La normalidad en normalidad en las ciudades más grandes de China es total, según el embajador chileno en el país Luis Schmidt, quien comenta que incluso tuvieron que cambiar los horarios para evitar los atochamientos.
“Se ve una reactivación muy fuerte en los temas que dependen de China, es decir, producción y consumo interno”, indicó el diplomático con un tono de confianza respecto al proceso de recuperación que lleva adelante el gigante asiático.
Además de las medidas fiscales y monetarias por todos conocidos, a su juicio hay un elemento que le ha dado mayor fuerza al país. “Acá el 5G de ha tomado como una medida de crecimiento estrella y desarrollo post pandemia”, comentó en el seminario sobre China, organizado por el Club Monetario de la Universidad Finis Terrae.
Según relata, en el país “hay ciudades y casas inteligentes, así como buses, autos y camiones sin conductores. También se están haciendo tratamiento médicos remotos”. De esta manera, la tecnología 5G se siente en las calles de las grandes ciudades chinas como una realidad del presente.
Es este uno de los impulsos particulares que de los que goza la segunda economía mundial, que ha visto una mejora generalizada de las expectativas de crecimiento. Si en el último informe del Banco Mundial se anticipaba una aumento del PIB de 1,5% en 2020 y 7,5% para 2021, los economistas locales están apuntando a rangos de 2,5%-3% y 8,5% y 9%, respectivamente, según lo consignado por Schimidt.
El embajador también destacó las medidas que está tomando el gigante asiático para alentar el mercado laboral, una de las áreas más retrasadas en la recuperación, entre las que se cuentan una “reducción de la carga de impuestos a las empresas que mantengan en el empleo” y una “ampliación de los canales de empleo para los recién egresados de las universidad e institutos técnicos”, con incentivos para las compañías que los contratan.
De esta manera, Schmidt no se alarma con el conflicto que sostiene China con Estados Unidos. Desde su punto de vista se trata de un problema de poder, que va más allá de lo comercial o de las elecciones en Estados Unidos, marco en el que destaca que si bien Bejing ha sido cauto al responder lo ha hecho de una manera firme, consciente de su poderío.