"El 10 de junio, Estados Unidos impondrá un arancel de 5% a todos los bienes que ingresan a nuestro país desde México", indicó sorpresivamente ayer por la tarde Donald Trump. El mandatario estadounidense precisó además que el gravamen se mantendrá "hasta el momento en que los inmigrantes ilegales ingresen a través de México y se detenga el ingreso a nuestro país" y que "aumentarán gradualmente hasta que se resuelva el problema".
Sus declaraciones resultaron inesperadas, considerando que la Casa Blanca negocia en este preciso momento la ratificación del nuevo acuerdo comercial de América del Norte, proceso en el que también se encuentran México y Canadá.
Aunque Trump tiene al mundo acostumbrado a sus amenazas, también llama la atención que decida imponer este castigo comercial mientras las tensiones con China siguen en ascenso.
La paciencia se acaba
Justamente ayer en Beijing el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Zhang Hanhui, cuestionó el uso de "palos grandes", como sanciones y aranceles, por parte de Estados Unidos. "Este tipo de provocación deliberada de disputas comerciales es terrorismo económico flagrante, chovinismo económico, acoso económico", subrayó Zhang, subiendo el tono de la respuesta del gigante asiático.
En tanto, en un análisis más moderado, el vicepresidente de la Comisión Reguladora de la Banca y los Seguros de China, Wang Zhaoxing, indicó que "es innegable que la actual globalización económica ha encontrado nuevos problemas y nuevos desafíos". Sin embargo, aseguró que "la solución no es volver al proteccionismo y al unilateralismo", en una clara referencia a la política exterior desplegada por Trump.
Pese a que las vocerías chinas se suelen centralizar, esta vez hubo incluso un tercer funcionario que se pronunció en la materia. "Estados Unidos sigue aumentando las tensiones comerciales y hacen varios trucos que han afectado gravemente las conversaciones", dijo el portavoz del Ministerio de Comercio de China, Gao Feng. "Si las conversaciones comerciales entre China y Estados Unidos pueden hacer algún progreso depende en gran medida de la actitud y sinceridad de los Estados Unidos", agregó.
Heridos de guerra
En medio del conflicto, el agro de Estados Unidos vuelve a posicionarse como uno de los sectores más golpeados. Los exportadores de soja alertaron sobre la suspensión de los pedidos de China, el mayor mercado del mundo para este grano.
En el marco de la guerra comercial, los envíos de soja de EE.UU. al gigante asiático se alejaron rotundamente del récord de 36 millones de toneladas métricas, anotando apenas 8,3 millones de toneladas el año pasado.
La escalada en el conflicto llega para borrar toda esperanza de una recuperación, que sí se consideró posible con la tregua pactada en diciembre, que vino con compromisos de más compra por parte de China, y de la cual no queda nada. La situación es aún más compleja, considerando que el precio de la soja tocó mínimos de una década este mes, justamente por el final de la tensión comercial.