Justo cuando el mundo guarda el aliento a la espera de la recuperación plena de la producción petrolera de Arabia Saudita y del resultado de las negociaciones comerciales de principios de octubre, Estados Unidos añadió nuevas cuotas de incertidumbre en ambas áreas. Decidió no renovar las exenciones de las que gozaba China desde mayo por sus importaciones de petróleo con la sancionada Irán, dirigiendo sus dardos a cuatro navieras y sus ejecutivos.
"Le decimos a China y a todas las naciones: sepan que sancionaremos cada violación", dijo en un tono poco conciliador el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, quien detalló que la determinación obedece a la "campaña de máxima presión económica contra el régimen iraní y aquellos que permiten su comportamiento desestabilizador".
De esta manera, Beijing, que suele estar fuera del foco noticioso del mercado petrolero del Medio Oriente, se ve arrastrado al conflicto por lo que calificaron como "intimidación" por parte de la administración de Donald Trump. "Siempre nos oponemos a la llamada jurisdicción de brazo largo y las sanciones unilaterales", dijo el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang.
Mercados en alerta
Este nuevo foco de conflicto podría llegar a incomodar a un sensible mercado del petróleo, cuyos precios ayer vivieron una jornada volátil (con alza de 0,56% en el Brent y baja de 0,14% en el WTI), en parte por estas novedades.
Después de Estados Unidos, China es el segundo consumidor de petróleo en el mundo, con importaciones que crecen a pesar de la desaceleración que experimenta su economía (ver infografía).
De hecho, para Bank of America, su rol será fundamental para sostener los precios del crudo en US$60 el barril durante 2020. Dada la incertidumbre geopolítica, se espera que Beijing acelere la acumulación de reservas de crudo, apuntalando la demanda de acuerdo con el banco.
Las repercusiones de las sanciones van incluso más allá. Si bien desde la consultora Eurasia destacan que "el movimiento de hoy es más un tiro cruzado que una escalada importante", consideran que tiene el potencial de convertirse en un "punto de inflación" entre las dos mayores potencias globales.
Discusión comercial
De hecho, el fin de las exenciones no llega en el mejor momento. Las autoridades chinas y estadounidenses se tienen que ver las caras el próximo 10 de octubre en un nuevo intento por poner fin a la guerra comercial, que figura como uno de los principales arrastres de las perspectivas económicas mundiales.
Aunque por el momento, ambas discusiones parecen transitar por carriles diferentes, Ryan McKay, estratega de commodities de TD Securities, asegura que si la confrontación en torno al crudo escala, podría "presentarse como un obstáculo en las negociaciones comerciales".
Este riesgo no es menor, considerando que la eliminación de las exenciones "confirma que Estados Unidos no será indulgente respecto a la campaña de máxima presión sobre Irán", mientras que "es probable que China continúe con sus estrategias para evadir las sanciones", detalla McKay.