“Limpiar” el corazón del negocio
Actualmente, los procesos directamente asociados a la extracción, el transporte y el procesamiento de hidrocarburos emiten más de 5 GT de CO2 cada año. Eso podría aumentar hasta cerca de 7 GT para el 2050. Reducir las emisiones directas de CO2 y también de metano (que es menor en volúmenes absolutos, pero 30 veces más contaminante que el CO2), “determinará si la industria conserva el derecho para operar en el futuro”, dice el estudio, y agrega: “La tecnología y los procesos necesarios para lograr emisiones cercanas a cero existen y han sido probados. Para lograr esto, las compañías de petróleo y gas tienen una serie de opciones. Pueden maximizar la eficiencia de los activos existentes a través del sistema de energía”.
Aquí, el gas natural juega un papel fundamental. Anunciado como un “combustible de transición”, debido al hecho de que se quema más limpio que otros fósiles combustibles, tiene el potencial de ser más que una fuente de materia prima para la generación de energía y productos químicos. Puede, por ejemplo, apoyar la generación del hidrógeno verde (el que se crea a partir de energías limpias).
Por otro lado, el análisis indica que los sectores adyacentes o dependientes del petróleo y el gas, como la industria energética y la industria pesada, pueden reducir de manera similar sus emisiones mediante la mejora de la eficiencia energética. “Sus acciones no solo ayudarán a lograr sus propios objetivos de descarbonización, sino que también tienen una relación con las emisiones de alcance de la industria del petróleo y el gas, que se producen en el punto de combustión y dentro de sus cadenas de suministro”, señala el texto.
Acelerar la transición hacia energías limpias
Desarrollar aspectos o tecnología más allá del sistema de producción que actualmente tiene esta industria, puede reducir las emisiones en 17% o 2 GT, según el estudio. Los ejemplos con respecto, incluyen el denominado “hidrógeno azul” que las compañías de petróleo y gas pueden derivar de la reforma del metano de vapor a un costo cada vez más competitivo, lo que, entre otras cosas, abre nuevas posibilidades en transporte y almacenamiento de energía, algo clave y aún no muy resuelto económicamente en las energías renovables. Por otro lado, los biocombustibles ofrecen una alternativa potencial al combustible para aviones, que las compañías de petróleo y gas pueden procesar en refinerías con fines específicos. La industria también puede impulsar aún más la arquitectura de cadena de suministro y su relación con los clientes. Incluso, “soluciones verdaderamente innovadoras como la fusión nuclear, que podría transformar la energía permanentemente, también están avanzando”, dice el informe.
“El objetivo de las empresas de petróleo y gas hacia el 2050 es desempeñar un papel central en la descarbonización del sistema de energía. Un nuevo enfoque sobre la eficiencia de los procesos y la gestión de demanda, junto con una expansión de soluciones de energía descarbonizadas y basadas en la electricidad, pueden impulsar la creación de valor por parte de las empresas de petróleo y gas en los años venideros”, comenta Martín Tavil.
Pensar más allá de sus fronteras
Parece de Perogrullo, pero mientras hacen la transición hacia combustibles de baja o nula emisión, las compañías de petróleo y gas también deben mirar más allá del impacto de la transición dentro de sus propias operaciones. El estudio aconseja que necesitan considerar cómo sus acciones podrían ayudar a la arquitectura de cambios en los sectores adyacentes, sobre todo al considerar el objetivo de reducir las denominadas “emisiones indirectas”.
Ayudar a mitigar este tipo de emisiones “es notoriamente desafiante, dado que estas se producen después del punto de venta de las empresas de petróleo y gas. Por lo tanto, estas compañías necesitan posicionarse como socios de sus clientes, comprometidos conjuntamente a apoyar sus estrategias de reducción de emisiones y e impulsar el reporte de emisiones”, señala el documento, agregando que ofreciendo nuevas mezclas de combustible o fuentes de energía, la demanda experiencia en la gestión o incluso en servicios de infraestructura será fundamental, ya que la inclusión de la disminución de las emisiones indirectas en la industria del petróleo y el gas podrían disminuir las emisiones de CO2 hasta en 50%.
La buena noticia es que a medida que la energía cambia de ser un commodity a una fuente de valor tangible para el cliente, tomarán forma nuevos modelos de asociación para impulsar la transición. “Producto de la pandemia, la exigencia por parte de las personas y los inversionistas de que las empresas cuenten con políticas y acciones concretas pro sostenibilidad ha aumentado. Las compañías deben avanzar ahora hacia un plan estratégico para impulsar una energía más limpia”, explica Martín Tavil, director ejecutivo de Minería y Energía de Accenture Chile.