Estrella Zarate, la chilena que trabaja en el sistema de pensiones de Suecia explica las virtudes y defectos de uno de los modelos que mira el gobierno de Boric
Desde hace un par de años en la centroizquierda e izquierda han mirado de cerca el modelo de pensiones sueco. En la administración actual, lo tienen como un referente a seguir. Zarate trabaja justamente en el ente público que paga todas las pensiones en Suecia. Ahí ha recibido a delegaciones de distintos países para explicarles el sistema, entre ellas, las AFP y el anterior gobierno. Acá detalla cómo funciona y los cambios que se discuten.
Estrella Zarate (41 años) lleva casi once años trabajando en Pensionsmyndigheten, el ente público que administra y paga todas las pensiones en Suecia. Allí se desempeña como la jefa de información de fondos, esto es, de mantener informada a la población sobre todo lo que dice relación con los fondos de pensiones suecos. Además, recientemente le asignaron un segundo cargo: también es la jefa de selección de fondos, es decir, está encargada de elegir los fondos privados en que la población sueca podrá invertir sus pensiones.
Sus padres, Gladys Bustos y David Zarate, huyeron de Chile cuando se inició la dictadura. En 1974 llegaron a Italia y luego los derivaron a Suecia como refugiados políticos, lugar en que reiniciaron su vida en 1975. Estrella nació ahí cinco años después.
Se autodefine como “más chilena que sueca”. Pese a la distancia, no se pierde partido de la selección de fútbol de Chile. Aprendió a hablar español en su casa y, por eso mismo, cada vez que una delegación de habla hispana pide al gobierno sueco poder aprender del sistema de pensiones de la nación escandinava, Estrella es la encargada de recibirlos. Así es como le ha enseñado sobre ese sistema a equipos de distintos países latinoamericanos, entre ellos, de Chile. El anterior gobierno local y algunas AFP están en ese listado.
Y no es de extrañar, considerando que desde hace un par de años distintos sectores del mundo político han estado mirando de cerca el modelo de pensiones sueco para poder replicarlo acá. Las famosas cuentas nocionales fueron una propuesta que puso sobre la mesa la entonces oposición en el debate de la reforma previsional a fines de 2019.
En esa ley larga de pensiones ya no hubo acuerdo durante el anterior gobierno, pero en la actual administración que lidera el Presidente Gabriel Boric, es un modelo a seguir. Así al menos lo reveló el año pasado Javiera Martínez, entonces coordinadora programática y ahora directora de Presupuestos, cuando fue consultada sobre si tenían algún país de referencia, de modelo a seguir en sus propuestas: “Suecia, en pensiones”, respondió. También es el modelo que miraba la candidatura de Daniel Jadue (PC).
Según el Índice Mundial de Pensiones de Melbourne Mercer 2021, Suecia ocupa el octavo lugar del ranking mundial de pensiones, situado detrás de Islandia, Holanda, Dinamarca, Israel, Noruega, Australia, y Finlandia.
Acá Estrella explica las virtudes y defectos que tiene el sistema sueco, y cuenta que allá también el Parlamento hace poco aprobó algunos cambios al sistema, pero detalla que probablemente vendrán más. Sin ir más lejos, por estos días es tema obligado en las campañas que hay en el país escandinavo de cara a las elecciones generales de septiembre.
El inicio
En 1991 estallaba una burbuja inmobiliaria en Suecia, con efectos devastadores para el desempleo, que en tres años subió de 3% a 12%. En ese contexto, y con los cambios demográficos globales en curso, comenzaron a crecer los temores sobre la capacidad que tendría el Estado para pagar las pensiones del típico sistema de reparto que reinaba en Europa.
Así fue como en 1994 el Parlamento sueco aprobó una reforma previsional, cuya estructura rige hasta la actualidad. Allí existen tres pilares: la pensión general del Estado, la pensión ocupacional de cada empleador y el eventual ahorro voluntario que cada uno realice.
