La tasa de desempleo femenino anotó en el trimestre móvil terminado en mayo un incremento hasta el 8,1%, la más alta desde igual lapso de 2012. Esto, mientras en el caso de los hombres la tasa de desocupación descendió 0,2 puntos porcentuales hasta 6,2%.
Uno de los factores para esta diferencia fue un inusual incremento de las mujeres que ingresaron a la fuerza de trabajo en busca de un empleo. Lo anterior se vio reflejado en la tasa de participación laboral femenina (mujeres que buscan empleo y las que están ocupadas), la que ha estado aumentando de manera constante ubicándose en 49,3%, que es un récord para un trimestre de marzo-mayo. En efecto, según el INE, la fuerza de trabajo femenina se expandió 3,6% en 12 meses, por sobre el 3,5% en que creció el empleo. Otro dato en la misma línea es que las mujeres fuera de la fuerza de trabajo descendieron 0,1%, su sexta baja consecutiva.
Por lo tanto, la información conocida durante la semana pasada se puede mirar desde distintos ángulos. Uno de ellos es que la economía no está siendo capaz de crear el empleo necesario para cubrir las plazas generadas.
No obstante, también es relevante que más mujeres hayan optado por salir a buscar trabajo. Es un buen síntoma de que mujeres hayan vuelto al mercado. Ahora se debe ser capaz elevar la tasa de expansión económica para así poder absorber el mayor flujo de trabajadoras potenciales.
Es por esto que se requiere avanzar en flexibilidad laboral, así como también en disminuir los costos asociados a su contratación, lo que debe ser considerado por las autoridades actuales. Los beneficios para la economía de elevar la participación de la mujer en el mercado del trabajo son relevantes. Estimaciones indican que si la participación subiera al 60%, el PIB de Chile subiría 6,6%.