Elevada participación de autos compartidos y autónomos, además de conectividad ferroviaria con Valparaíso, Melipilla y Tiltil, y la presencia de una amplia red de electrolineras e infraestrutura asociada a estos vehículos, son parte de la realidad que experimentará la ciudad en materia de transporte de cara a las próximas tres décadas.
Este año, el sector automotor se ha mantenido imparable. Sólo en septiembre, las ventas de autos superaron las 39.000 unidades, lo que equivale a un alza de 10,7% en comparación con el mismo mes de 2017 y un acumulado que alcanza las 300 mil facturaciones.
Esta no será una tendencia aislada, pues se proyecta que en las próximas décadas el número de vehículos seguirá aumentando.
Por ejemplo, un estudio de la Agencia de Eficiencia Energética (Acee) identificó que al 2040 circularán entre 12 y 16 millones de vehículos.
Es decir, mucho más del doble de los que hoy existen en las calles (ver gráfico).
Pero eso no es todo, pues también se pronostica que el parque de vehículos a propulsión eléctrica también aumentará de manera significativa.
Según un estudio llevado a cabo por el Ministerio de Energia, estos automóviles representarán alrededor del 40% del total del parque automotor chileno. Es decir, unos cinco millones de unidades.
A nivel mundial, esta expansión será aún más acelerada. Una investigación desarrollada por Harvard indica que al 2050 los automóviles eléctricos serán una mayoría, proyectando que poco más del 90% de los kilómetros recorridos en las urbes serán en este tipo de vehículos.
En tanto, un reporte de Morgan Stanley reveló que dentro de tres décadas habrá poco más de mil millones de estos automóviles o un 80% del total del parque automotor, creciendo a razón de 50% al año.
"En 2050 ya deberíamos contar con una provisión de energía limpia y resiliente. Es decir, que se haya optimizado la relación entre la demanda y la oferta, de forma tal de que todo funcione en equilibrio.
Esto involucra una optimización de los horarios en la que la gente va a recargar sus automóviles y dónde lo harán. Una parte de la infraestructura va a ser pública -lugares de trabajo y ocio- y también va a existir en las casas.
Por otro lado, también el rol del metro será fundamental, pues se encargará de movilizar a un gran número de personas", explica Alejandro Tirachini, académico del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile.
La expansión periurbana de Santiago, que al 2050 se espera que ya haya alcanzado los alrededores de los principales ejes de transporte de la Región Metropolitana -autopistas Santiago-Lampa, Los Libertadores, además de Ruta 68 y 78, entre otras-, generará tiempos de transporte cada vez mayores, producto de las distancias involucradas.
"Es posible que las calles se llenen de autos. Esto se va a deber a que la gente vivirá cada vez más lejos producto de la penetración de los vehículos automónos , pues ya no necesitarán conducir", dice Tirachini.
Sin embargo, el incremento de la oferta de vehículos compartidos permitirá combatir este fenómeno. "No es sólo que va a cambiar el tipo de vehículo, sino que existirá una modalidad de viaje totalmente diferente.
Por ejemplo, crecerá el uso de servicios de automóviles de alquiler y habrá tranvías", manifiesta Óscar Figueroa, académico del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Católica.
En cuanto a la infraestructura de movilidad, los expertos abogan por un equilibrio. "No se pueden dejar de construir autopistas, pero no es lo único que hay que hacer.
Estas tienen una capacidad fija, por lo que no se pueden hacer pensando en las grandes aglomeraciones de la hora punta, pues sería de nunca acabar", dice Figueroa.