Estrella explica que la parte más importante del sistema es el pilar estatal, precisamente donde trabaja. Esa pensión general está compuesta por tres partes: la pensión ocupacional, pensión por primas, y la pensión mínima garantizada.
En total, la cotización obligatoria es de 18,5%. Esto se compara con el 10% que se cotiza actualmente en Chile (casi 12% si se considera el SIS), y con el 16% que propone ahora el gobierno (casi 18% considerando el SIS).
Como resultado, Estrella comenta que la tasa de reemplazo promedio de la población sueca es cercana al 60%, medida respecto al salario promedio que registran las personas durante toda su vida. En Chile, según cálculos de Ciedess, la tasa de reemplazo promedio es de 42,9% en hombres y 43,4% en mujeres, considerando aquellos afiliados que se hayan pensionado a la edad legal de jubilación entre el año 2000 y 2020, que es el grupo de trabajadores que tiene al menos el 50% de su vida laboral cotizando en el sistema de capitalización individual.
Pensión ocupacional
La pensión ocupacional es la parte más grande del sistema sueco, donde todo aquel que trabaja debe cotizar 16% de forma obligatoria. Aquí hay casi 8 millones de afiliados, mientras que la población total en Suecia es de 10,4 millones de personas.
Zarate detalla que “esas son las cuentas nocionales, es un pay as you go, es decir: los trabajadores de hoy, están pagando las pensiones de hoy. Es un sistema de reparto. Ningún dinero queda fijo en una cuenta, lo que yo hoy día cotizo por lo que gano con mi sueldo, se paga al tiro para la próxima generación”.
Pero no es un sistema de reparto que entregue beneficios definidos. Eso fue lo que cambió con la reforma de 1994. Desde entonces, la pensión que recibe cada persona está directamente relacionada con el ahorro que realizó durante su vida. “La relación entre aportación y prestación es muy directa”, recalca.
Eso quiere decir que el sistema estatal registra en una cuenta ficticia cuánto es lo que cada persona va aportando, y una vez que el afiliado decide pensionarse, el beneficio se calcula en base a lo que ahorró. Una vez al año los afiliados reciben el llamado “sobre naranja”, donde pueden revisar los derechos acumulados por sus contribuciones.
Para calcular la pensión que recibirá cada persona, el Estado divide la cantidad de ahorro acumulado por los años que teóricamente le restan por vivir, según la expectativa de vida que hay en Suecia, que actualmente es de 88 años para hombres y 89 para mujeres, pero que se recalcula todos los años. En Chile las tablas de mortalidad se calculan cada seis años, y actualmente contemplan que las mujeres vivirán en promedio hasta los 90 años y los hombres hasta los 85.
La pensión se entrega de por vida, es decir, funciona como una especie de renta vitalicia, pero al fallecer el pensionado no hay fondos a heredar. Eso sí, existe una pensión de supervivencia, que es una asistencia económica por las pérdidas de ingresos que el fallecimiento ha significado para ciertos familiares.
Sin embargo, hay algunos años en que la pensión que recibe la población puede bajar. Y ese, a juicio de Zarate, probablemente es uno de los mayores desafíos que hoy enfrenta el sistema. El tema de fondo es que, como el sistema de reparto se había proyectado insostenible en la década de los 90, para no volver a tener un problema de falta de recursos, la ley estableció un mecanismo de balance automático.
Esto significa que todos los años hay un equipo de actuarios que calcula si los fondos con que cuenta el sistema alcanzarán o no para pagar las pensiones. Así, en periodos de mayor desempleo, las pensiones de los adultos mayores también pueden bajar.
“Siempre se ha dicho que el modelo sueco es uno de los sistemas más seguros y más estables del mundo, sí, es verdad, pero el sistema es estable para nosotros que trabajamos aquí en la agencia (el ente público), pero no para los pensionados, porque con este balance automático podemos bajarles la pensión”, comenta Estrella.
