A fines de la década pasada, BASF Chile identificó una necesidad manifiesta de sus clientes de la Industria Automotriz, por no contar con mano de obra técnica calificada en re-pintura automotriz, considerando que no existían entidades de formación educacional para este rubro específico.
Es así como, la Unidad de Negocio de Glasurit de BASF vio la oportunidad de elaborar un programa, asociativo e integral con clientes, la comunidad y colaboradores, con la finalidad de capacitar a jóvenes en riesgo social y con escasas posibilidades de desarrollo laboral, impulsando de esta forma una solución sustentable por medio de la creatividad e innovación social.
Para hacerse una idea, en Sudamérica 1 de cada 5 jóvenes no estudia ni trabaja, por lo que están expuestos a una situación de vulnerabilidad, y por otro lado, los niveles de servicios son considerados regular a malo de los talleres reparadores.
"Es un modelo asociativo, con mirada a largo plazo, y que lleva 10 años en ejercicio, especialmente en el desarrollo de oficios que permiten una inserción laboral concreta, sobre todo orientada a jóvenes, mujeres y migrantes. Además, es reconocido y apoyado por el Ministerio del Trabajo", comenta Karin Willeke, Sustentabilidad Corporativa, Diversidad e Inclusión de BASF Chile, acerca de este proyecto denominado como "Espacio Inclusivo" que nació formalmente el 2010.
Más que una técnica
Adicionalmente, el programa también tiene por objetivo desarrollar habilidades blandas importantes para el mercado laboral. En este contexto, los alumnos también son capacitados en temáticas sobre cómo elaborar un buen CV y comunicación con jefaturas, entre otros temas.
Tras el curso, los estudiantes realizan su práctica en las empresas aliadas, donde según su desempeño, tienen la oportunidad de quedarse trabajando en ellas.
Así, durante sus seis versiones, Espacio Inclusivo ha logrado impactar a más de 250 jóvenes chilenos en riesgo social de comunas como Huechuraba, Recoleta, Pudahuel, Quilicura y Puente Alto, quienes gracias a esta iniciativa han logrado un porcentaje de inserción laboral que supera el 43%.
Para darle un mayor valor agregado, durante el 2016 BASF amplió las capacitaciones de Espacio Inclusivo al área de desabollado automotriz con el objetivo de continuar desarrollando este proyecto de innovación social.
Esto lo llevó a cabo en un trabajo conjunto con la firma SK Bergé. "Considerando el éxito de este programa, Espacio Inclusivo fue replicado en Argentina y Uruguay, contando con financiamiento regional. Así como también a otras capacitaciones como Materiales Compuestos", cuenta Willeke.
Además de la participación permanente de 6 colaboradores de BASF de Glasurit, un colaborador de Recursos Humanos, uno de 3M y dos de SK Bergé se han invertido US$ 40.500 en habilitar las instalaciones y elementos de trabajo para el desarrollo del programa Espacio Inclusivo.
Ya van 6 generaciones de estudiantes. "Uno de los temas más complejos, es mantener, a través del tiempo, el contacto con los jóvenes, porque se van independizando. Para superar esta barrera es que desarrollamos encuentros anuales con los graduados, lo cuales nos ayudan a mantener el vínculo y hacer seguimiento", concluye Karin Willeke.