Escondida, la mayor mina de cobre del mundo, desistió de su petición de extender sus derechos para usar agua fresca en el Salar de Atacama, que sustituirá por recursos provenientes de sus plantas desalinizadoras.
El yacimiento, controlado por BHP, mantenía en trámite un permiso para seguir extrayendo 428 litros por segundo de un acuífero ubicado en el Salar de Atacama. Sin embargo, comunidades locales se han opuesto a los planes de la mineras de cobre y productoras de litio en el salar debido a la falta de información sobre el impacto de sus extracciones.
"BHP adelanta en 10 años su compromiso de no extraer aguas altoandinas para Escondida, originalmente programado para 2030", dijo ayer la empresa en un comunicado.
La compañía agregó que la decisión consideró también "conversaciones mantenidas con la comunidad de Peine, respaldada por el Consejo de Pueblos Atacameños".
La empresa explicó que esta decisión fue posible gracias a la inversión realizada por Escondida en plantas desalinizadoras los últimos 15 años y al mejoramiento operacional que les ha permitido reducir su consumo neto de agua por tonelada procesada. De hecho, Escondida fue la primera empresa en la minería chilena en poner en marcha una planta desalinizadora en 2006. En 2017 inauguró una segunda planta y ese mismo año dio por finalizada la extracción de agua desde el Salar de Punta Negra.
En 2018, el gobierno prohibió otorgar nuevos derechos de agua en el salar debido a la sobreexplotación. Escondida y Zaldívar, de Antofagasta y Barrick, buscaban extender el uso de agua en la región. En el caso de Zaldívar, ésta sostiene que para ella no es viable invertir en una desalinizadora. En el salar además operan los mayores productores mundiales de litio, como SQM y Albemarle.