Eso fue lo que ocurrió luego de la Gran Recesión de 2008. Cuando los actuarios calcularon en 2009 los recursos del sistema, las pensiones de la gente empezaron a bajar de forma gradual hasta 2011. Luego empezaron a subir, pero la normalidad recién se alcanzó entre 2017 y 2018. Eso, hasta que ahora llegó la pandemia.
“Este año los activos que hay, que son todos los ingresos, probablemente no van a alcanzar para pagar todas las pensiones, porque la gente ha recibido menos ingresos y hay quienes han perdido sus trabajos en pandemia. Ahí es donde entra este mecanismo de ajuste automático, que baja las pensiones hasta que se arregle, hasta que recibamos más ingresos”, puntualiza.
Consultada respecto de si existen críticas al sistema, Zarate cuenta que cuando ocurren estos ajustes, “los políticos tienen que estar en el diario dando explicaciones de por qué está pasando esto, por qué bajaron las pensiones”.
Y agrega que existen “organizaciones de pensionados que son súper grandes, de 2 o 3 millones de personas, que se juntan y hacen debates. Hay quienes critican a los políticos, y ahí es donde surge la pregunta: ¿Este sistema está financiado? Porque es súper estable, ¿pero para quién? Esa es la pregunta que se está debatiendo. Y ahí los pensionados dicen: pagamos uno de los mayores impuestos del mundo, e igual nos van a bajar la pensión, porque cuando yo recibo una pensión de 900 euros, calculo mi vida en base a ese dinero, y si en dos años más me quitas 100 euros, no está nada bien. Eso es lo que los políticos están discutiendo”.
En esa misma línea es que la edad de jubilación mínima hasta el año pasado era a la edad de 61 para hombres y mujeres. Pero eso cambió con la última reforma, y desde ahora se sitúa en 62 años. En todo caso, Estrella cuenta que la mayoría prefiere pensionarse a los 65 años, porque de esa forma pueden obtener una pensión más alta. “Pero ahora ya están recomendando pensionarse a los 67, para que alcance el dinero”, detalla.
Esa reforma también contempla un alza gradual de la edad de jubilación, donde se busca llegar al menos a los 66 años en 2026.
Si bien en Chile dos tercios de lo que ahorra cada persona corresponde a la rentabilidad que obtuvieron las AFP; en esta parte de reparto que tiene el sistema sueco la rentabilidad no es mucha. Ahí, los recursos son invertidos por cuatro fondos estatales. “No pueden tomar riesgo y no se atreven a tomar riesgo, porque si llegaran a hacerlo (y se genera una pérdida de rentabilidad un año), tiene que activarse ese mecanismo de balance (que baja pensiones)”, explica.
Así, la rentabilidad que se le entrega a los fondos de las personas va alineada con el crecimiento de los salarios de cada año, por lo que en el último tiempo ha sido cercana al 3% anual. A eso se le llama el tanto nocional. Es como si el Estado invirtiera los recursos en depósitos a plazo en UF para añadir a los fondos solo lo que se renta por inflación.
Este también es un tema de debate en Suecia. “Están mirando diferentes opciones para tener más rendimiento, porque hoy casi no tienen ningún rendimiento”, señala.
Pensión por primas: los privados
Si en la pensión ocupacional es el Estado el que toma todo el riesgo al invertir los recursos del 16% de cotización obligatoria; en la pensión por primas son las personas las que corren ese riesgo, pero con una cotización obligatoria de 2,5%.
Cada uno de los 8 millones de afiliados escoge dónde invertir esos recursos. Ahí, a diferencia de lo que ocurre en la pensión ocupacional, las personas tienen una cuenta y pueden ingresar todos los días para ver cuánto es el dinero que tienen acumulado. Básicamente, es capitalización individual.
“Fue una idea ideológica. Cuando se creó, dijeron: para que la gente se interese en las pensiones, también tenemos que darles más responsabilidad. Por eso se destinó esta parte pequeña de la cotización”, comenta Estrella.
