La semana pasada el Banco Central presentó su Informe de Estabilidad Financiera del segundo semestre. En esta oportunidad, el mensaje de la autoridad es que las condiciones financieras permanecen sin grandes cambios en relación a la primera mitad del año. El documento, eso sí, identifica una serie de riesgos, tanto internacionales como locales, que se deben monitorear y cuya probabilidad de ocurrencia, en ciertos casos, es alta.

Respecto del frente externo, un empeoramiento abrupto de las condiciones externas persiste como uno de los principales riesgos financieros.

Así, un rápido ajuste del costo de financiamiento externo es un riesgo. Esto puede ser un elemento relevante para las empresas chilenas con deuda en moneda extranjera. El deterioro de la situación económica en América Latina también figura como un problema financiero.

En tanto, el debilitamiento de China por factores comerciales y financieros, a raíz de la guerra comercial es uno de los riesgos más complejos.

Por el lado interno, el Banco Central destaca que no se observan vulnerabilidades financieras relevantes en empresas locales. "Sin embargo, ciertos desarrollos ameritan un seguimiento más detallado".

Si bien la situación financiera de las empresas es sólida, gracias a un nivel de deuda externa moderada (sin considerar los préstamos de IED) y un bajo nivel de descalce cambiario, se configura una potencial vulnerabilidad en el grupo de empresas con inversiones en economías emergentes -como Argentina y Brasil- que podrían verse afectadas por cambios en la situación económica de dichos países.

En definitiva, Chile parece bien preparado para enfrentar una situación externa más compleja, pero no es inmune. Por ello es relevante avanzar en mejoras internas para disminuir los riesgos, como contar con una base de datos de deuda consolidada.