La desacelereación de las remuneraciones se ha tomado la agenda durante las últimas semanas, puesto que se considera que es una de las causas de la caída en la evaluación del gobierno de Sebastián Piñera, así como también de las menores perspectivas de los consumidores.

Sin ir más lejos, la encuesta Cadem de esta semana recoje que el 64% cree que la economía está estancada o retrocediendo, siendo este el registro más alto en lo que va del segundo período Piñera, un análisis contradictorio dado que en el primer semestre se tuvo el mejor desempeño económico desde 2012, cerrando en 4,7%.

El avance de los salarios en junio a 12 meses acumula un alza de 0,1%, mientras que en lo que va del año en términos reales se percibe una caída de 0,9%, de acuerdo con los datos del INE.

¿Por qué este mayor crecimiento no está llegando a las personas por la vía de salarios? Existen varias hipótesis y que probablemente es una mezcla de todas las causas que los expertos aducen.

Holguras de capacidad productiva propias de un largo período de bajo crecimiento, mano de obra barata a través de la inmigración, baja inflación en períodos pasados que llevaron a reajustes salariales modestos, automatización (reemplazo del hombre por maquinaria) y una regulación laboral más rígida, que obliga a pensarlo dos veces a la hora de contratar. Todas juntas pueden explicar la desaceleración de las remuneraciones.

Lo que se debe tener claro es que cualquiera sea la causa que predomine en la desaceleración de los sueldos, la solución pasa por dinamizar el crecimiento económico, especialmente pensando en el largo plazo, y que haya una mayor creación de empleos. Sólo así habrá un incremento a nivel salarial. Realizar una mejora efectiva de la reforma laboral y la tributaria que heredó del gobierno pasado deben ser las prioridades actuales.