Agrega que en esta parte ya hay ahorros acumulados por US$2.200 billones. “En un inicio era pequeña, pero nunca pensaron que los fondos iban a tener tan buen retorno, por lo que también está siendo una parte bien importante de los recursos de los pensionados. Antes uno siempre decía: el 16% es donde está todo, pero no, este 2,5% se ve pequeño, pero es el que está aportando cada vez más”, cuenta.
Acá las personas pueden escoger entre 478 fondos gestionados por 60 entidades privadas, en una plataforma que tiene habilitada el sistema de pensiones sueco. Se puede distribuir el saldo en un máximo en cinco de esos fondos, pero pueden decidir cambiarse todos los días si así lo desean. Entre los gestores hay entidades como BlackRock, y también los mismos bancos que funcionan en Suecia.
Todos esos fondos son privados, con excepción de uno: el AP7Såfa, que es el fondo estatal al que ingresan todos por defecto. Este es precisamente el fondo más grande, con casi 5 millones de personas. El privado que le sigue tiene 336 mil afiliados. En la última década, el AP7 suele rentar por sobre el promedio de los fondos privados.
Esta parte del sistema también se reformó hace poco. El asunto de fondo es que, hasta ahora, casi cualquier privado puede acceder a estar en la plataforma estatal para gestionar estos recursos, ya que hay requisitos muy generales, y si los cumplen, pueden entrar automáticamente. “Eso no significa que estén los mejores fondos, lo único que significa, es que están los fondos que cumplen los criterios establecidos”, explica Zarate.
Eso está por cambiar. “Lo que viene próximamente es que ahora yo puedo salir a buscar los fondos. Y ellos pueden seguir mandando sus opciones, pero aunque cumplan todos los requisitos, yo digo no, este no tiene buen rendimiento. No es un buen fondo para mis pensionados”, relata Estrella.
Justamente Zarate será la encargada de seleccionar estos fondos. “Desde junio y tres años hacia adelante, voy a tener que empezar a sacar todos estos fondos, uno por uno, y mandarle carta a la gente, decirle: tu fondo ya no existe en la plataforma, porque vamos a elegir un fondo nuevo que te va a dar mejor pensión. Ahora estamos trabajando para ver cómo lo vamos a hacer”.
A diferencia de la pensión ocupacional, en la pensión por primas sí existe la posibilidad de heredar los recursos ahorrados, siempre y cuando así lo defina el afiliado.
Pensión mínima garantizada
Si una persona no logró ahorrar el dinero suficiente durante su vida para conseguir una pensión equivalente a unos US$860 ($686 mil), el Estado sueco completa la diferencia, lo que es financiado con recursos que fueron recaudados mediante impuestos. A quienes no ahorraron nada, se les entregan los US$860 íntegros.
Para acceder a ese monto hay que cumplir algunos requisitos, como por ejemplo, haber vivido en Suecia al menos 40 años, de lo contrario, la pensión garantizada se reduce.
En Chile la Pensión Garantizada Universal (PGU) que aprobó recientemente el Congreso contempla un piso de unos US$205 ($185 mil) para el 80% de la población, esto es, básicamente para quienes ahorraron una pensión de hasta $650 mil. Y quienes se encuentren entre el 80% y 90%, reciben una parte de ese monto.
Eso sí, hay que considerar que según datos de la OCDE el PIB per cápita en Suecia era de US$55.038 en 2020, mientras que en Chile estaba en US$24.689. Asimismo, el salario promedio anual en Suecia era de US$47.020, mientras que en Chile estaba en US$26.729.
Zarate comenta que el monto de la pensión mínima está por debajo del salario mínimo, por lo que “con 800 euros les falta, no llegan a fin de mes (...) Tal vez puede ser considerado como un monto alto allá (en Chile), pero aquí no es mucho, y este año tenemos elecciones. En todas las elecciones surge el mismo tema: queremos subir las pensiones. Por eso ahora todos están mirando la reforma”.
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