Demoras para trasladarse de la casa al trabajo, situaciones de riesgo y cansancio físico, son algunos de los problemas que han tenido que enfrentar millones de ciudadanos durante estas dos semanas. Incluso, en muchos casos, se ha optado más que nunca por el teletrabajo .
Pero el denominado "estadillo social" también está trayendo nuevas conversaciones y tensiones al interior de las empresas, una oportunidad clave- según los especialistas- para comenzar a gestionar desde ya los cambios que se vienen.
En este sentido, la palabra "empatía" parece ser la piedra filosofal de las nuevas relaciones. "La clave está en la transparencia y empatía. Pero sobre todo, hay que tratar el tema (de la situación actual del país) de manera oportuna, para evitar generar ansiedad e incertidumbre en los equipos", comenta Natalia Zúñiga, directora de marketing de Randstad.
La ejecutiva de esta empresa de Recursos Humanos, agrega además que, en primera instancia, lo recomendable es abordar únicamente aquellos temas que tengan relación con las medidas que se van a implementar para proteger la seguridad e integridad de los trabajadores y en una segunda etapa, es ideal entregar recomendaciones acerca de cómo enfrentar una contingencia social, la cual puede causar malestar por un aumento inesperado del temor, la angustia y la tristeza, generando desesperación, trastornos del sueño, cansancio, irritabilidad o ira y/o dolor. "En el trabajo, lo más correcto es usar un lenguaje empático con los contextos individuales, valorar los aportes de todos, permitir un espacio para el desahogo, evitar quiebres y agresiones, cultivar un sentido de humor sano y ser positivo", dice Zúñiga.
Para Juan Pedro Pinochet, presidente ejecutivo de la consultora en sustentabilidad, Gestión Social, lo que está ocurriendo no solo es una oportunidad para las empresas, sino que también representa un deber de examinar a su forma de operar. "Revisar la relación y condiciones con sus trabajadores, proveedores, contratistas y otros grupos de interés es la clave. ¿Cuál es el ratio entre el sueldo más alto y la mediana de mis trabajadores?, ¿Cuáles son las condiciones laborales de mis contratistas?, ¿Cuándo le pago efectivamente a mis proveedores?, ¿Soy un aporte para la economía local?", son algunas que hay que hacerse, según Pinochet.
Pero la clave no es sólo quedarse en el diagnóstico, sino que tomar medidas concretas para aportar a un mayor equilibrio, inclusión y bienestar social. "Estas acciones no deben pensarse y resolverse en un espacio donde solo los gerentes o el directorio tengan algo que decir. Esta es la oportunidad de abrir espacios de participación donde los trabajadores y otros grupos de interés puedan ser parte de la solución", concluye el presidente ejecutivo de Gestión Social.
Liderazgo, la clave
Según los entendidos, una de las fórmulas ideales para abordar esto es también la comunicación fluida. "Se torna vital en momentos como éstos, en los que la vida profesional y personal se ven fuertemente afectadas. Es aquí donde el rol más relevante no es el del jefe, si no el de un líder empático, que logre conectar con sus colaboradores y desarrollar una confianza más allá de lo profesional. El líder debe ser capaz de entregar contención emocional, contar con habilidades blandas y empatía que permitan motivar a los equipos", explica Pamela Atala, directora de Grupo DNA.
Por su parte, Karina Pérez, directora de Robert Half en Chile es de una opinión similar: "En esta situación, hay ciertas acciones que nos pueden ayudar a pasar mejor estos momentos y a contribuir desde nuestro propio entorno. Es decir, que, desde nuestro rol en la gestión de talentos y el liderazgo organizacional, tenemos la oportunidad de generar un diálogo, pero además de promover entornos laborales donde se valore la diferencia y se propicien relaciones positivas".
La ejecutiva agrega, además: "Los liderazgos con visión de futuro pueden llevar a cabo acciones para conectar con los colaboradores y conectarlos entre sí bajo esta mirada del compartir y el entender".