Fue consejero del Banco Central (BC) entre el 2005 y el 2015 y presidente de Banco Estado en los últimos meses del segundo gobierno de Michelle Bachelet. Desde su dilatada experiencia, Enrique Marshall analiza la actual coyuntura inflacionaria: el IPC en abril escaló hasta el 10,5% en su medición, su mayor registro en más de 27 años, lo que la transformó en la principal preocupación de las autoridades económicas.
Marshall alista para este miércoles el lanzamiento de su libro “Introducción al Sistema Financiero en Chile”, que contará con los comentarios de la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, y de la presidenta de la Comisión para el Mercado Financiero, Solange Berstein, y con la presencia de la consejera del BC, Stephany Griffith-Jones y del presidente de la Bolsa de Santiago, Juan Andrés Camus, donde también se menciona el fenómeno de la inflación.
Para el economista, en este episodio el BC ha actuado correctamente subiendo la tasa de interés. Sin embargo, plantea que se tienen que calibrar bien las nuevas alzas. “Es una medicina que tiene que ser bien dosificada para que logre los efectos que corresponden y minimizar los efectos colaterales”, menciona. Asimismo, sostiene que la política fiscal tiene que jugar un rol preponderante frenando el gasto.
La inflación es actualmente el principal problema para la economía, ya que su impacto es generalizado en la ciudadanía, y en especial, en los sectores de menores recursos. ¿Cuán persistente la ve hoy?
-Efectivamente, es el principal problema de corto plazo de la economía. No es el único tema en la agenda de políticas públicas, pero en el corto plazo es lo que más preocupa y apremia a la población y se debe abordar. Hay que despejarlo para avanzar en otras materias más contundentes. Ahora, ¿por qué hemos llegado a esto? Hay factores externos e internos. En los orígenes, lo que tuvimos fue un shock de precios proveniente del exterior asociado a los efectos de la pandemia, la interrupción de las cadenas logísticas, y ahora último, la guerra en Ucrania. Todos esos factores encontraron a la economía chilena en una fase de expansión. Teníamos un gasto con un crecimiento a ritmo insostenible en el mediano plazo, muy por sobre nuestras capacidades productivas. Eso fue un caldo de cultivo para este mal que es la inflación.
En los 80 y hasta mediados de los 90 la inflación estuvo en dos dígitos. ¿Hay algún parecido entre lo que sucede hoy con esa época, o las razones detrás de esta inflación son totalmente distintas?
-Lo que tenemos hoy día es una inflación inducida por un exceso de gasto y por aumentos en el déficit fiscal. Todo eso está en la historia pasada. Si uno revisa la historia del país, en el siglo XX tuvimos inflaciones persistentes de dos dígitos. Por un lado, estaba la presión fiscal, lo que provoca una expansión del gasto por sobre nuestra capacidad productiva. Eso es lo que también está pasando ahora.
¿Qué fue lo que se hizo en esa época que permitió reducir la inflación? ¿Se puede replicar esa misma fórmula?
-Ese fue un proceso largo de 15 años. La inflación se redujo en un 10% al 15%. Se dieron condiciones muy favorables: la economía crecía, la capacidad productiva iba subiendo, había un conjunto de elementos y factores que ayudaron a que eso se produjera, pero también había una política deliberada, planeada y diseñada para esos efectos.
Las generaciones más jóvenes no saben lo que es vivir con inflación en dos dígitos, ¿qué impacto en el diario vivir genera tener estos niveles?
-Hasta ahora, los efectos de la inflación han sido acotados, pero ya comienza a sentirse con claridad que el poder adquisitivo se deteriora. Los productos valen más caros en la feria y los supermercados. Si esto se prolonga en el tiempo, quedarán más en evidencia los trastornos que provoca la inflación. Las nuevas generaciones que nacieron con la estabilidad de precios están comenzando a sentir los efectos que es tener una inflación alta, y quizá tienen la sensación de que esto se puede contrarrestar o compensar con algunas transferencias, ayudas, pero la verdad es que cuando la inflación se apodera del escenario es muy difícil bajarla y se trasforma en un fenómeno persistente. Se incorpora al sistema y no puede salir. Mientras más se postergue el ajuste, más alto será el costo que haya que pagar.
¿Cómo ha visto el accionar del BC subiendo la tasa de interés hasta el 8,25%?
