Estudio ve potenciales ahorros de hasta US$17 mil millones si se incrementan infraestructuras de apoyo a la transición energética

ERNC
Estudio ve potenciales ahorros de hasta US$17 mil millones si se incrementan infraestructuras de apoyo a la transición energética.

La tecnológica finlandesa Wärtsilä Energy, junto a la consultora Inodú, publicaron un trabajo que plantea la necesidad de aumentar la seguridad en la operación del sistema, ante el retiro de las centrales a carbón, por medio de centrales que aporten flexibilidad.


“Navegando la Transición Energética en Chile: Un Enfoque en la Confiabilidad para la Transición Energética”. Así se titula el estudio publicado por la empresa tecnológica finlandesa Wärtsilä Energy, junto con la consultora Inodú, y que analiza los desafíos y estrategias necesarias para gestionar la transición energética en el país.

En esa línea, propone un camino óptimo para lograr un sistema de energía de emisiones netas cero para 2045, que incluye evaluar la capacidad de generación y almacenamiento, así como la integración de sistemas de energía flexible que puedan complementar las fuentes renovables.

Ello, tras modelar cuatro tipo de escenarios, que van desde evaluar diferentes niveles de integración de almacenamiento de energía en el sistema, distintos grados de penetración de la generación eólica, y otros que evalúan el impacto del retiro programado de plantas de carbón, considerando también un mayor desarrollo y utilización de la generación de energía a partir de gas, otorgando así un rol de fuente flexible que puede complementar la generación renovable intermitente y garantizar la estabilidad del sistema.

A partir de ello, el estudio revela que reemplazar las centrales eléctricas inflexibles -como las centrales a carbón-, además de otras fuentes a gas envejecidas por plantas modernas y flexibles de balanceo, con capacidad para funcionar con combustibles sostenibles, podría reducir los costos totales de generación de electricidad en un 5%. Esto equivale a un ahorro de US$3.700 millones entre 2024 y 2045.

Además, el enfoque que agrega mayor flexibilidad a partir del gas evitaría US$17 mil millones en costos de generación para 2045, monto que tendría que invertirse en una sobre construcción de capacidad renovable y de almacenamiento de energía para proporcionar seguridad de suministro.

En este punto el estudio identifica que, de no incorporarse generación flexible firme “Chile necesitaría sobre construir el sistema eléctrico con más de 40 GW adicionales de capacidad eólica, solar y de almacenamiento (...) para asegurar que siempre hay carga adecuada en las baterías para pasar por períodos más largos, sin viento y nublados”.

Al respecto, el reporte enfatiza que “la utilización de tal exceso de capacidad es muy baja durante el tiempo normal”, lo que aumentaría los actuales niveles de vertimientos de energía renovables, que ya rozan los 6.000 GWh al año.

Silvia Zumarraga, gerente general de desarrollo de mercado para Latinoamérica y el Caribe de Wärtsilä, resumen que, en la visión de la compañía finlandesa “en Chile han sido los precursores de agregar muchísimo renovable, (pero) a su vez estamos en una situación que siguen teniendo mucho vertimiento de esas energías renovables. Y ese rápido crecimiento, ese empujón, se ve ahora en una situación de un párate, hay una encrucijada. Y parte de esa encrucijada tiene mucho que ver con la inflexibilidad de las plantas de carbón”.

silvia zumarraga wartsila

Así, enfatiza que “para poder capturar y aprovechar toda esa energía renovable que ustedes están agregando, el sistema se tiene que flexibilizar un poco más porque han llegado a su límite”.

El estudio, liderado por Alex Espejo y Jussi Heikkinen por parte de Wärtsilä, contó con la colaboración de Jorge Moreno, Lucas Neira, y Donny Holaschutz, de la consultora Inodú, presente en Chile.

En sus modelamientos, muestran que Chile podría enfrentar un déficit de capacidad firme superior a 1.000 MW para 2032, ante el retiro de plantas a carbón. Así, las proyecciones indican que, sin inversiones en nueva capacidad flexible, podrían producirse brechas de hasta 1.788 MW en una sola hora durante la noche, lo que obligaría a depender de plantas diésel, que tienen mayores costos y emisiones elevadas frente al gas.

Así, también se destaca la necesidad de mantener al menos 5 GW de capacidad de generación a gas hasta 2032 para garantizar la confiabilidad del sistema.

Uno de los hallazgos clave del estudio es el papel crítico que tiene la flexibilidad durante los períodos de baja generación renovable, proporcionando capacidad firme y confiable. Para 2045, estas plantas representarían solo el 9% de la capacidad instalada y el 4% de la generación, pero serían cruciales para la seguridad del suministro, especialmente bajo condiciones climáticas adversas.

“Chile es un líder mundial en la integración de tecnologías de generación solar y eólica. Para asegurar el éxito continuo, la confiabilidad debe considerarse la máxima prioridad a medida que se retira la capacidad firme heredada. Nuestro estudio muestra que la inversión en capacidad de balanceo firme y flexible es el camino más rentable para descarbonizar el sistema eléctrico, mientras se mantiene suficiente capacidad para navegar un clima cambiante”, dice Alex Espejo, uno de los autores del estudio.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.