Ayer, pocos minutos después del mediodía y tras dar a conocer sus resultados financieros correspondientes a 2018, Enel Américas remeció al mercado.

A través de un hecho esencial, anunció la convocatoria a una junta de accionistas el día 30 de abril, para votar un aumento de capital por US$3.500 millones -el más grande desde el que la ex Enersis protagonizara en 2012, por US$6.000 millones-, los que serán usados principalmente en mejorar el perfil crediticio de la compañía, para estar preparado ante eventuales oportunidades de compra que surjan en el mercado.

Para ello, la empresa destinará US$2.650 millones en fortalecer a su filial Enel Brasil, brazo a través del cual Enel adquirió a mediados del año pasado Eletropaulo, la mayor distribuidora eléctrica de Sudamérica, por unos US$1.500 millones.

Según fuentes de la compañía, esta y otras operaciones de compra que realizó Enel en ese país se financiaron con deuda, a tasas altas en línea con la situación económica que ha vivido Brasil en los últimos años. Por ello, la operación permitirá prepagar esos préstamos, aliviando el perfil crediticio del grupo completo.

Otros US$850 millones también irán a Brasil, para subsanar algunas contingencias relacionadas con el pago de pensiones, pues en ese país son las empresas las que se hacen cargo de esta obligación.

La propuesta tuvo un impacto inmediato en la Bolsa de Santiago, teniendo en cuenta que se trata de la acción con mayor peso en el IPSA. Durante los minutos siguientes, sus papeles llegaron a caer 10,13% hasta que, una hora después, la Bolsa de Comercio de Santiago decidió suspender sus transacciones. La baja en el papel arrastró al IPSA, índice que cerró la jornada con una disminución de 1,88% (aunque en momentos llegó a caer 2,17%).

Cabe recordar que Enel Américas es la continuadora de las operaciones de la antigua Enersis en la región, con excepción de Chile que se maneja a través de Enel Chile. Así, administra activos en Argentina, Perú, Colombia y Brasil.

Fuentes del mercado indicaron que lo sorpresivo del anuncio rememoró lo ocurrido en 2012, cuando la entonces Enersis propuso un aumento de capital que finalmente fue de US$6.000 millones, que fue completado con una mezcla de activos y efectivo (ver nota en página siguiente). Ello justifica en parte la reacción.

Luego, en conferencia con inversionistas, Maurizio Bezzeccheri, gerente general de Enel Américas, y Aurelio Bustilho, gerente de Finanzas; dieron más detalles sobre el propósito de esta operación. Entre los puntos centrales comentaron que esta operación permitirá fortalecer la posición financiera de la compañía, para así capturar eventuales opciones que surjan en el mercado de fusiones, adquisiciones o compra de participaciones de minoritarios, en todos los países en que operan.

Después, mientras la acción de Enel permanecía suspendida -de hecho, recién hoy volverá a transar-, el presidente de Enel Américas, Borja Acha, junto a Bezzeccheri y Bustilho realizaron una videoconferencia con datos adicionales. Allí, Bezzeccheri dijo que "después del aumento de capital tendremos la posibilidad de incrementar adicionalmente US$2.500 millones nuestra capacidad de endeudamiento, más los otros US$800 millones que existían ya a disponibilidad de Enel Américas sin bajar la nota crediticia".

Sobre opciones de crecimiento, Bezzeccheri agregó que los objetivos son Brasil, Perú y Colombia, tanto por salida de empresas como por planes de privatización, especialmente en Brasil y Colombia. Esto, a pesar de que los recursos irán, en una primera instancia, a Brasil.

Respecto a la baja de las acciones, Acha fue tajante: "Nadie es capaz de juzgar un plan como este en media hora, ni Steve Jobs", dijo.

Agustín Álvarez, gerente de Estudios de BICE Inversiones, señaló que "nuestra visión de la operación es negativa", y que "la estructura de capital estimamos que quedará con un nivel de endeudamiento menos eficiente que el actual, y la rentabilidad implícita de este aumento de capital es cercana al 9% expresada en reales brasileños, lo cual es inferior al costo del capital empleado por el consenso del mercado".

Junto con ello, criticó que "la compañía menciona que tras el prepago de estos pasivos la utilidad neta aumentará en USD 910 mm en el período 2019-2021, lo cual anualizado entrega una utilidad por acción (UPA) de CLP 10,7, la cual es muy similar a la UPA esperada por el consenso para Enelam en el año 2019 antes del anuncio".

Desde las AFP descartaron entregar alguna opinión oficial sobre la operación, pues están analizando sus efectos. Su visión es clave, pues entre ellas suman el 13,44% de la propiedad.

Sin embargo, otros minoritarios consultados por PULSO plantearon serios reparos a la propuesta, principalmente por lo sorpresiva y porque nunca se mencionó esta alternativa cuando se concretó la compra de Eletropaulo, en junio del año pasado.

Otro de los puntos es que se retirarán recurso desde una jurisdicción más segura, como es el caso de Chile, para llevarlas a un país que, si bien es el de mayor potencial de crecimiento por su tamaño, permanece en una situación inestable.

Con todo, Enel comenzará hoy mismo un road show con accionistas minoritarios en Chile y el exterior, para explicar detalles de la operación, el que durará hasta un día antes de la junta de accionistas, es decir, hasta el 29 de abril.

Brasil es, por lejos, el país con más peso específico para Enel Américas. Luego de las últimas adquisiciones, principalmente Eletropaulo -actualmente denominada Enel Sao Paulo- alcanzó los 17,14 millones de clientes en distribución eléctrica, además de una capacidad instalada de 3.350 MW aproximadamente.

En el negocio de distribución, la filial con más clientes es Enel Sao Paulo, con 7,2 millones de clientes, seguida de Enel Ceará (3,9 millones), Enel Rio y Enel Goiás, ambas con 3 millones de clientes.

Ayer, en tanto, la empresa presentó su balance 2018, el que cerró con un aumento de la utilidad neta del 48% a US$1.667 millones, mientras que el Ebitda llegó a US$3,358 millones. El 36% del mismo provino de Colombia y el 35%, de Brasil.