El episodio que tensó la jornada de reflexión de Sofofa

Encuentro Sofofa
Rodrigo Hinzpeter, Andrónico Luksic y Matías Pérez Cruz

Llegaron casi todos los consejeros y se conversó de todo. Se abrieron a abordar un alza de impuestos, se debatió la opción de una Asamblea Constituyente, se pidió cumplir con el pago a 30 días y también medidas concretas. Sin embargo, el impasse que se generó a raíz de planteamientos de Matías Pérez Cruz y Rodrigo Hinzpeter, marcó el encuentro. Con todo, ya se avanza en un nuevo plan de trabajo.


Fueron 180 minutos que para muchos se hicieron cortos. A primera hora de ayer, la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) realizó una jornada de reflexión a fin de analizar la crisis social que vive el país. A la sesión -a puertas cerradas- asistieron gran parte de los consejeros, y varios hablaron más de lo habitual. Una semana de manifestaciones masivas, protestas y vandalismo había hecho eco en el sector. La idea era tener una cita franca, donde los presentes plantearan su visión de lo que está aconteciendo y del rol del sector privado en la superación de esta crisis. Y si bien en general el balance fue muy positivo, la jornada se vio tensada por las duras declaraciones que hubo, indirectamente, entre dos consejeros: Matías Pérez Cruz, presidente de Gasco, y Rodrigo Hinzpeter, gerente Legal de Quiñenco, holding del grupo Luksic.

La reunión la abrieron tres expositores: el siquiatra Ricardo Capponi -quien realizó un análisis psicológico de la sociedad-; el investigador Daniel Mansuy, quien abordó la problemática desde la historia, y la hasta esa hora intendenta de Santiago, Karla Rubilar. "¿Será parte del nuevo gabinete?", le preguntaron. "Hasta ahora no", respondió. Minutos después asumía como vocera de gobierno. Fue ovacionada, confirman varios asistentes. Relató a grandes rasgos su sentir durante estos días. "Habló desde la calle", subrayaron

Tras ello, el presidente de Sofofa, Bernardo Larraín, partió el debate. ¿Qué están haciendo las empresas? ¿Qué medidas concretas pueden tomarse? El timonel de la entidad pidió dejar de lado los análisis sociopolíticos y circunscribirse a los aportes concretos que el empresariado puede hacer.

Más de 30 consejeros dieron su opinión: el presidente de Ultramar, Richard von Appen; el gerente general de CCU, Patricio Jottar; el presidente de Empresas Lipigas, Juan Manuel Santa Cruz; el abogado Fernando Barros, entre otros. Hay que concentrarse en los trabajadores, apadrinar a las pymes, revisar los salarios si es que pueden hacerlo, y estudiar la situación de los subcontratados, fueron mayoritariamente las conclusiones.

Aún más, se plasmó de manera firme que el pago a 30 días a proveedores debe ser un imperativo. El director general de Mercado Libre Chile, Alan Meyer, llamó a terminar con cualquier tipo de discriminación al interior de las compañías, desde el hecho que los gerentes tengan oficinas, hasta cualquier aspecto que marque una distancia con el trabajador; incluso, se discutió la opción de una Asamblea Constituyente -con opiniones más contrarias y otras más dispuestas-, a lo que siguió el análisis del alza de impuestos a los altos patrimonios. Algunos consejeros apuntaron a que, de elevarse ese tributo sin existir reintegración del sistema , la carga impositiva para las empresas se dispararía: podría superar el 60% precisaron algunos, lo que al final del día redundaría en menor inversión, e incluso en la reorientación de capitales hacia otros países de la región. El llamado fue a la responsabilidad a la hora de abordar las políticas públicas. De hecho, asistentes confirman que Sofofa ya había estructurado una propuesta en materia tributaria que apuntaba a eliminar la renta presunta, los beneficios y las exenciones. "Hay que hacer una carga tributaria pareja, y no incrementar los impuestos", dijo uno de los participantes.

El impasse

Sin embargo, la tranquilidad de la mañana se alteró con el cruce entre Pérez Cruz y Hinzpeter. Dentro de los primeros consejeros en pedir la palabra estuvo Matías Pérez Cruz. Según varias fuentes presentes, sin dar nombres, dijo estar molesto con lo que calificó como el oportunismo y la moralina con que había actuado un empresario al proponer por redes sociales un sueldo de $500.000 mínimo para los empleados de sus compañías, lo que se entendió aludía a lo anunciado por Andrónico Luksic. Sostuvo que él, de hecho, había llamado a su gerente general y este le había confirmado que nadie de su empresa ganaba menos de eso. Y añadió que a él no solo le preocupaba el sueldo, sino también el buen trato que debían recibir sus trabajadores.

Tres consejeros después, vino el turno de Rodrigo Hinzpeter. De acuerdo a empresarios que estuvieron ahí, este defendió la labor de Luksic. Dijo no compartir los dichos de un consejero y que le parecía una ignorancia y falta de respecto hablar de moralina y oportunismo, ya que este empresario había hecho un planteamiento para sus empresas, y que solo aquellas que lo pudieran acompañar lo hicieran. Después -confirman asistentes- profundizó sus dichos. Indicó que no le parecía que en Sofofa existiera una ley mordaza sobre los empresarios, que los obligara a no efectuar planteamientos para resolver una crisis tan profunda, a la espera de que el consejo adoptara una decisión unánime. Y añadió, según un presente en el encuentro, que le parecería interesante saber si ese consejero aplicaba el buen trato solo en su hora laboral, o también en su tiempo de descanso cuando echaba a las personas que ocupaban la playa aledaña a su casa, en referencia al Caso Pérez Cruz en el lago Ranco. Ahí subieron los decibeles. Varios empresarios confirman que Hinzpter recibió una pifia generalizada de los presentes -aunque otras fuentes la acotan a cuatro o cinco personas-, porque lo encontraron fuera de lugar. "No era el momento", señala una persona. Más allá de ello -se indica- el gerente Legal de Quiñenco ahondó en que la crisis tenía un componente económico-social y político-institucional, y que había que utilizar lo primero para no dañar lo segundo, tras lo cual pidió perdón a aquellos consejeros que se podían haber sentido incómodos, aunque sin desdecirse de sus dichos.

Consultado Pérez Cruz por el episodio, manifestó que "no he tenido un intercambio con nadie".

Según los presentes, Bernardo Larraín llamó a la calma y siguió el debate. Se estructuró un plan de trabajo donde se va a ir recogiendo propuestas que vayan en la senda de agilizar procesos, e intentar avanzar en un mayor apoyo a los trabajadores.

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