¿Es ambiciosa la meta de reducción de emisiones que se impuso Chile?
¿Cuánta responsabilidad en enfrentar el cambio climático le cabe a un país que emite menos del 0,3% de los gases de efecto invernadero en el mundo? Esta y otras preguntas son materia de debate tras el anuncio del nuevo compromiso de Chile. El ministro Jobet llamó a aprovechar la oportunidad de la carbono neutralidad en 2050 para “repensar cómo funciona el capitalismo y las empresas”.
En videoconferencia y con mascarillas en sus rostros, los ministros Carolina Schmidt (Medio Ambiente), Juan Carlos Jobet (Energía) y Andrés Couve (Ciencia) presentaron en conjunto la nueva meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de Chile, su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) que deben presentar los países ante Naciones Unidas para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
El documento establece tres grandes cifras: una proyección de los gases de efecto invernadero (GEI) que el país emitirá a la atmósfera de aquí a 2030, conocido como un “presupuesto de carbono” de 1.100 Mt de CO2 equivalente (medida utilizada para este tipo de contaminantes); un peak de emisiones máximas en 2025; para bajar progresivamente hasta un nivel de 95 Mt CO2 en 2030. Esta es la meta a “mediano plazo”, explicó Schmidt, ya que la de largo plazo es la carbono neutralidad en 2050. Para ese año, según se explicó en la presentación, se llegaría a una meta de 65 Mt de CO2, las que serían “neteadas” por la captura de carbono y así llegar a cero.
Además, se comprometió a reducir en 25% las emisiones totales de carbono negro para 2030, la creación de planes estratégicos para la gestión de las 101 cuencas del país, restauración de un millón de hectáreas de paisajes y la reforestación de 200 mil hectáreas de bosques que contribuyan en la captura de CO2 que hay en la atmósfera. De estas últimas, 70 mil deben ser especies nativas.
“El foco es la transformación de Chile hacia un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima, pero que además mejore la calidad de vida de las personas en su territorio. Esto marca un rumbo para una recuperación sustentable de la crisis socio económica”, afirmó Carolina Schmidt.
Por su parte, el ministro Juan Carlos Jobet apuntó a que las medidas propuestas son costo-eficientes y que “alcanzar esta meta de Carbono Neutralidad significaría oportunidades de inversión de entre US$27.300 millones y US$48.600 millones al 2050”. Incluso, llamó a aprovechar la oportunidad de la carbono neutralidad en 2050 para “repensar cómo funciona el capitalismo y las empresas”.
Mitigación
Cuánto debe mitigar cada país para lograr la estabilización de la temperatura del planeta es un debate de siempre en las políticas de cambio climático. El Acuerdo de París establece la meta de calentamiento global en 2°C, y que idealmente debiese ser 1,5°C. Pero el cuánto le corresponde a cada uno siempre ha sido un problema. La Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático establece el concepto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”: Todos tienen que contribuir, pero en distinto rango.
Olga Alcaraz, académica de la Universidad Politécnica de Cataluña, elaboró junto al Grupo de Gobernanza del Cambio Climático una guía metodológica que permite evaluar los compromisos en base a “justicia, desarrollo y ambición”. Alcaraz explica que es un modelo matemático basado en “criterios de justicia climática, porque la situación de los países es muy distinta. Que todos tengan que reducir al mismo ritmo sería una tremenda injusticia global”.
El modelo le asigna a Chile un total de 3500 Mt de CO2 a emitir entre 2017 y 2100. Ese sería el “pedazo” de la torta del presupuesto de carbono global que le corresponde al país. “El compromiso que presentaron hoy, de 1100 Mt de CO2 para 10 años, es más o menos un 30% de lo que les corresponde. Pensamos que es una meta ambiciosa, porque las emisiones están claramente por debajo del total que el modelo de justicia climática le entrega. Además, hay que tomar en cuenta que el peak es en 2025, por lo que se entiende que a partir de ese año irán a la baja, por lo que ese 30% es perfectamente asumible por Chile. Podemos decir que es justo y ambicioso, y que está en línea con el Acuerdo de París, siempre y cuando estas políticas se implementen”, asegura.
Por su parte, el ex ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena, valora positivamente los compromisos de Chile y el avance que se hizo en relación a la anterior NDC. “El que la reducción de emisiones netas esté alineada con el Acuerdo de París es muy positivo. Esta meta no es solo de un gobierno, sino que es la de todos los que vengan por delante”.
Desde la sociedad civil, Karla Maas, de la oficina regional para América Latina de la Climate Action Network, también valora el compromiso de Chile con la acción climática, pero cree que se debe revisar el mismo tema de bosques e industria forestal. “Está ampliamente documentado que los beneficios sociales y ecológicos de las plantaciones no son una respuesta para la transición justa y la estabilización climática necesaria. Chile necesita tener una discusión más abierta y establecer una transición clara para esos grandes oligopolios que hoy bloquean respuestas reales. Para capturar los beneficios de las soluciones que proporciona la naturaleza, la coherencia es un pilar clave”, afirma.
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