Bastante se ha discutido en Chile cuál es el punto óptimo de equilibrio de la deuda para no escatimar en el uso de recursos para enfrentar la crisis. Y si bien esta emergencia ha afectado a todos los países, un estudio detectó que los emergentes pagan un costo más alto en cuanto a riesgo soberano, y que los indicadores líderes de Chile están en una posición incómoda.
“La evidencia empírica muestra que, a diferencia de los países desarrollados, la evolución de los determinantes económicos y financieros tienen una incidencia importante en el riesgo soberano de los emergentes”, indica el documento “Determinantes del riesgo soberano y diferencias entre países desarrollados y emergentes”, de Mario Arend y Pablo Sánchez, publicado por el Consejo Fiscal Autónomo (CFA).
Este estudio, solicitado por la Comisión Especial Mixta de Presupuestos del Congreso descubre que los principales indicadores que determinan el nivel y la evolución del riesgo soberano son macroeconómicos, institucionales o políticos domésticos y globales. En el caso de los emergentes, colocan la lupa sobre las cuentas externas y balanza de pagos, el nivel de dependencia de los commodities, la volatilidad de los términos de intercambio, las condiciones de liquidez y el historial de eventos recientes de no pago de la deuda.
Los autores revisaron la evolución reciente de esos indicadores de riesgo soberano para 24 países similares a Chile en cuanto a su clasificación. “Los datos muestran que Chile destaca por un nivel de endeudamiento bajo en comparación al conjunto de países de referencia, por lo que su clasificación de riesgo es relativamente privilegiada. Sin embargo, existen otros determinantes en los que la posición relativa de Chile es inferior; tal es el caso del PIB per cápita, la cuenta corriente y la dependencia de commodities”, subrayan.
Entre los puntos más críticos mencionan que Chile está en un posición intermedia en la variable Estado de Derecho, y en cuanto a dependencia de commodities está al nivel de países con calidad crediticia inferior. “En efecto, aunque Chile se encuentra en el grupo de clasificación crediticia A1, su ranking promedio es algo peor que el del resto de los países de este grupo, y es comparable al ranking de países con una calificación crediticia menor”.
Al observar el comportamiento de los spreads soberanos, se sostiene que los países con clasificaciones altas (AAA a A3-Chile cuenta con A1) han aumentado su spread en torno a 100 puntos base en relación al resto de notas más riesgosas.
Respecto de CDS, mencionan que si bien Chile “se había mantenido en torno al promedio de CDS del grupo considerado en 2018 y 2019, pero para el año en curso se aprecia un valor 20 puntos base (pb) por sobre la media”.
Cabe señalar que el promedio de las primas de CDS de los países desarrollados es de 47 pb, 43 pb y 45 pb para los años 2018, 2019 y 2020, respectivamente; en cambio, para los mismos años, el promedio de CDS para los países emergentes es de 74 pb, 41 pb y 69 pb, es decir que “muestran una mayor volatilidad para las economías en desarrollo”.
Además, este año la clasificadora Standard and Poor’s revisó la calificación crediticia de 90 países, y a un 48% de ellos se les redujo su nota, la mayoría emergentes.