus computadores de trabajo y encontrado las mismas pestañas de internet que estaban abiertas cuando se fueron, incluidos algunos recordatorios dolorosos de una mentalidad diferente en ese entonces. Un empleado de Microsoft que recientemente fue a buscar algunas cosas vio que tenía una página abierta desde marzo donde se leía la frase “15 días para frenar la propagación del coronavirus”.
“Honestamente, fue un poco triste”, dijo Ryan Mahan, director de programación estudiantil de Western New England University que regresó a trabajar por primera vez la semana pasada. La última copia del diario estudiantil estaba sobre una mesa, con una foto de la estrella sueca del pop Zara Larsson, quien daría un concierto en el campus, el cual terminó siendo cancelado. El día después de la publicación, los estudiantes fueron enviados a casa para el resto del semestre.
Rebecca Buckman, vicepresidenta de comunicaciones de marketing de la firma de capital de riesgo Battery Ventures LP, regresó a la oficina de la compañía en San Francisco por primera vez en julio. Dos periódicos envejecidos de marzo estaban sobre una mesa en la recepción, capturando indefinidamente el momento en que la crisis del virus desató el caos en EE.UU.
“Fue un poco extraño”, dijo Buckman. “La gente acababa de dejar las cosas. Todavía había comida en la nevera. Pero lo más llamativo fueron los periódicos”.
Tony Knopp, director ejecutivo de TicketManager, compañía de software con sede en Los Ángeles, envió a sus 70 empleados a casa en marzo. Ha venido a recoger el correo y mantener las cosas en funcionamiento. Ahora se estaciona frente a las puertas de la oficina cada día, un lujo en Los Ángeles.
“Se siente como ‘Soy leyenda’ o ‘The Walking Dead’”, dijo Knopp. “Es muy apocalíptico. Si no vengo por unos días, abro la puerta y empujo un montón de correo. Y nada se mueve. Lo que sea que necesite, lo tomo del escritorio de otra persona. Nos hemos quedado sin baterías, así que voy a otro escritorio y saco las baterías de su teclado”.