Empresas IPSA han repartido dividendos por US$8.500 millones este año, casi la mitad explicado por Vapores SQM y Quiñenco
En 2023 las compañías que componen el selectivo han entregado utilidades a sus accionistas por US$8.560 millones, cifra récord al menos desde 2018, y que supera al 2022 y 2021, cuando los montos llegaron a US$8.168 millones y US$7.374 millones, respectivamente.
Perspectivas de crecimiento de la economía más bien escasas y eventos excepcionales son los factores que describen analistas y distintos agentes del mercado a la hora de explicar lo que ha ocurrido con los históricos repartos de dividendos que las empresas locales han realizado en los últimos años. Y estiman que a menos que las expectativas respecto del futuro cambien, las compañías continuarán privilegiando entregar el capital a sus inversionistas, en vez de reinvertirlo.
Según datos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), en 2023 las empresas que componen el IPSA han marcado un nuevo récord, a lo menos de los últimos seis años -desde 2018-, al repartir dividendos por US$8.560 millones, cifra que supera a las de 2022 y 2021, cuando las ganancias distribuidas a los accionistas llegaron a US$8.168 millones y US$7.374 millones, respectivamente.
Pero Hugo Rubio, gerente general de BTG Pactual Corredores de Bolsa, advierte que en la suma de este año “hay dividendos extraordinariamente grandes como los de Vapores, Quiñenco y SQM, casos muy puntuales que mueven el total del IPSA”.
De hecho, esas tres compañías entregaron este ejercicio dividendos a sus accionistas por US$4.024 millones -Vapores US$1.565 millones, SQM US$1.230 millones y Quiñenco US$1.229 millones-, equivalente al 47% del total repartido por las empresas del IPSA, mientras que dicho porcentaje en los años anteriores fue bastante menor: en 2022 representaron el 28,7% y en 2021 el 21,4%. Así, al sacar a estas tres empresas, los dividendos entregados en 2023 disminuyen a US$4.536 millones, por debajo de los US$5.799 millones de 2022 y de los US$5.797 millones de 2021, aunque por sobre los US$3.701 millones de 2019.
En la misma línea, el nivel de dividendos de 2023 coincide con la subida de 128,12% que registraron las ganancias de las firmas que componen el selectivo accionario en 2022, que llegaron a US$25.859 millones. De ese monto, justamente, Vapores, SQM y Quiñenco representaron el 52%, los cuales fueron repartidos en su mayoría durante este año.
Tras ellas, en cuarto y quinto lugar se ubicaron Banco de Chile -también del grupo Luksic-, con US$1.005 millones de dividendos repartidos, y Santander, con US$562 millones.
Las causas
Las compañías distribuyen las ganancias de un año en parte importante el año posterior, cuando es aprobado por la junta ordinaria de accionistas el dividendo definitivo, y en la decisión de cuanto distribuir -por ley las sociedades anónimas deben repartir al menos el 30% de sus beneficios- se toman en cuentas las inversiones necesarias para seguir creciendo. Y es justamente ese último aspecto uno de los principales que estarían pesando a la hora de incrementar los recursos distribuidos a sus accionistas.
“Lo relevante es el porcentaje de las utilidades distribuidas. Es menor que en años anteriores, pero hay cero inversión para los próximos años, por lo cual se tiende a repartir el mayor porcentaje de las utilidades”, dice un reconocido director de empresas que prefiere mantener su nombre bajo reserva.
Aldo Morales, subgerente de Estudios de renta variable local de BICE Inversiones, señala que “es difícil explicar a ciencia cierta qué es lo que ha estado pasando, porque hay diversos factores que han incidido en los últimos años”, pero argumenta que es necesario considerar que “en el período de pandemia, efectivamente varias empresas redujeron sus políticas de dividendos para enfrentar las cuarentenas con un mayor nivel de liquidez. A eso se suma el efecto contrario que tiene que ver con los efectos de la incertidumbre ligada al proceso constitucional, donde probablemente había una menor propensión a invertir en Chile sin tener un escenario regulatorio más claro”.
De hecho, el cambio no se produjo en 2019, cuando los dividendos de empresas IPSA llegaron a US$4.061 millones, ni en 2020 cuando alcanzaron los US$3.161 millones, sino que en 2022 cuando crecieron 133%. En ese sentido, un director de empresas recuerda que, legalmente, se puede repartir dividendos sobre utilidades acumuladas o provisorios sobre la utilidad proyectada del año, y que “el 2020 se podía repartir las utilidades hechas el 2019. El 2020 estábamos en plena pandemia, con todas las dudas e incertidumbres e hicimos caja, sólo el 2021 existían más certezas”, y por tanto decidieron entregar mayores recursos a sus accionistas.
Lo que estaba ocurriendo con las decisiones de las empresas en esta materia, llevó a que el Banco Central, en su Informe de Estabilidad Financiera del segundo semestre de 2021, advirtiera que “en octubre se registró un reparto extraordinario de dividendos entre sociedades anónimas, que podría dar cuenta de menores oportunidades de inversión para el sector corporativo, en un ambiente de mayor incertidumbre”.
Jorge García, gerente de estrategia de Nevasa, sostiene que la explicación para los recursos entregados en los últimos años está “probablemente en una baja de la inversión para los próximos años, pues si no se producirá el crecimiento esperado, las empresas deben pensar que el mejor uso de fondos es distribuir al accionista. Es esperable en este contexto”.
Así lo ratifica Hugo Rubio, según quien con “la incertidumbre y la poca previsibilidad del entorno político y económico, muchas de las empresas chilenas mantienen una postura similar a la que vimos en 2021 y 2022, es decir, regresarle el dinero a los accionistas. Obviamente no es la misma magnitud de lo que tuvimos en esos años, pero siguen con esa postura”.
Según Morales, “sobre todo si uno mira los dividendos en dinero, no en yield, está el impacto de las altas utilidades de Vapores, SQM y los bancos durante los últimos años, los que han influido positivamente el dato. Por último, hay que considerar también que ha habido ventas de activos y entrada de nuevos actores a la propiedad de empresas, lo que también ha generado repartos excepcionales en algunas empresas”.
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