-El BC ha tomado medidas correctas, con una política muy aceptada, elevando la tasa de interés. Ahora, se debe ir monitoreando con atención lo que está pasando con el gasto, donde se observan claras muestras de ajuste. El primer trimestre de este año observamos una variación negativa en materia del PIB trimestral respecto del cuarto trimestre del año pasado. El trimestre en curso es probable que tengamos una cifra cercana a cero, o negativa, y si es negativa ya tendríamos un segundo trimestre consecutivo de caída en relación al trimestre anterior, lo que es técnicamente una recesión. Todos los indicadores se están ajustando a la baja y por ello se debe ir monitoreando el impacto que está teniendo ya la política monetaria. Una tasa del 8,25% es bastante contractiva y se debe monitorear, porque existe el riesgo de que nos pasemos de largo subiendo la tasa de interés.
En ese sentido, ¿el BC debe calibrar bien hasta dónde subir la tasa de interés para que no tenga un impacto no deseado en la actividad?
-Cuando se sube la tasa de interés ayuda a frenar la economía, pero también tiene otros efectos, entonces se tiene que calibrar bien. Es una medicina que tiene que ser bien dosificada para que logre los efectos que corresponden y minimizar los daños colaterales. Hoy día el riesgo de pasarnos de largo no es cero y por eso se tiene que monitorear. Estamos en un escenario complejo. Es como ir manejando un auto en medio de una densa neblina. La incertidumbre dice relación con a qué intensidad se desacelera la economía. Si las cifras muestran una desaceleración importante, ayudará a que la inflación converja. Hoy la inflación sigue siendo alta, este mes podríamos tener un IPC sobre 1% y por otro lado estamos observando ajuste en la actividad. Tenemos un escenario difícil para los bancos centrales.
¿Cuáles son los próximos pasos que deberá dar el BC para controlar la inflación?
-Es fundamental que el BC permanezca en la línea de lo que ha hecho hasta ahora y entregue señales en materia de tasas de interés, pero el BC no actúa en el limbo, sino que en una economía que tiene otros actores. Por eso es bien importante que la política fiscal no le eche más leña a la hoguera, y se necesita también que no tengamos efectos adversos como los retiros de los fondos de pensiones. Necesitamos un entorno que ayude a que esto finalmente se estabilice.
¿La clave es frenar el gasto lo más pronto posible para que el ajuste sea gradual?
-Hay un desequilibrio entre la oferta y la demanda y para restablecerlo se necesita ajustar el gasto. Además, hay una situación que quizá no se advierte con claridad, junto con la expansión del gasto hemos tenido también un debilitamiento de nuestra capacidad productiva. El gasto se ha expandido más allá de lo sostenible y, al mismo tiempo, hemos tenido un debilitamiento de nuestra capacidad productiva. Esto, como resultado de múltiples factores como la sequía, el cambio climático, reformas procrecimiento que se han postergado indefinidamente. Nuestra capacidad productiva está debilitada, es un escenario complejo.
¿Hay riesgos de que la inflación se mantenga alta, sobre el techo del rango meta del BC, por más de dos años?
-Es probable que nos demoremos más de dos años en converger a una inflación dentro del rango del Banco Central (2% a 4%). Tengo esperanzas de que volveremos a niveles del 3% para la inflación. El BC está haciendo su trabajo. Ha reafirmado su compromiso con sus objetivos inflacionarios y, por lo tanto, la incertidumbre viene por el lado fiscal. Para que efectivamente la inflación converja, la política fiscal tiene que ayudar, pero hacia adelante uno ve muchas presiones de gastos. El mayor desafío para reducir la inflación viene por la política fiscal. La política fiscal tiene que cooperar y eso significa que haga una cierta convergencia.
¿Pero hasta ahora lo que ha mostrado y dicho el gobierno va en esa dirección?
-Todavía no hay elementos que permitan evaluar exactamente eso. El gobierno ha actuado correctamente. Ha buscado entregar ayudas acotadas, pero mi preocupación tiene relación con las presiones que se pueden generar hacia adelante. Cómo se ordenará todas las reformas con la realidad de la caja fiscal que estará sometida a presiones.
¿Qué recomendación le hace a las personas que no han vivido con inflación alta?
-Requiere mucha prudencia en materia de gasto. Las cifras de ahorro de los hogares muestran un deterioro. Hay que reforzar la prudencia y el ahorro.