En medio de un drástico cambio generacional, político y cultural que está viviendo la sociedad chilena, la reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) evidenció un fuerte giro de las creencias y percepciones acerca de los roles del hombre y la mujer en materia de trabajo y familia durante los últimos 20 años.
Una de las principales conclusiones del estudio, realizado entre abril y mayo a 1.355 personas en 126 comunas del país, apunta a que el 14% de los chilenos cree hoy que la labor de un hombre es ganar dinero y el rol de la mujer es cuidar del hogar y la familia, lo que muestra un fuerte giro respecto del 43%, tres veces más, que apoyaba esa afirmación en 2002. En los jóvenes, la cifra es más baja aún: 7%.
Según la encuesta del think tank, esta creencia hoy está afincada principalmente en hombres sobre 45 años y a menor nivel educativo y socioeconómico aumenta la proporción de personas que están de acuerdo con el mencionado rol.
En la misma línea, el estudio también revela que solo el 29% de los chilenos encuestados este año cree que “tener un trabajo está bien, pero lo que la mujer desea en realidad es un hogar e hijos”. Hace 20 años esa creencia estaba instalada en el 69% de las personas consultadas por el CEP.
Sin embargo, es relevante destacar que si bien los que tienen esta creencia son en su mayoría hombres, hay un grupo importante de mujeres que está de acuerdo con esta afirmación, que corresponde al 25% del total de las mujeres encuestadas.
Similar responsabilidad
La encuesta del Centro de Estudios Públicos también indagó acerca de la corresponsabilidad y roles de mujeres y hombres en cuidados y generación de ingresos, en el caso de una familia compuesta por un padre y una madre con un hijo de 5 años.
Mientras el 85% de los encuestados cree que madre y padre por igual deberían estar a cargo de mantener la familia económicamente, el 86% cree que ambos también deberían hacerse cargo por igual en el cuidado diario del hijo. Ambas creencias son transversales a la edad, pero son mayormente adheridas por las personas entre 30 y 35 años, y por las mujeres. A mayor nivel socioeconómico y educativo, mayor es la proporción de personas de acuerdo con esta afirmación, según los resultados de este año.
“Sin duda el cambio cultural ya está en marcha, y eso lo evidencia la encuesta CEP para los últimos 20 años. Son una minoría los chilenos que creen que el rol de la mujer es en el hogar y la mayoría de los chilenos está de acuerdo que tanto la crianza como la generación de ingresos son tareas que deben ser compartidas por mujeres y hombres”, afirma la investigadora del CEP y exsubsecretaria de la Mujer y Equidad de Género, María José Abud.
Vida laboral y familiar
Pese al giro cultural que revela la encuesta en el rol de la mujer y la corresponsabilidad, el estudio también exhibe una creencia predominante sobre la incapacidad de conciliar la participación de la mujer en el mercado laboral con la vida familiar. A pesar de que ha disminuido en el tiempo, todavía más de la mitad de los chilenos considera que el trabajo femenino tiene impactos negativos en la vida familiar y cuidados de niñas y niños.
De hecho, el 52% de los encuestados cree que un niño en edad preescolar sufre si la madre trabaja, lo que se compara con el 83% que tenía la misma creencia en 2002. En la misma línea, el 52% considera que la vida familiar se resiente cuando una mujer trabaja tiempo completo, versus el 81% de hace 20 años.
Al hacer un análisis más profundo de este último resultado, se puede observar que esta creencia es compartida casi igualitariamente por mujeres y hombres, y a medida que aumenta el nivel de edad, crece la proporción de personas de acuerdo con estos pensamientos.
Asimismo, a mayor nivel educacional existe una menor proporción de personas de acuerdo con el impacto negativo que tiene el que trabaje una madre. Por contrapartida, a menor nivel socioeconómico aumenta la adhesión a esta creencia.
Para la investigadora María José Abud es clave para la política pública continuar avanzando en medidas que promuevan la corresponsabilidad entre mujeres y hombres en materia de trabajo y familia, y en sistemas de cuidados, especialmente para los primeros años de la crianza de los hijos.
“Esto es fundamental para que no existan barreras para el trabajo femenino, especialmente en el actual contexto macroeconómico, pero también para garantizar cuidados de calidad a niñas y niños. También los empleadores, tanto privados y públicos, tienen un rol en generar medidas al interior de las organizaciones para que exista una mayor conciliación de la vida personal y laboral, y medidas para que mujeres y hombres se puedan desarrollar por igual en todos los niveles de las empresas”, concluye la también economista de la Universidad de Chile.